liliana naranjitoPrimera edición. 

La dramática historia sucedió cerca de Jardín América y se descubrió ayer. El homicida tomó a los dos niños y pidió hospedaje en la casa de un vecino. Estuvo allí una semana, hasta que el mayor, de 7 años, lo delató.

Llegó con los dos niños, de dos y siete años, en brazos. Dijo que su mujer lo había dejado por otro y estaba en Buenos Aires. Que necesitaba un lugar donde quedarse hasta conseguir trabajo y reencauzar su vida. Que era de Puerto Leoni y merecía una nueva oportunidad.

Fue el lunes pasado y Carlos, el vecino de General Urquiza, decidió creerle. Por eso ayer, cuando el mayor de los niños le contó la verdad, no podía salir del asombro. Tuvo que ir hasta el pinar del que hablaba el menor y comprobarlo con sus propios ojos: allí estaba el cuerpo sin vida de Liliana Elizabeth Falcón (40), la mamá de los pequeños. El niño decía la verdad.
El increíble caso se conoció ayer y tuvo como principal escenario a Colonia Naranjito -un paraje ubicado a diez kilómetros de Jardín América- donde la Policía encontró el cadáver de la mujer, de nacionalidad paraguaya. Sin embargo, la historia del crimen se inició mucho antes.
Santiago, el hombre al que ahora busca intensamente la Policía, había mantenido una relación de dos años y medio con Falcón. Dos meses atrás, cansada de la violencia de la que era víctima, la mujer decidió irse de la casa y abandonar a su concubino. Tenía tanto miedo que no tuvo opción y dejó a sus dos hijos -de una relación anterior- con el hombre que la golpeaba.
Falcón buscó refugio en la casa de otro hijo, de 19 años, domiciliado en Colonia Naranjito.
El domingo 13 de enero, hace ocho días, Santiago fue hasta el lugar, aparentemente a visitar a su ex y a los dos menores, ninguno de los cuales es hijo suyo, más allá de que le cedió el apellido al menor.
Para los investigadores de la Unidad Regional IX, con asiento en Jardín América, fue durante esa jornada que el hombre decidió acabar violentamente con la vida de su antigua concubina.
En principio, los detectives creen que los cuatro caminaban por un camino terrado cuando se inició una discusión. Enseguida, de las palabras el hombre pasó a los golpes, aunque todo no quedó ahí.
Los investigadores sospechan que  en el punto más álgido del conflicto, el homicida extrajo un arma blanca -sería un cuchillo- y degolló a la mujer. Lo hizo frente a los niños, que contemplaban la escena sin moverse.
Con el crimen consumado, Santiago escapó durante varias horas hasta que se presentó en la casa del vecino de General Urquiza. El asesino se hizo pasar por víctima y se mantuvo escondido en el lugar durante una semana, bajo los pretextos con los que logró “comprar” al dueño de casa.
Ayer, cerca de la 1, el propietario del inmueble que le había abierto las puertas al asesino llegó en estado de shock a la comisaría de Jardín América. Minutos antes había comprobado que el niño de siete años no mentía al descubrir el cadáver masacrado de Falcón en el pinar, en el lugar exacto hasta donde lo había guiado el pequeño.
Los uniformados de la comisaría local y de la UR-IX tampoco podían creer la historia, pero terminaron de convencerse con el hallazgo del cadáver en medio de los pinos de Naranjito.
Hasta allí llegaron también miembros del Cuerpo Forense del Poder Judicial, quienes más allá del avanzado estado de descomposición del cuerpo, notaron el profundo corte en el cuello de la víctima.
La Policía buscaba anoche a Santiago para dar por cerrado el caso,  propio de un drama cinematográfico, aunque una vez más la realidad superó a la ficción.