Manuel Cascante. ABC.-

Circula la hipótesis de que Heriberto Lazcano es un testigo protegido y «por eso el cuerpo desaparece en condiciones tan singulares»

¿Cuánto medía «El Lazca»? Según la DEA (agencia antidroga estadounidense), el líder del cártel de Los Zetas tenía una altura de 1,76 metros. Para la Armada mexicana, que lo abatió a tiros el pasado día 8en la localidad de Progreso, no pasaba de 1,60. Y la Fiscalía de Coahuila, que debía resguardar su cadáver cuando éste fue sustraído de una funeraria, le da un súbito estirón hasta el 1,80.

Las fuentes difieren incluso en si Heriberto Lazcano Lazcano («El Lazca», «El Verdugo» y «El Z-3») había nacido en Apan o en Acatlán, ambas en el Estado de Hidalgo, y si en 1974 o en 1975. Hasta las fotografías que los marinos realizaron al muerto revelan que sus orejas son muy diferentes a las que muestran imágenes de archivo. «Estaban cosidas. Muchas veces lo hacen adrede, para cambiar los rostros. Es evidente que se hizo una cirugía; para qué o por qué, no tengo la menor idea», justificó el fiscal estatal, Homero Ramos Gloria.

Lo cierto es que el golpe más importante asestado al narcotráfico desde que el presidente Felipe Calderón declarara la guerra al narcotráfico se ha convertido en un esperpento.

El presidente de la Comisión de Seguridad Pública del Senado, Omar Fayad, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), lamentó que «el gran golpe del Gobierno a Los Zetas se queda en una serie de especulaciones. Ya corre una hipótesis de que (Lazcano) es un testigo protegido y por eso el cuerpo desaparece en condiciones tan singulares».

Su compañero del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Cámara Alta, Armando Ríos, considera que la pérdida del cadáver «deja una suerte de historia tenebrosa que esperamos no se convierta después, como ya ha ocurrido, en una telenovela en la que (Lazcano) aparezca o pueda ser que termine siendo un testigo protegido».

Para terminar de liar el asunto, el Gobierno de Estados Unidos ya habría sabido desde el primer momento que el sospechoso que murió acribillado por la Marina a la salida de un partido de béisbol era Lazcano, según declaró a la agencia Ap un funcionario policial estadounidense anónimo. Sin embargo, la versión oficial mexicana sostiene que la identificación se produjo casi un día después, cuando el robo del cadáver levantó las sospechas de las autoridades y cotejaron en sus archivos las huellas tomadas al cuerpo de quien consideraban un delincuente común.

Como remate, el portavoz de la Marina, vicealmirante José Luis Vergara, revelaba días más tarde que, además de «El Lazca» y de su chófer, que murieron al enfrentarse con los soldados que dieron el alto a su vehículo, un tercer individuo salió del automóvil en que viajaban y consiguió huir.

Según la Secretaría de Gobernación, Lazcano era el último de los miembros originales de Los Zetas que no había sido apresado o muerto. De padre campesino y madre ama de casa, siendo «El Lazca» aún niño la familia emigró a Pachuca. Allí trabaría amistad con Raúl Lucio Hernández Lechuga, conocido años más tarde como «El Lucky» o «El Z-16». Ambos se alistan con 17 años en el Ejército.

Desertor

En 1998, y con el grado de cabo, Lazcano deserta y pasa junto a una treintena de oficiales y soldados a las filas del narcotráfico de la mano de otro antiguo militar, Arturo Guzmán Decena, «El Z-1», que había fundado una banda de sicarios para el cártel del Golfo. Posteriormente se convierten en la guardia pretoriana del jefe de la banda, Osiel Cárdenas, con el nombre de Los Zetas.

Existen diferentes versiones sobre el origen de este apelativo: por el código que usaban para identificarse por radio, por el color «azul zeta» del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales al que muchos de ellos pertenecían o por el nombre que recibían los jefes de plaza en la Policía Judicial Federal de Tamaulipas, posteriormente cooptados por el crimen organizado.

Como fuere, pronto «El Lazca» se convertiría en el número tres del grupo, por debajo de Alejandro Lucio Morales Betancourt, «El Z-2». En 2010, y ya al frente del grupo de sicarios, Lazcano rompe con el cártel del Golfo y convierte a Los Zetas en una organización independiente enfrentada a sus antiguos patronos. Más violentos y sanguinarios que cualquiera de sus rivales, Los Zetas no limitan sus actividades al tráfico de droga, sino que incluyen el secuestro, la extorsión, la piratería y la trata de personas.

Lazcano sometía a sus subordinados a la disciplina y el entrenamiento de las unidades especiales del Ejército. La leyenda sostiene que era aficionado a los animales salvajes y llegaba a servir a sus enemigos como alimento para los tigres y leones de un supuesto zoológico particular. En sus viajes por el país se desplazaba solo, en autobús y con una mochila al hombro. Se camuflaba entre la multitud, pero también protegía su radio de acción con inhibidores de señales electrónicas.

Hasta este domingo el Gobierno Federal habría estado cerca de su captura al menos en otras cuatro ocasiones, pero siempre logró escapar. Un enorme mausoleo que se hizo construir en el cementerio de San Francisco, en Pachuca, lo espera como última morada. Algún día.