Florencia Alcaráz – Cosecha Roja.-

El 23 de marzo de 2011 la policía de Colonia Mado, en Misiones, encontró el cuerpo de una nena de tres años enterrado a la vera del arroyo Aguaraí Guazú. Su nombre era Carolina Ayala y había muerto unos días antes por desnutrición. La madre, María Ramona Ovando, la envolvió en una sabana y la enterró cerca del rancho en el que vivían. La policía encontró el cuerpo unos días tarde. Desde entonces, María está presa. Lleva un año y medio encerrada, esperando que la juzguez por abandono de personas. Sus otros once hijos están lejos de ella. Las organizaciones sociales piden su excarcelación.

A los 14 años María Ovando parió a su primer hijo. Con el paso de los años vendrían once chicos más. María no sabe leer y nunca tuvo un trabajo formal. Cuando cumplió 36 años tenía, además de 12 hijos, dos nietos a su cargo y un marido violento. La mayoría de sus hijos no tienen documentos. No cobranla Asignación Universalpor hijo. Tampoco saben cuando cumplen años.

María siempre trabajó. Desde chica fue empleada doméstica. También se desempeñó, igual que otros misioneros, como tarefera, cosechando la hoja de yerba mate. Pero la plata no alcanzaba para garantizar la comida para todos y tuvo que salir a picar piedras en una cantera. Hacía este trabajo aún embarazada de su última hija, que nació tres meses antes de que la detuvieran.

La tarde de marzo de 2011 en la que se descompuso la pequeña Carolina, María estaba sola con sus hijos más chicos. La nena de tres años empezó a quejarse del dolor de panza. Hacía días que en la familia no había comidas completas. María no tenia plata para llevarla al médico y tampoco sabía con quien dejar a su beba más chica. Horas después pasó por el rancho su cuñado. El hombre le ofreció quedarse con la beba y le prestó 10 pesos para que fuera hasta la ruta. La mujer salió con Carolina en brazos para llevarla al Hospital de Puerto Esperanza. Caminó hasta la ruta y esperó que alguien las llevara. Pero nadie paró. La nena dejó de quejarse. “Su cuerpito estaba frío y duro” dirá María tiempo después desde la cárcel.

La mujer volvió a su rancho con su hija muerta en brazos. La envolvió en una sábana y la llevó cerca del río. Al pie de un árbol hizo un pozo con sus propias manos y la enterró.

Los vecinos hicieron la denuncia en la comisaría del pueblo. El 23 de marzo los agentes de Colonia Mado encontraron el cuerpo. En la autopsia se comprobó que no hubo fracturas óseas. Solo se especificó que la muerte fue por una paro cardiorrespiratorio. La nena murió de hambre.

Desde el día que encontraron el cuerpo de su hija, María Ovando está detenida a200 kmde su casa en el penal de Villa Lanús. Hoy tiene 37 años. En un año y seis meses tuvo un solo contacto con su familia. Los hijos están repartidos en casas de abuelos y otros familiares. Cuando la detuvieron, en abril del año pasado, María estaba amamantando a su última hija, una bebé de dos meses.

“El Estado aparece en la vida de María cuando muere su hija. Recién ahí ella entra en la categoría de ciudadana y es para meterla presa. Ella es una excluida y la decisión del Tribunal no hace más que profundizar su exclusión”, dijo a Cosecha Roja Eduardo Paredes, un abogado de Misiones que acompaña a distintas organizaciones de derechos humanos.

El juez Roberto Saldaña, a cargo del Juzgado de Instrucción Uno de Eldorado, decidió procesar a María Ovando con prisión preventiva por el delito de abandono de persona calificada por la muerte resultante y por el vínculo. Para el magistrado, la mujer es la única responsable de la muerte de la nena.

“La criminalización hacia María existe, en principio, por ser pobre. Y en segundo lugar por ser mujer. Porque el padre de la nena nunca fue detenido”, explicó el abogado Paredes.

La pareja de María, Demetrio Ayala, padre de varios de los chicos, no fue procesado porque el juez consideró que al momento de la muerte de la chica él no estaba en la casa. Los vecinos y familiares de la mujer presa aseguran que Ayala era un hombre violento con ella y sus hijos.

Con María en la cárcel, el hombre vendió las pocas pertenencias que tenía la familia y desapareció sin hacerse cargo de sus hijos. En Misiones dicen que falleció hace poco.

“María no puede estar presa. Este jueves vamos a presentar ante el tribunal un pedido de excarcelación que planteó la defensora oficial, Ana María Mayerhofer y otros compañeros que se están solidarizando”, dijo Paredes.

Alicia Rivas Zelaya es periodista de FM UNIVERSIDAD de Misiones y visitó en varias oportunidades a María en el penal. “Si uno ve el expediente es una irregularidad tras otra-dijo Zelaya a Cosecha Roja- Los testimonios que recogieron califican la conducta de María desde una cuestión subjetiva. Se cuestiona si es buena o mala madre. Hay una preconcepción del juez que fue una mala madre y debe ser castigada.”

-Un precedente

En el 2002 el juez de Eldorado Roberto Saldaña, el mismo que mantiene presa a María, dictó la prisión preventiva para Librada Figueredo después de que murieran por desnutrición dos de sus hijos de uno y dos años.

Figueredo estuvo presa dos años, hasta que en 2004 la fiscal Claudia Katok entendió que no tenía responsabilidad por la muerte de los chicos y desistió de acusarla. Para el tribunal la muerte se produjo por falencias del Estado.

“En el caso de María queremos que haya una reparación. Librada Figueredo salió después de estar presa y volvió a su misma situación”, dice  Rivas Zelaya.

Las organizaciones de derechos humanos de Misiones esperan que María Ovando salga en libertad antes de que se cumplan dos años de su detención. En el último Encuentro Nacional de Mujeres, que se llevó a cabo en la ciudad de Posadas, el caso de María se nacionalizó. Una de las consignas que se escucharon el 8,9 y 10 de octubre en el Encuentro y que las mujeres gritaron a viva voz fue “Libertad a María Ovando”.