Perpetua a 8 penitenciarios por torturar y asesinar a un detenido

Perpetua a 8 penitenciarios por torturar y asesinar a un detenido

Por Cosecha Roja
20/03/2019

A Argentino Pelozo Iturri lo sacaron de la celda a los golpes y lo llevaron hasta la enfermería. Ahí lo esposaron con las manos hacia atrás, le pegaron patadas y piñas en la cabeza, se le tiraron encima y lo asfixiaron hasta la muerte. “El interno causante se encontraba en paro respiratorio”, anotó el director de la Unidad 9 del Servicio Penitenciario de Neuquén en un informe. La autopsia confirmó la versión: “muerte súbita”. La impunidad estaba sellada.

Once años después la causa llegó a juicio. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Neuquén condenó a ocho agentes penitenciar a prisión perpetua por el delito de torturas seguido de muerte. Son: Orlando Horacio John, Pablo Ángel Muñiz, Javier Félix Pelliza, Pablo David Sepúlveda, Daniel Ulises Romero, José Lorenzo Retamal, José Walter Quintana y Carlos Roberto Vergara.

El director del penal, Héctor Oscar Ledesma, recibió una pena de seis años y seis meses. El subdirector del penal, José Roberto Sosa, 6 años. El jefe del cuerpo de requisa, Daniel Ricardo Huenul, 7 años. El agente Gabriel Eduardo Grobli, 6 años. El médico del penal, Daniel Ricardo Huenul, 6 años. Y el enfermero Miguel Ángel Carrilao, 3 años y 3 meses.

En una segunda autopsia, los peritos del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación demostraron que la causa de muerte fue hemorragia cerebral traumática y cuadro de asfixia.

Durante el juicio seis ex detenidos contaron que las torturas formaban parte de la rutina en el penal: “la bomba” (los desnudan y les lanzaban chorros de agua helada), “la bienvenida” (el recibimiento a golpes cuando llegaban nuevos internos), y todo tipo de maltratos físicos y humillaciones.

El maltrato estaba naturalizado. “Bajás a buscar medicación, te cagan a palos; bajabas al colegio, te cagaban a palos; bajabas a jugar a la pelota, te cagaban a palos; bajabas a pedir un medicamento por la cagada a palos y te cagaban a palos y te daban más medicamentos”, contó uno de los detenidos en el debate oral.

Según los jueces, las torturas en el Servicio Penitenciario “no surgen de ocurrencias ocasionales de algún penitenciario desviado”, sino que constituyen “una práctica sistemática y generalizada que, permitida aún tácitamente por las autoridades de las cárceles, generan además, en quien las realiza, cierto sádico placer y una confiada sensación de impunidad”.

Pelozo Iturri estuvo apenas tres días en la Unidad 9. Había sido trasladado desde Buenos Aires de manera ilegal, sin que el juez de ejecución lo supiera. Al llegar al penal de Neuquén lo llevaron directamente a los buzones. Los testigos contaron cómo le pegaron el celador y los agentes de requisa. “Ese día sentí la presencia de la muerte”, contó el Testigo C.

Durante los alegatos, los abogados de la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) Diego Borda y Sebastián Antonio Pacilio, querellantes en la causa, pidieron que se encuadre la muerte de Pelozo Iturri en el delito de tortura seguida de muerte, por la manera en que desplegaron la agresión física.

Los jueces hicieron lugar al pedido de las querellas en un fallo histórico sobre las torturas en el Servicio Penitenciario Federal.