Cosecha Roja.-

Después de una larga sobremesa en la casa de su hijo en Moreno, Oscar Espíndola y Miriam Fronza decidieron volver a su casa por la colectora de la Autopista del Oeste hacia Ramos Mejía. Unos minutos antes de las 16:30 del domingo, por la misma vía de acceso a la capital, el policía Fernando Vadalá viajaba con su novia en el Hyundai Génesis (un coche valuado en 200 mil pesos). A la altura del puente Graham Bell, una camioneta Dodge Journey se les cruzó en el camino. Vadalá frenó, insultó un poco y dio marcha atrás.

De la camioneta se bajaron cinco hombres armados. Espíndola y Fronza quedaron en el medio de la escena. Con miedo, salieron del auto y corrieron sin rumbo fijo. Vadalá desenfundó su arma reglamentaria y disparó dos veces. Una de las balas perforó la cabeza de Miriam, que cayó en el pavimento. Los ladrones subieron al Mercedes Bora de Espíndola y se fugaron rápidamente.

“Querían robar el auto del policía, pero como no pudieron, se llevaron el nuestro”, declaró Oscar Espíndola a un medio radial. Vadalá subió a su auto y los persiguió durante 300 metros, pero al perderlos de vista, regresó a atender a la mujer herida. Era tarde: Miriam ya estaba muerta.

El marido de la víctima aseguró que al escuchó los disparos, le dijo a su mujer que se tirara. “Cuando la fui a ver tenía un disparo en la cabeza. Los disparos no vinieron del lado de los delincuentes, sino del lado donde estaba supuestamente el policía. Las vainas de las balas estaban en su auto”, dijo.

Vadalá lo quiso tranquilizar. “Soy un hombre de la fuerza de seguridad”, dijo. “Llamá a una ambulancia que mi mujer se muere”, le pidió Oscar.

La causa quedó a cargo de la fiscal de instrucción N°10 de Moreno, Luisa Pontecorvo, quien aguardaba los resultados de la autopsia. Fernando Vadalá trabajaba para la Brigada de Investigaciones de Mercedes. Luego del hecho quedó preventivamente desafectado de la fuerza por decisión del ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal. Según fuentes oficiales, el ministro ordenó a la auditora de Asuntos Internos, Viviana Arcidiácono, que lo separe del cargo al oficial involucrado en el caso. Además, instó a los subsecretarios César Albarracín (Política Criminal e Investigaciones Judiciales) y Silvia La Ruffa (Planificación), a interactuar conjuntamente con los familiares de la víctima y la fiscalía, y colaborar con la investigación del hecho.

Berenice Timbararo, la abogada de la familia, aseguró a Cosecha Roja que se “formó el expediente por homicidio, que en otros casos cuesta bastante. Lo que sabemos hasta ahora, es que desde el expediente no se habla de ningún enfrentamiento entre el policía y los delincuentes”.

“No quiero fomentar la sensación de inseguridad y la paranoia que se vive desde los medios dándole manija al tema”, dijo a los medios Aimé Silva, hija de Fronza. “Creo que lo que hay que resaltar es si el disparo vino del policía es qué tipo de seguridad queremos y que no queremos gatillo fácil”, dijo. Y agregó que “para proteger la propiedad privada de su vehículo, el policía efectúo los disparos sin importándole que estaba la vida de mi mamá en el medio”.

El pasado 13 de febrero, a Fronza casi la linchan. Fue cuando un delincuente armado se le cruzó delante del auto para robarle. Ella lo atropelló y lo dejó tirado. Unos segundos después se arrepintió y volvió para llamar a la ambulancia. Alertados por el accidente, los familiares, vecinos y amigos de la víctima salieron de la villa que estaba enfrente y quisieron golpearla. La salvaron los camioneros que pasaban por la ruta.

“Como consecuencia de eso, estuvo con ataques de pánico, las cosas que nos pasan más o menos a todos los que vivimos en este país, que vivimos asustados con las cosas que suceden”, dijo el marido.

“Es tristísimo que se tenga que vivir de esta forma, que todavía existan policías que no saben ser policías, y que tengamos que vivir con miedo constantemente” finalizó.