marianacolmanCosecha Roja.-

“La maté por despecho”, dijo el femicida de Mariana Colman cuando lo detuvo la policía. La frase quedó rebotando en Carlos Casares, una localidad al oeste de la provincia de Buenos Aires. La policía buscaba a la entrerriana de 18 años desde el martes: el cuerpo apareció golpeado, degollado y semienterrado entre pastizales y basura. El hallazgo fue en un descampado de difícil acceso, a 600 metros del tambo en el que trabajaba. El encargado del lugar fue trasladado a Trenque Lauquen para declarar ante la Justicia.

La búsqueda de Mariana empezó tres días después de su desaparición. La última vez que su familia habló con ella fue el sábado, cuando salió de trabajar. Al principio el silencio les pareció común, no siempre avisaba a dónde iba. “Esta vez pasó mucho tiempo y el martes hicimos la denuncia sobre su desaparición”, contó Analía -mamá de Mariana- ante los medios.

Ante la denuncia por averiguación de paradero intervino la Unidad Fiscal 2 de Trenque Lauquen, a cargo de Juan Martín Garriz. Según contó en conferencia de prensa el comisario Manuel Fernández, se organizó un rastrillaje en forma de espiral que permitió encontrar el cadáver sólo doce horas después. En el operativo de ayer a la tarde participaron policías de la Coordinación Departamental de Investigación (DDI), bomberos voluntarios y un perro. La pista final fue la marca de que el femicida había arrastrado el cuerpo: la huella los llevó hasta la víctima.

El cuerpo estaba golpeado -tenía fracturas y hematomas-, tapado por chapas, pasto y bidones vacíos, en “El Broquel”, una estancia a pocos kilómetros de la ciudad y que pertenece a la familia del dirigente rural Hugo Biolcati. Según las primeras pericias, Mariana murió degollada el sábado. “Tenía una herida grave en el cuello y un golpe importante en el rostro. La del cuello sería la causal de la muerte”, dijo el comisario Sergio Ledesma a los medios. La policía tomó huellas y testimonios y secuestró ropa. El fiscal y los peritos deberán analizar las pruebas y establecer si hubo abuso sexual.

El encargado del tambo -Horacio Isaías Oliva, oriundo de la localidad 9 de julio- quedó “aprehendido” anoche en la comisaría de Carlos Casares. “La maté porque me ignoraba”, dijo a los oficiales. El testimonio no tiene validez judicial pero trascendió en los medios. Más tarde la policía allanó su vivienda, secuestró un Peugeot 504 con una mancha de sangre y un cuchillo antiguo con “restos hemáticos”. Entonces quedó detenido formalmente, acusado de homicidio calificado. Lo trasladaron a la comisaría de Henderson para que le tomen declaración indagatoria en los tribunales de Trenque Lauquen. “Es un habitante más de Carlos Casares y hay que ver si posee algún antecedente por violencia de género”, explicó Ledesma.

El Broquel es una gran estancia que queda a 12 pocos kilómetros de Carlos Casares, sobre el margen de la Ruta Nacional 5. Antes era parte de La Dorita, el emprendimiento lácteo más grande en la década de los ‘80. Dentro de la estancia funcionan varios emprendimientos agrícolas (soja, girasol, engorde, y producción de leche de ganado bovino). En uno de los tambos, trabajaba Marina.

La joven había llegado dos meses atrás desde Entre Ríos. Tenía 18 años y era la quinta hija de once. Isaías, el encargado que ahora está detenido, fue quien hizo el contacto para que empezara a trabajar.