Jorge Quintero / El Tiempo, Colombia .-

Todos los días y sin saberlo, Gloria Matilda* pasa por la calle que lleva el nombre de la persona que mandó matar a su mamá en 1986. “Ella estaba comiendo en un corredor al lado de la cocina, cuando entró un hombre con camisa de manga larga, poncho y sombrero y le disparó cuatro veces en la cabeza, delante de mí y de mis hermanas”, cuenta Gloria, de 48 años.

Aunque nadie le ha pedido perdón por ese asesinato, su familia fue indemnizada con 20 millones de pesos. Su muerte aparece en la lista de crímenes en el marco del genocidio de la Unión Patriótica (UP). Su padre pertenecía a este partido político.

El responsable de esta y de cientos de muertes en todo el país, y principalmente en el Magdalena Medio, es el paramilitar Henry de Jesús Pérez, condenado a 20 años de cárcel, responsable de las masacres de Segovia y La Rochela, fundador de las autodefensas del Magdalena Medio y considerado por muchos el ‘padre’ del paramilitarismo en Colombia.

Fue el anfitrión del mercenario Yair Klein, a quien pagó por entrenar a sus hombres, y su sicario de confianza, Eduardo de Jesús Rueda Rocha, fue el asesino del líder liberal Luis Carlos Galán.

La calle 20, de Puerto Boyacá, lleva el nombre de este personaje, asesinado en 1991. Aunque no hay ninguna placa que lo evidencie, en el Concejo reposa un acta (064 de mayo 31 del 2006) que así lo certifica. El actual alcalde de Puerto Boyacá, Fernando Rubio, cuando era cabildante, propuso su nombre porque, según dijo, “para bien o para mal, fue un líder”.

Pero en el documento se justifica el ‘bautizo’ diciendo que el pueblo debe “destacar el nombre de sus personajes ilustres”. El proyecto de acuerdo fue debatido en dos sesiones en las que ningún concejal se opuso. Pero este no es el único caso.

También bautizaron calles con nombres como Alejandro Echandía, confeso paramilitar de los años 80 y hermano de Óscar de Jesús Echandía, uno de los fundadores del grupo paramilitar Muerte a Secuestradores (MAS). Y también el del cuestionado alcalde Gustavo Londoño Castillo, asesinado en 1992, junto con varios paramilitares.

Por ello, un grupo de ciudadanos -que prefiere permanecer en el anonimato- tiene lista una demanda para pedir que se anule el acta. “Si el país habla de reparación, es absurdo que se honre a los asesinos”, dice uno de sus líderes. Pero la medida no es muy popular en Puerto Boyacá, donde aún hay una valla que reza: ‘Capital antisubversiva de Colombia’ y en donde por años Henry de Jesús fue considerado héroe. El Concejo le entregó la máxima medalla al mérito, en 1991; y fue el fundador de la Asociación Campesina de Agricultores y Ganaderos del Magdalena Medio (Acdegam).

Gloria Matilda todos los lunes va a la misa que se celebra en el cementerio y le lleva flores a su mamá. Pero ahí también se encuentra con su victimario. A la entrada está el mausoleo de Pérez, con dos banderas izadas (la de Puerto Boyacá y la de Colombia). Tiene cuatro repisas llenas de flores y, para completar, una placa que dice: “A la memoria del caudillo, al héroe mártir de la lucha antisubversiva”.

*Nombre cambiado