El Tiempo.- 

La Directora para la Región Andina de ONU Mujeres, Lucía Salamea-Palacios, habló con EL TIEMPO.

¿Cuál es la situación actual de las mujeres, en términos de violencia, en los países de nuestra región?

Siempre digo que si miramos lo que fue la década de los 90, en donde el tema de la violencia contra la mujer era un tema de la esfera privada y no había salido a la luz pública, y vemos en dónde estamos, tenemos que decir que efectivamente sí hemos avanzado. En este momento tenemos leyes contra la violencia, comisarías para hacer las denuncias, tenemos las legislaciones nacionales que también contemplan el tema de la violencia y en algunos países hay planes para erradicar la violencia contra las mujeres, pero todo esto no significa que tenemos que cruzar los brazos. Hay muchas cosas por hacer.

En el caso de Ecuador, según el Informe del Plan de Erradicación de la Violencia, 8 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de violencia. En el caso de Bolivia, del Instituto Nacional de Estadísticas, 9 de cada 10 mujeres sufren por la violencia. En el caso de Venezuela, en donde la inseguridad es realmente alta, hay un dato de una cobertura que se hace en el área metropolitana de Caracas y dice que 2 de cada 5 casos de lesiones que se atienden, corresponden a casos de violencia intrafamiliar. Y 9 de cada 10 casos son reincidentes.

En el caso de Perú tenemos un problema grave. Allá se habla de un 64 por ciento de mujeres que sufren de violencia, pero el problema es que se habla muy claramente de feminicidio, es decir, de la muerte de mujeres por el hecho de ser mujeres. En el año 2010 se registraron un total de 130 mujeres víctimas de homicidio por temas de género, es decir, de feminicidios. El 83 por ciento de víctimas fue de un feminicidio íntimo, estamos hablando de relaciones de pareja. Yo acabo de estar en Perú y las autoridades están tomando conciencia de esto y están tratando de ponerle un freno.

En el caso de Colombia, la violencia de pareja, la que se da dentro del ámbito intrafamiliar, es la que deja mayor número de víctimas. Es preocupante porque tenemos una amplia concentración de casos entre los 20 y 34 años de edad. Las mujeres están siendo agredidas por su compañero permanente, su esposo, en todo caso, personas cercanas.

¿Podemos hablar de feminicidio en América Latina?

Sí, y en unos países más que otros. Por ejemplo en México, en Guatemala, que han sido muy fuertes porque estamos hablando de muertes en determinados ciclos. Este es un tema al que ya le están haciendo investigaciones. Los gobiernos están empezando a hablar del tema. Es hora de que le pongan recursos para trabajar, lo mismo que el tema de la impunidad. No se puede permitir que se sigan dando feminicidios de manera alarmante.

Hay que resaltar los compromisos de organizaciones de mujeres. Gente como ustedes, los medios de comunicación, deben ser nuestros aliados. Tenemos que poner un tope.

Cada 12 días, un hombre mata a una mujer en el contexto de la relación de pareja. Este estudio de la criminalidad en Caracas, da un panorama terrible. El Observatorio Venezolano de los derechos de las Mujeres dice que hay un incremento de muertes violentas de las mujeres. Entre 1996 y el 2007, el número de mujeres muertas se duplicó en 2.5 por ciento. Lo más alarmante es que la gran mayoría de las mujeres víctimas de feminicidio están en los grupos jóvenes.

No crea que varía mucho de uno a otro país. En Perú también sucede. En Ecuador es menor pero está creciendo y en  Bolivia existe también. En el caso de Perú, en el periodo de enero a marzo del 2011 se registró un total de 17 mil mujeres víctimas de feminicidio, y el 82 por ciento fue en el espacio íntimo.

Las cifras son alarmantes…

Nuestro Secretario General, Ban Ki-moon, ya ha expresado que una de cada tres mujeres en el mundo sufre algún tipo de violencia. Hay 603 millones de mujeres y niños en donde la violencia doméstica aún no es considerada un delito. Seis de cada 10 mujeres han sufrido violencia física o sexual alguna vez en su vida. 70 millones de niñas son obligadas a contraer matrimonio y 140 millones de niñas y mujeres sufren de la mutilación femenina. Más de 600 mil mujeres y niñas son traficadas en las fronteras a través de todos los países del mundo. Esa es la respuesta a cómo está la violencia contra las mujeres. Nosotras realmente hemos avanzado porque hemos sacado el problema a la luz pública, porque ahora es materia de política pública y los países se están preocupando, pero falta mucho.

¿Qué es lo que más motiva a que las mujeres sean agredidas?

El tema de la violencia de género y la violencia doméstica es el más repetitivo porque se da dentro de la violencia privada, dentro de la familia. Esto sucede porque tenemos un enemigo muy grande que son los patrones culturales que manejamos. En Colombia se lanzó una línea de base que ha sido un ejemplo a seguir, pero no es un ejemplo de lo que está pasando en el tema de violencia. Cuando se hizo el lanzamiento y se hizo la presentación, los medios estaban alarmados porque lo que mostraban los resultados es que la sociedad colombiana es tolerante a la violencia de sexo. Salieron datos como que el 79 por ciento de colombianos pensaba que el tema de violencia contra la mujer se debe discutir dentro de la casa. Cuando a usted le preguntan sobre los patrones culturales, pues necesitamos construir, no podemos ir pensando de esa manera, que la mujer es débil, que no tiene fuerza, que en el hogar el que manda es el hombre.

Hay cosas como que las mujeres necesitan el permiso de los hombres para ir a ver a su familia o amigos, que no se pueden vestir de determinada manera porque eso es provocar o que la violación se daba porque las mujeres provocaron. Ahí se detectó que hay que trabajar en la reconstrucción de estos patrones y en romper los roles y estereotipos que se les ha asignado a las mujeres.

Dentro de esos patrones culturales, que en América Latina son casi los mismos, ¿Se cree que por ser el hombre de la casa, tiene derecho a castigar?

Efectivamente. Estamos hablando de una sociedad patriarcal en donde el machismo violenta y eso no pasa solo en Colombia, pasa en Ecuador, Perú, Venezuela, República Dominicana, Panamá. En el fondo hay un tema del poder, es un manejo que hacen los hombres del poder, para determinar quién manda en la casa.

Hay muchas parejas en donde el hombre y la mujer están trabajando y el hombre tiene menos ingresos, y la  mujer está más preparada y ha logrado un excelente trabajo. Sin embargo, el que toma las decisiones del salario es el hombre. Estas son situaciones que persisten. Son discriminatorias.

El Secretario General de las Naciones Unidas, en la campaña que estamos llevando en todo el mundo que se llama ‘Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres’, ha formado una liga de hombres en donde hay jugadores de fútbol, ex presidentes, empresarios y personajes públicos. Es una invitación a que los hombres entiendan este tema. La violencia contra las mujeres es responsabilidad de todos.

Pero las mujeres siguen callando…

Allí hemos trabajado bastante con campañas para romper el silencio. Creo que ahora hay más gente que denuncia, pero aún falta. El tema de la violencia cruza todos los sectores económicos, aquí no se salva nadie. Los sectores de mujeres que no han tenido el acceso a la educación muestran el mayor número de violencia, pero no es determinante, cruza todos los espacios. En los estratos más altos las mujeres tienen mucho miedo de denunciar, por eso se colocan una peluca, unas gafas, no quieren dar su nombre. Estamos invitando a la gente a que denuncie, a que asuman que tienen un problema para que haya un proceso de reconstrucción.

En Quito vamos a lanzar una campaña que he presentado en Bolivia y en Perú. Se llama Cartas de Mujeres, en la que estamos invitando a las niñas, adolescentes, mujeres, adultas mayores, a que escriban una carta en la que cuenten qué ha pasado en sus vidas, si han experimentado algún tipo de violencia. Este testimonio será utilizado como herramienta política, porque con eso se le va a decir a los ministros y al Presidente, que así está el problema y se necesitan más recursos.

También hay una violencia y acoso político. Usted pregúntele a las parlamentarias, a las personas que están en las autoridades locales, el tipo de acoso político que sufren. Una concejal de Ecuador dijo que cuando se levantaba para hablar se burlaban. Ese tipo de acoso hay que terminarlo. Las mujeres estamos preparados para cosas muy grandes. Como dice Michelle Bachellet, nuestra fortaleza está siendo desaprovechada para desarrollar sus países.

¿Hay casos de mujeres abusadas que hayan llegado a instancias internacionales?

Sí, son casos emblemáticos. En Brasil está el de María Peña, un caso que llegó a los tribunales internacionales y sentó la base para que se puedan implementar las leyes. También hay otros casos de los que se han hecho películas, de mujeres que no han podido conseguir justicia en sus países. A la mujer le quitan la confianza y ya no cree en los sistemas nacionales.

El Caribe tenía un proceso tremendo en el que los hombres estaban tan enojados porque habían sido denunciados, que comenzaron a asesinar a las mujeres.

El tema del acceso de Justicia, hay que cuidarlo y trabajarlo.

En octubre pasado se hizo un evento para romper con la violencia política, para que no se la utilice como un arma de guerra, allí el vicepresidente se comprometió a formar una comisión en donde esté la cooperación internacional. Creo que este es un ejemplo al que hay que hacerle seguimiento y veeduría.

¿Qué le espera a la mujer en el tema de violencia?

Están pasando cosas importantes porque las mujeres nos estamos haciendo sentir en todos los espacios. Veo que las organizaciones de mujeres están avanzando, están haciendo protestas y reclamando derechos. Porque no se trata de dádivas ni de bajar la cabeza, es un derecho. Las legislaciones están mejorando, los códigos penales están en revisión y en la medida en la que tengamos a gente aliada y sigamos insistiendo en procesos de formación y capacitación, tendremos mejores resultados. Hay que capacitar a los funcionarios judiciales, a los policías y mujeres policías para que los servicios que dan sean respetuosos. Me alienta mucho escuchar a los muchachos de los colegios cuando dicen, ese tema de la violencia es un tema que debe quedar en la historia, porque nosotros somos diferentes. Cuando la violencia pasa a hacer parte de una historia infeliz, empezamos a tener esperanza porque sabemos que la violencia llegó pero no para quedarse. Por eso decimos, eso se va a ir, por eso necesitamos de la ayuda de todas las personas y de los medios de comunicación, porque todo el mundo los escucha.