Juanita León. -La Silla Vacía.-

Barack Obama llega mañana a Cartagena con un objetivo claro: evitar que cualquier cosa que se hable allí le de munición a sus contendores en el Partido Republicano para debilitar sus opciones de reelección. Su mayor reto, entonces, es evitar que el tema de la legalización de las drogas –que es muy sensible electoralmente- se ‘tome’ la Cumbre sin decepcionar a los presidentes del continente que proponen un cambio de paradigma en la guerra antinarcóticos.

La propuesta de discutir la eventual legalización de la droga ha ocupado la atención mediática en Colombia y otros países de Latinoamérica, pero como quedó claro en la rueda de prensa del miércoles con Dan Restrepo, encargado del Hemisferio Occidental en el Departamento de Estado, este tema ni siquiera aparece formalmente en la agenda oficial de la Cumbre.

Estados Unidos quiere aprovechar la Cumbre para mostrarle a los votantes estadounidenses que su Presidente es un líder en la región, que está expandiendo el mercado para los productos americanos lo cual tendrá un impacto en la creación de empleos en E.U. y que a Obama le importan los latinos y sus familias en el continente.

Los cinco temas que ocuparán a los 34 presidentes que llegarán a Cartagena a partir de hoy son: integración física; uso de las tecnologías de información para el desarrollo; respuesta a desastres naturales; esfuerzos de seguridad ciudadana; y cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad en América Latina.

El tema de las drogas solo se plantea en conexión con la seguridad ciudadana y no precisamente desde el enfoque de la legalización.  “Desde el comienzo de la Administración, hemos reconocido la responsabilidad compartida que tiene Estados Unidos para confrontar el crimen en las Américas, alimentado en gran parte por el narcotráfico”, dijo Restrepo en la rueda de prensa. Y recordó la billonaria inversión que ha hecho Estados Unidos en interceptar drogas y en combatir militarmente el crimen transnacional.

Cuando le preguntaron explícitamente sobre cómo abordaría el Presidente Obama la propuesta de varios líderes regionales de legalizar algunas drogas, Restrepo fue contundente: “La política de Estados Unidos en este punto es clara. El Presidente no apoya la descriminalización”.

Sin embargo aclaró que Obama sí considera que Cartagena es un buen escenario “para continuar la conversación que el Vicepresidente Biden inició en Honduras con los países centroamericanos el mes pasado, sobre cómo podemos trabajar colectivamente en las Américas para enfrentar de manera más efectiva los retos de criminalidad y violencia que las sociedades están enfrentando en este momento.”

En realidad, el vicepresidente Biden estuvo en Honduras a mediados de marzo fue para bloquear la conversación sobre una alternativa a la guerra contra las drogas.

Su visita fue parte de una ofensiva diplomática de Estados Unidos para evitar que los países centroamericanos respaldaran la propuesta de legalización de las drogas divulgada en febrero por el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina.

Pérez Molina acababa de invitar a los cinco países centroamericanos a una reunión el 24 de marzo para discutir su propuesta y acordar una posición común para la cumbre en Cartagena.

Su iniciativa, además de la descriminalización, incluye regular los corredores de tránsito de la droga y cobrarle a Estados Unidos un ‘impuesto’ sobre las drogas incautadas.

Como lo contó el portal guatemalteco de periodismo investigativo Plaza Pública, primero visitó el país Janet Napolitano, la secretaria de Justicia, para oponerse en público y frente a Pérez Molina a la idea de la despenalización. Luego, en una reunión con los presidentes centroamericanos en Honduras Biden dijo que era sano debatir el tema de las drogas pero que se oponían a la iniciativa. Así lo repitió en México: “Vale la pena discutirla pero no hay ninguna posibilidad que la Administración Obama-Biden cambie su política sobre legalización. La legalización trae más problemas que la no legalización”, dijo en rueda de prensa.

A los pocos días del viaje de Biden, llegaron a Guatemala los subsecretarios de Estado William Brownfield y María Otero, para oponerse también en público.

La ofensiva produjo resultados. “Los presidentes de El Salvador, Honduras y Nicaragua desistieron de participar sin previo aviso, acusando a Guatemala de querer manipular la agenda”, dice Plaza Pública. Pérez Molina acusó públicamente a Washington de boicotear la reunión del 24 de marzo en Antigua por medio de presiones al salvadoreño Mauricio Funes. Los únicos que llegaron fueron los presidentes Laura Chinchilla, de Costa Rica, y Ricardo Martinelli, de Panamá.

Pérez Molina, un exgeneral que en algún momento se le acusó de haber recibido financiación de narcos a su campaña, ha dicho que incluirá el tema de la despenalización en su discurso frente a la asamblea y en una reunión bilateral que solicitó con Obama.

Con la fe en Santos

Dado que Pérez Molina definitivamente planteará el tema, es muy probable que el presidente mexicano Felipe Calderón se le una. Calderón termina su mandato en noviembre y es posible que aproveche este escenario para dejar claro que si alguien no cumplió frente a la violencia en México fue Estados Unidos, un tema que también trató el pasado 2 de abril en la Cumbre de Presidentes de México, Canadá y Estados Unidos.

Hace unos días, Calderón se reunió con los expresidentes Henrique Cardoso y César Gaviria, que formaron parte de la Comisión de Drogas que por primera vez en 2009 hizo un planteamiento serio sobre descriminalización de las drogas, para que le ayudaran a plantear el tema en Cartagena.

Costa Rica y Uruguay podrían sumarse a esta iniciativa. Ayudaría mucho si Brasil también lo hiciera pero esto es improbable dado que Dilma Rousseff no quiere distraer la atención del tema económico y de inversión que es vital para su Gobierno.

Ante la presión de estos países por abrir el debate, Estados Unidos tiene su confianza puesta en Santos.  “El tema de las drogas genera más nerviosismo para el gobierno de Estados Unidos que el de Cuba”, dice Michael Shifter, director del Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento de Washington dedicado a las relaciones Estados Unidos-América Latina. “Pero hay confianza de que Santos no va a poner a Obama a la defensiva, que no permitirá una crítica contra Obama sino que buscará abrir una discusión más abierta sobre escenarios de política sin poner al Presidente de Estados Unidos contra la pared”.

Sanho Tree, director del programa de Políticas frente a las Drogas del Institute for Policy Studies y un experto mundial en la lucha contra las drogas, dijo a La Silla Vacía que él cree que la estrategia del Departamento de Estado en la Cumbre será decir que se discutió el tema de la legalización y que los líderes latinoamericanos lo rechazaron. “Quieren crear una falsa dicotomía entre ser amigo de la guerra contra las drogas o la legalización”, dice Tree, quien considera que el mejor escenario sería comenzar a ampliar la conversación sobre el tema. “No vamos a conseguir la legalización en una semana. Será un proceso largo, que requiere mucha educación del público sobre las alternativas”.

Para Tree, como para otros expertos, lo mejor que podría salir de la Cumbre es un acuerdo sobre un mecanismo para estudiar y discutir alternativas a la guerra contra las drogas. Tree dice que él le aconsejaría a Obama crear una comisión integrada por tres republicanos muy respetados que han tenido una posición crítica de la guerra contra las drogas: George Shultz, Donald Rumsfeld y James Baker, lo cual permitiría hablar del tema sin que se convierta en un suicidio electoral.

En conclusión, de la Cumbre no se podrá esperar una declaración oficial de cambio de política frente a la guerra contra las drogas. Tampoco una promesa tras bambalinas de Obama a los presidentes de que aceptará una discusión más flexible sobre el tema después de elecciones dado el problema que se le armó cuando le dijo algo similar al presidente ruso sin percatarse que los micrófonos estaban encendidos.

Pero que ya por lo menos el tema esté sobre la mesa a tan alto nivel es un paso muy importante en la dirección correcta. Ya será cuestión de tiempo para que el cambio de política se de.

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