Rita llegó al Polo Judicial. Tenía un brazo fracturado, un culatazo en la cara, un golpe en la pierna. “Hoy es mi último día”, dijo. “Mañana voy a estar muerta”. Rita ya había hecho cinco denuncias. Tenía una restricción perimetral y una orden de captura internacional contra su ex pareja pero en la comisaría no le creían. En el Polo Judicial de Avellaneda la atendieron los miembros del Gabinete Interdisciplinario de Abordaje de Conflictos. La abogada del equipo, María Marta Peralta, tipeó el nombre del agresor en la computadora y lo primero que salió fue un pedido de captura de Brasil. Rita lloró desesperada, por ella y por su hija de 15 años.

Desde el Gabinete, hicieron un seguimiento de su caso. Escribieron un informe y lo mandaron a la Comisaría de Sarandí. Un patrullero lo encontró al agresor cerca del kiosco donde Rita trabaja. Alertado por el Gabinete, los policías le pidieron el documento para identificarlo. El hombre dio un DNI falso. Pero los agentes tenían el número de teléfono de Rita: la llamaron para corroborar y ella les dijo que no, que el DNI de su pareja era otro. El policía pasó ese documento a un sistema de antecedentes y saltó el pedido de captura. Hoy el agresor está detenido en la cárcel de Ezeiza.

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“El Gabinete Interdisciplinario de Abordaje de Conflictos nació como una especialización de la Policía local. Está formado por oficiales de esa policía y por efectivos de la Bonaerense”, contó a Cosecha Roja Mónica Ghirelli, subsecretaria de Seguridad del partido de Avellaneda. “El objetivo es intervenir en todos los conflictos de violencia, principalmente en los de violencia de género. Para eso trabajamos con el Gabinete de Estadísticas que todos los días analiza la información: procesa los llamados al 911 y las denuncias o intervenciones que hacen los efectivos en la calle”.

Hace ocho meses, desde la Subsecretaría se dieron cuenta que los casos de violencia machista quedaban sólo en denuncias o a lo sumo terminaban, después de un proceso judicial, en la adjudicación de un botón antipánico a la víctima. “Con la denuncia, con el botón o la restricción perimetral parecía que el caso se terminaba. Pero para nosotros ahí empieza”, explicó Ghirelli. “Si una mujer o un vecino se animan a denunciar se abre la puerta a la contención y al seguimiento. Al ser la Policía Local una fuerza de proximidad, nos pareció que debíamos concentrar una parte de ella en la atención de este tipo de violencias”.

El Gabinete está formado por la abogada María Marta Peralta, la trabajadora social Sandra Navarro, la comisaria inspectora de la Policía Bonaerense Melisa Cusumano y dos oficiales de la Policía Local, Matías Soiza y Tamara Soiza. El equipo toma las denuncias que las víctimas hacen en el Polo Judicial y articulan con la Comisaría de la Mujer, la Dirección de Violencia de Género del Municipio y el Observatorio.

“Las víctimas llegaban con poca información. De la comisaría pasaban al juzgado, se les entregaba el botón antipánico pero no sabían cómo funciona una perimetral, cómo usar el botón”, dijo a Cosecha Roja la abogada María Marta Peralta. Desde que funciona el Gabinete, los oficiales van a entrevistar a las víctimas al domicilio y luego pasan el caso a la comisaría de la zona para que intervenga y para que en las recorridas diarias presten especial atención a esos lugares en conflicto.

“Nos manejamos con los botones y después comenzaron a llegarnos los partes urgentes de las comisarías y los de la policía local. Pero también muchas víctimas se acercan acá, al polo judicial”, explicó a Cosecha Roja Matías Soiza, oficial con tres cursos de especialización en violencia de género en la Universidad de Avellaneda y en la Tecnológica Nacional. “Lo primero que hacemos es contener a la víctima. En general, vienen mujeres en shock y descreidas de la justicia. Hacemos preguntas sobre el caso, sobre el agresor, sobre la clase de violencia por la que pasan. Luego generamos informes”.

Muchas mujeres se acercan sin denuncias en la comisaría. Ellos revisan cada caso y vuelcan la información en planillas que luego reparten a las diez bases de la Policía Local en Avellaneda. Ahí detallan: el nombre de la víctima, la dirección, el teléfono, la vigencia de la medida perimetral, el nombre del agresor y una observación. Aquellos casilleros que están pintados de color, son los prioritarios. “Es posible que el agresor tenga vencida la perimetral. O que estando vigente siga hostigando a la víctima y ella no denuncie”, contó Soiza.

Esos mismos datos se vuelcan a un mapa para que los patrulleros pasen por esos lugares en cada uno de los cinco recorridos diarios. A cada punto en el mapa se le agrega un informe del caso: qué tipo de violencia sufrió la víctima, si el agresor posee armas, si consume estupefacientes, si tiene antecedentes. “Si esa víctima llama a la comisaría, entonces el policía ya sabe a lo que va”, explicó.

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Unos vecinos viven a 200 metros. Hace ocho años que están peleados. Nadie sabe por qué. Es una rencilla vieja y ya no recuerdan el origen. Durante ese tiempo, la comisaría recibió denuncia tras denuncia. Lo que empezó con amenazas, terminó con lesiones y con medidas de restricción perimetral impuestas por el juzgado. Así llegó el caso al Gabinete. Las familias fueron citadas por separado. “‘Me mira de mala manera’. ‘No me saca la vista de encima’. ‘Me dijo gorda y yo adelgacé 20 kilos’. ¡No podíamos saber qué era lo que pasaba! Pero a través de las reuniones que fueron teniendo con nosotros, las denuncias cesaron y el conflicto parece haber aflojado”, dijo a Cosecha Roja la comisaria inspectora Melina Cusumano.

Otra situación que enfrenta el Gabinete es el conflicto por las propiedades. A veces el dueño de una casa muere, los hijos viven ahí con sus familias y nadie está en condiciones de hacer una sucesión. “Tratamos de que convivan con el menor grado de violencia posible por lo menos hasta que puedan judicializar el tema porque la ley entiende que para comenzar una sucesión hay que ir a un abogado particular y muchas veces no se puede”, contó Peralta.

La metodología del Gabinete se construye en la práctica. En ocho meses atendieron 213 casos de los cuales 130 corresponden a violencia machista. Lo que se prioriza en todos y en cada uno es la escucha inicial. “Las personas no pueden recordar lo que pasó, o no lo dicen en orden. Nosotros las escuchamos y las dejamos ir. Después las llamamos por teléfono, empezamos una relación de confianza que les permita contar”, explicó a Cosecha Roja la oficial Tamara Soiza. “Muchas veces llamamos a las mujeres y nos atiende el agresor. No decimos quiénes somos. Siempre tratamos de manejar otras opciones”.

La construcción de redes en el territorio es la próxima etapa que planifica el Gabinete. “A veces la información está oculta, en los barrios, en las escuelas, en los trabajos. Da mucha vergüenza contar”, dijo Mónica Ghirelli. “Por eso importante estar en el territorio para que la gente pueda llamarnos y ayudar a construir información”.