El Tiempo.- 

Las grandes mafias están enquistadas en las grandes plazas de mercado del país. Mueven más de $ 50.000 millones diarios, que atraen a extorsionistas y a traficantes.

En esas gigantescas centrales de abasto, sectores de comerciantes legales están sometidos al imperio de la extorsión y al poder de las bandas dedicadas al tráfico de droga y de armas, al sicariato y a las apuestas clandestinas, que llegan atraídas por un movimiento diario de efectivo que supera los 50.000 millones de pesos.

La situación es de tal gravedad que el Gaula de la Policía se vio obligado a abrir una oficina exclusiva para controlar el azote de la extorsión que se registra en Corabastos, la central de alimentos más grande de Colombia. En los próximos meses hará lo mismo en la Santa Elena de Cali y en la Mayorista de Medellín. En esta última, acaba de ser capturado un grupo de extorsionistas que, en apenas seis horas, había recogido 19 millones de pesos en efectivo en solo ‘vacunas’.

Reporteros de EL TIEMPO se adentraron durante semanas en siete de las principales centrales de abastos de Colombia y pudieron comprobar que las estructuras mafiosas herederas del paramilitarismo siguen mandando o están reviviendo su poder. A la cabeza de estas están desde antiguos paramilitares (Bogotá y Medellín) hasta delfines de castas políticas cuestionadas por sus nexos con grupos ilegales (Santa Marta).

En la capital, modelo en la reducción de homicidios en el país y en América Latina, hay una zona fuera de control en el cinturón de barrios que rodea a Corabastos. Un solo barrio, Bellavista, ubicado en la parte occidental de la plaza mayorista, el año pasado fue escenario de 50 homicidios.

Los alcances de estas estructuras delincuenciales en las plazas se hicieron evidentes a principios de enero, cuando lograron paralizar a Santa Marta como respuesta a la caída de Giovani Úsuga, máximo jefe de la banda criminal ‘los Urabeños’.

Pero no solo controlan lo ilegal. Este diario también encontró indicios de que en varias ciudades del país hay ‘clones’ de Alirio de Jesús Rendón, el ‘Cebollero’ -condenado a 32 años por lavado de activos-, quien consolidó su poder dentro de la pirámide mafiosa a través del monopolio ilegal de precios y comercio de la cebolla en Antioquia.

Las autoridades hablan de organizaciones similares que controlan el mercado del tomate y el cilantro en varias plazas. También, de intentos por endosar estas estructuras criminales a miembros de una misma familia u organización. En Neiva, por ejemplo, la Policía estableció que un hijo del ‘Cebollero’ intentaba controlar la plaza de mercado de esa capital.

Y en Bogotá el modelo se repitió con el ‘Potrillo’ -uno de los hijos de José Eliécer Escobar, alias el ‘Potro’-, que con apenas 20 años llegó a cobrar las ‘vacunas’ en diciembre del año pasado tras el asesinato de su padre en una cantina vecina de Corabastos.

La Dijín ha encontrado que hay camiones de comerciantes que son alquilados a redes de traficantes de armas, explosivos y coca para mover la mercancía.

En diciembre del 2011, en Cali fueron incautadas cuatro ametralladoras punto 50 y dos fusiles que iban rumbo a Corinto. La ‘encomienda’ iba para alias ‘Caliche’, jefe guerrillero en el Cauca.

En Bogotá, la Dijín también ha incautado fusiles AK 47 desarmados que eran transportados a Villavicencio para surtir al bloque Oriental de las Farc. Los furgones del mercado en Medellín también mueven dinero que se les lava a narcos conectados con la llamada ‘oficina de Envigado’.

Prioridad del Gobierno

El general Carlos Ramiro Mena, director de la Dijín, asegura que las bandas delincuenciales aprovechan el desorden y la afluencia de grandes cantidades de personas en las plazas para actuar e intimidar.

El Gobierno ya introdujo el tema de las centrales de abasto en la agenda de seguridad y ha conminado a las autoridades locales a asumir el control y a plantear soluciones a corto plazo. En algunas ciudades se está proponiendo que se acaben las gigantescas estructuras y se opte por plazas satélites, de menor tamaño y donde sea posible un mayor control.

“La solución, necesariamente, debe responder a una acción integral. Esto no puede continuar siendo solo una responsabilidad de la Policía”, dice Francisco José Lloreda, consejero presidencial para la Convivencia y Seguridad Ciudadana.

La denuncia es otro de los caminos. Pero el temor de los comerciantes radica en que ‘paras’ vinculados a esas estructuras ya empezaron a recobrar la libertad.

Marihuana, entre pollos y naranjas

En febrero fueron incautadas 7,9 toneladas de marihuana tipo ‘creepy’ entre vísceras de pollo y naranjas. La droga había sido comprada por ‘los Rastrojos’ a las Farc en el sur del país. El Eln también está en el negocio.

 

Participaron en este informe:
Martha Soto, Jhon Torres y Jairo Barón.
Redactores: Néstor López, Carlos Guevara, Nicolás Congote, Sair Buitrago, Paulina Angarita, Leo Medina, José Luis Valencia, Iván Noguera y Jhon Montaño.
Diseño Editorial EL TIEMPO. Departamento de Fotografía y de Infografía. Archivo: CEET. Unidad de Video CEET

 

Foto: El Tiempo