pedraza

 

María Florencia Alcaraz y Laureano Barrera.-

El crimen de Mariano Ferreyra ya no está impune. José Pedraza, el histórico líder de la Unión Ferroviaria, fue condenado a quince años. Su segundo en el gremio, Juan Carlos Fernández, tuvo la misma pena. Para el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 21,  fueron cómplices del asesinato del militante del PO. Cristian Daniel Favale y Gabriel Sánchez fueron sentenciados a 18 años  por ser los autores materiales. Los jueces no determinaron quién de los dos fue el que apretó el gatillo.

El tribunal también condenó al jefe de la Comisión de Reclamos del sindicato, Pablo Díaz, a 18 años. Daniel González, el acusado que obligó a periodistas de C5N a no filmar en el momento del crimen, recibió la pena de 11 años. Los ferroviarios Salvador Pipitó fue condenado a 11 años; Claudio Alcorcel, a 8 años y los policías Luis Mansilla y Jorge Ferreyra, a 10 años. Pedraza escuchó todo el fallo impávido. De vez en cuando bajaba la mirada. La vista en el piso, como perdido. Para él, la querella había pedido prisión perpetua.

A las 19.50 hubo incidentes y se paró la lectura del fallo. El clima se puso denso: hubo corridas entre militantes y familiares de los imputados. El presidente del tribunal, Horacio Días, ordenó desalojar la sala por Prefectura y llamó a un receso. Las peleas se generaron en la parte superior de la sala, donde estaban los familiares de los policías involucrados. “Estamos acá juzgando un hecho de violencia. No desarrollemos violencia”, dijo el juez Días. Media hora después se reanudó la audiencia y se anunciaron las sentencias que faltaban: los policías Hugo Lompizano, Luis Echavarría y Gastón Conti fueron condenados a 2 años de prisión.

“Como primera impresión el fallo es positivo”, dijo minutos después de la sentencia  Maximiliano Medina, abogado de la familia de Ferreyra. “Tendremos que analizar muchas cosas, entre ellas la figura de homicidio calificado porque el tribunal consideró que fue homicidio simple”. Horacio Verbitsky, presidente del CELS, dijo a Cosecha Roja que “la argumentación del tribunal fue muy seria y sólida”. Y agregó: “Quince años para Pedraza no es poco. Es una buena condena. No estamos de acuerdo con la figura por la que se condenó a los policías. Se los imputó por incumplimiento de deberes de funcionarios público y la querella había pedido que fuera por partícipes necesarios del crimen o abandono de persona”. Ya en la vereda, Pablo Ferreyra, hermano de Mariano, se abrazó con Rubén El Pollo Sobrero. El dirigente ferroviario acompañó a la familia en el juicio.

A Mariano lo mataron el 20 de octubre de 2010. Ese día participaba de un corte de vías en Barracas, para reclamar por la incorporación a planta permanente de empleados tercerizados de la línea Roca. Una patota bajo las órdenes de la Unión Ferroviaria fue a parar la protesta. Lo hicieron a sangre y fuego, con la complicidad de policías de la comisaría 30 de la Federal. Cuando los manifestantes se estaban replegando, un grupo de los ferroviarios se abalanzó sobre los manifestantes. Hubo corridas. Disparos. Los militantes escaparon. Alguien notó que Mariano se agarraba el pecho. Se apoyó en una pared y terminó cayendo al piso. “Tenía los ojos abiertos, grandes, y no tenía fuerza”, dijo una testigo. Tenía un balazo en el pecho. Tenía 23 años y murió momentos después.

Ayer, afuera de los Tribunales de Comodoro Py, unos mil militantes de distintas organizaciones y partidos políticos pasaron la noche, a la espera de la sentencia. A la mañana se escucharon las últimas palabras de los acusados. Los manifestantes, a esa hora, ya se habían triplicado. El rostro de Mariano, la foto ícono en la que se ve sonriendo y con barba, fue la imagen omnipresente en banderas, carteles, remeras y mochilas. Las consignas que se leían eran “Fue Pedraza” y “Justicia por Mariano Ferreyra”. Los pormenores del juicio se siguieron a través de una pantalla gigante y por unos grandes parlantes.

Por la mañana, en una audiencia breve que duró 40 minutos, cuatro de los 17 acusados dijeron sus últimas palabras. Pedraza fue el primero. Se dirigió directamente a Beatriz Rial, madre de Mariano. “No tuve absolutamente nada que ver con el crimen de su hijo. A mí como padre me ha dolido tanto como a usted”, le dijo. Para cerrar, el titular de la Unión Ferroviaria manifestó: “Estoy seguro de mi inocencia, pero sé del riesgo mediático y político que corro”. Después habló Favale. Estaba acusado de ser quien disparó contra los militantes. “Quiero repetirles que soy inocente”, dijo el barrabrava. También hablaron Gabriel Fernando Sánchez y Daniel González. Dijeron ser inocentes. Ambos le hablaron directamente a la madre de Ferreyra. Beatriz se mostró firme y entera.

A media mañana se pasó a un cuarto intermedio que duró más de ocho horas. La sala estaba concurrida por familiares y amigos de Ferreyra. También por distintos referentes políticos y sociales. Además de Verbitsky, se vio a los diputados del Frente Para Victoria Horacio Pietragalla, Andrés Larroque y Facundo Moyano.

La querella que representa a la familia de Ferreyra, integrada por abogados del CELS, había solicitado perpetua para 14 de los 17 imputados. La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y la Asociación de Profesionales en Lucha (APEL) representaron a los heridos. Y pidieron 25 años para los 17 imputados. Las defensas de los acusados habían reclamado la absolución de los acusados.

UN CASO TESTIGO. Pasaron dos años y medio del crimen. En las 75 audiencias del juicio no sólo se trató el crimen de Ferreyra. También las heridas de gravedad producidas a tres personas: Elsa Rodríguez, Ariel Pintos y Nelson Aguirre. El juicio había empezado el 6 agosto de 2012, a menos de dos años de los hechos. El caso es un ejemplo de cómo la justicia puede actuar con celeridad. A dos días del asesinato del joven, la causa ya estaba en manos de la jueza federal Wilma López y la fiscal Cristina Caamaño. En diciembre de ese año, siete de los diez ferroviarios vinculados al crimen ya estaban procesados: Favale, Sánchez, Pipito, González, Pérez, Uño y Díaz. En mayo de 2011, por pedido de la fiscal Caamaño, la causa se elevó a juicio.

Para el CELS, el crimen de Mariano dejó al descubierto complejas relaciones de poder. “Puso en discusión cuestiones centrales de la vida democrática. Como el modelo de sindicalismo, el rol del Estado en procesos de conflictividad laboral y la actuación policial en contextos de manifestación de protesta social”.

En ese expediente Pedraza y Fernández eran acusados como instigadores del crimen. Díaz era sindicado como quien dirigió la patota; Alcorcel fue la conexión entre Favale, los ferroviarios y el lugar de los hechos; Favale y Sánchez, los autores materiales del crimen y Uño y Pérez, fueron quienes escondieron las armas homicidas. A Pipito y a González la fiscal Caamaño los acusó de amedrentar a un equipo periodístico de C5N que trabajaba en el lugar. Para octubre de 2011 el expediente ya tenía fecha de juicio oral.

En otra línea iba la investigación que indagaba sobre la complicidad policial. Se sospechaba que la Policía Federal había “liberado la zona” para que la patota disparara contra los militantes. Esta instrucción derivó en el procesamiento de siete policías: Hugo Lompizano, Luis Echavarría, Jorge Ferreyra, Luis Mansilla, Gastón Conti, Rolando Garay y David Villalba. La causa que investigaba a los ferroviarios, y la que indagaba la complicidad policial fueron, elevadas en dos tiempos diferentes. El Tribunal decidió unificarlas. Los jueces insistieron en que ambos expedientes eran parte de un mismo hecho.

La visita de Pedraza a tribunales no terminó hoy. Ahora deberá afrontar un segundo juicio derivado por esta investigación. Tendrá que responder si intentó coimear a jueces para conseguir su libertad. En esa causa, Pedraza está acusado de tráfico de influencias y será uno más de los involucrados: también hay imputaciones para un ex juez federal, un supuesto operador y un empleado de la Cámara Nacional de Casación Penal, entre otros.

Foto: Leo Vaca