Mangeri - Mariano Armagno

Cosecha Roja.-

Jorge Mangeri volverá a escuchar el mismo pedido: la pena de prisión perpetua. La semana pasada le tocó al abogado querellante, hoy será el turno de los fiscales Fernando Fiszer y Sandro Abraldes. El encargado es el único acusado por el crimen de Ángeles Rawson, la adolescente que apareció en el CEAMSE hace dos años.

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“Cuando Jorge Mangeri mató a Ángeles Rawson decidió su ausencia perpetua, pero también su condena perpetua”, dijo el abogado querellante Pablo Lanusse en la última audiencia que duró ocho horas. El defensor de la familia denominó el asesinato como un femicidio: “Ángeles murió como niña demostrando ser una gran mujer. No podemos permitir más la destrucción de los derechos y la integridad de las mujeres”.

Con la mirada hacia el piso, el encargado pareció no prestar atención a lo que pasaba en el tribunal. Lanusse describió lo que ocurrió a partir 10 de junio del 2013, cuando Ángeles desapareció, y acusó a Mangeri por “abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y del que resultara un grave daño para su salud en concurso real de homicidio agravado criminis causa para ocultar un delito precedente y para procurar su impunidad, todo en concurso ideal con el delito de femicidio”.

A lo largo del juicio -según el abogado querellante- quedó demostrado por los testimonios y las grabaciones de las cámaras de la calle que Ángeles entró al edificio de Ravignani 2360 pero que no pudo llegar hasta su departamento. En el camino la interceptó Mangeri con el único objetivo de abusar sexualmente de ella. “En un claro contexto de violencia de género, Mangeri cosificó a la víctima para agredir su integridad sexual y física a fines de satisfacer sus más bajos deseos sexuales”, dijo.

Ángeles Rawson se defendió de su agresor: le causó “valientes lesiones”. Lanusse aseguró que el acusado engañó a la adolescente y aprovechó su fuerza para abusar de ella y matarla. La querella cree que la escena del crimen fue en la casa del portero pero los investigadores no encontraron material genético que lo demuestre. Mangeri dijo que había pintado su departamento, la hipótesis de la querella es que tenía plásticos que recubrían el piso. “El ADN laboral del acusado está impreso en la forma del crimen, limpió la escena y descartó el cuerpo a la basura”, dijo. Nadie podría sospechar de un portero que cargue con bolsas de residuos.

Cuando los papás de la adolescente notaron la ausencia, empezaron a llamar a todos las personas que la podrían haber visto, incluso al encargado, pero él nunca contestó. “Él ya sabía que Ángeles estaba muerta, su preocupación era que le cambien el auto de lugar”, dijo en relación a la declaración de uno de los porteros de la cuadra. La familia Rawson declaró que tenían buena relación con Mangeri, pero él nunca se acercó para demostrar preocupación por el destino de la adolescente. “Para Jimena, Jorge Mangeri era una ‘cara amiga’. Miren la paradoja de la vida, el asesino de su hija era una cara amiga. Eso le pasó a Ángeles Rawson aquel 10 de junio. Vio una cara amiga”, dijo ante el Tribunal.

La semana del 10 de junio de 2013 el encargado desapareció de sus actividades habituales. Dijo que tenía un estado gripal que le impedía trabajar, aunque sus empleadores dijeron que tenía “muy buena salud”. Para el abogado, esta gripe nunca existió y fue una coartada para mantener un perfil bajo en el edificio. Tampoco existieron los aprietes del Polo negro y el patrullero, durante el juicio se comprobó que las heridas que tenía el encargado en el cuerpo eran para disfrazar rasguños de Ángeles. Para Lanusse “se montó una escena acusando al comisario De Cristóbal” y el día que iba a declarar, Mangeri amplió su testimonio y dijo que ese oficial lo había amenazado para que se declare culpable.

El abogado querellante recordó a los seis testigos que denunciaron a Mangeri por acosador. Se les había insinuado a dos empleadas domésticas, una niñera y a las vecinas de una pensión al lado del edificio en donde vivía Ángeles Rawson. Les regalaba chocolates, flores o palabras “groseras”. Una empleada inmobiliaria contó que le ofreció dinero a cambio de sexo. “Estos sujetos cuando cosifican ven objetos útiles a sus fines perversos”, dijo.

Lanusse resaltó que Diana Saettone, la mujer del encargado, dio falso testimonio ante los jueces. Ella, por su matrimonio, no puede ser juzgada por sus declaraciones. El abogado querellante pidió al Tribunal que extraigan los testimonios del perito forense Héctor Konopka y Méndez para que sean investigados por la Justicia.

El 1 de julio será el turno de los alegatos de la defensa y el 15 Mangeri tendrá la última oportunidad para hablar y ampliar su testimonio. Después se conocerá la sentencia del Tribunal Oral en lo Criminal 9.

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Quince fracturas de costillas y doble fisura en la clavícula derecha. Así estaba el cuerpo de Ángeles cuando lo encontraron en el Ceamse de José León Suárez. Héctor Konopka, el médico forense que realizó la autopsia, determinó que no fue abusada sexualmente y que murió por la presión de las máquinas compactadoras. Pero según el perito Jorge Quiroga, que integró la junta médica que la autopsia, la muerte fue por asfixia manual y hubo intento de violación. La adolescente había desaparecido el 10 de junio de 2013 después de una clase de gimnasia. Los peritos determinaron que murió alrededor de las diez de la mañana de ese día.

Foto: Mariano Armagno / Infojus Noticias

[Nota publicada el 23/6/2015]