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Al doble femicida Juan José Campos no lo encontró la Justicia ni la Policía. Una mujer de Santa Fe llamó a la Policía después de ver en la televisión la cara de su vecino en los carteles que sostenían las amigas de Abril en una marcha para reclamar justicia por ella y por su madre. Las amigas de la joven de 19 años, que durante tres años recorrieron pasillos judiciales y canales de televisión, aprendieron a descifrar el lenguaje de los expedientes y con su lucha lograron la captura de Campos. Hoy, las chicas llenaron la sala del sexto piso de la sala de audiencias donde los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 7 lo condenaron a perpetua por doble homicidio agravado por violencia de género y por ser pareja de una de las víctimas.

“Estamos desbordadas de alegría. Hoy se pudo ver la lucha que vinimos dando hace tres años. Esta era la única resolución posible”, contó a Cosecha Roja Mercedes Villarreal, una de las amigas de Abril. “El feminismo nos enseño a salir a la calle a luchar. No nos podemos quedar sentadas. Muchos femicidios quedan en la nada y las familias son revictimizadas en esos procesos”, agregó.

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Abril y Romi pintada color

En Santa Fe nadie conocía a Juan José Campos por su nombre verdadero. Ni siquiera Giselle, su nueva novia, sabía que el hombre que vivía con ella y con su hija de siete años, y al que conocía como Gerardo Aráoz, estaba prófugo por un doble femicidio.

La mentira de Campos se derrumbó el día que una vecina vio su cara en los carteles con la palabra “Buscado”. La mujer miró en internet y confirmó la sospecha: su vecino era el doble femicida de Romina y Abril. Después se contactó con las amigas de la víctima y presentó la denuncia ante la delegación local de la Policía Federal y de la Secretaría de Violencia de Género.

Cuando el asesino fue detenido, buscaron una abogada para impulsar la causa: preguntaron en la Defensoría General y en espacios feministas y consiguieron que Marina Barbitta, presidenta de la Asociación de Mujeres Penalistas de Argentina, aceptara el caso. Había un problema: el Código Procesal Penal establece como requisito de la querella ser familiar directo, y las víctimas no tenían ninguno.

La causa ya estaba cerrada y a punto de ser elevada a juicio cuando la Justicia aceptó que la abogada representara a Marta Haydée Visco, tía de Romina y tía abuela de Abril. La nueva querella presentó pruebas y se preparó para el juicio. Pero la mujer de 74 años murió hace un mes y el Tribunal le impidió a Barbitta intervenir en el juicio.

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El 11 de diciembre las amigas de Abril coparon la sala de audiencias del Tribunal Oral en los Criminal 7. Campos se negó a declarar y siguió el resto del debate a través de audio desde una sala contigua. Uno de los testigos contó que la noche del viernes 20 de febrero de 2015 llamó al 911 porque escuchó gritos. Los policías revisaron los ocho pisos del edificio de Constitución 1734 y hablaron con Campos, que hacía cinco meses se había mudado a la casa en la que vivían Romina y Abril. El hombre les dijo que estaba todo bien y los policías se fueron.

También declararon una vecina y un vecino que contaron que al día siguiente se cruzaron otra vez con el acusado cuando volvía del supermercado. Durante ese día, varios vecinos recibieron mensajes de texto desde el celular de Romina. La Justicia cree que los mandó Campos. En ese momento, las dos mujeres ya estaban muertas. Otro de los testigos fue Domingo Loiácono, padre de crianza de Romina. El domingo 22 de febrero de 2015 fue hasta la casa de su hija y su nieta. Hacía varios días que no tenía noticias de ellas y no atendían el teléfono. El hombre entró acompañado por una vecina y un policía. Un olor nauseabundo inundaba el departamento. Hacía varios días que nadie limpiaba el pis y la caca de los 22 gatos.

El cuerpo de Abril estaba en la bañera con agua hasta la mitad. Tenía cinco puñaladas. Romina estaba en living, tirada detrás de un futón y envuelta en una sábana, con tres cuchillazos. Juan José Campos ya no estaba. Había desaparecido después de pasar una noche junto a los cadáveres.

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Durante casi una hora, el fiscal Oscar Ciruzzi explicó ante los jueces cómo fueron asesinadas Abril y Romi. “Solo y tan solo Juan José Campos estuvo en el departamento ese día”, dijo el fiscal.

Ciruzzi citó los testimonios de los vecinos del edificio, que durante el juicio contaron que la noche del 20 de febrero de 2015 escucharon gritos de ayuda de una mujer y llamaron al 911. Una de ellas, Silvia Salas, se acercó a la puerta del departamento de las mujeres y escuchó que Romi gritaba: “la mataste, la mataste, auxilio socorro”. “Esta es la crónica de una muerte presenciada por todos pero no vista por nadie”, dijo. Según el fiscal, Campos asesinó primero a Abril y después atacó a su pareja.

El fiscal puso en contexto el doble femicidio y relató algunos episodios de violencia machista en la pareja. Durante el juicio, una vecina de la planta baja dijo haber escuchado una discusión entre Romi y Campos unos pocos días antes del doble crimen.

—Sos un hijo de puta mal parido. No te quiero ver más —le gritó ella. Y le pidió que subiera al departamento, juntara sus cosas y se fuera para siempre.

—Sí, voy a subir. Pero yo sé lo que tengo que hacer antes.

El fiscal también citó otros testimonios que demostraban que Campos era una persona celosa y que controlaba a su pareja.

“Un femicidio implica que el hombre asesinó por considerarse superior en términos jerárquicos, más allá de lo físico”, explicó a Cosecha Roja Mariana Barbitta, presidenta de la Asociación de Mujeres Penalistas de Argentina, durante un cuarto intermedio. “El hombre no mata porque sí”, agregó la abogada.

El alegato de la defensa duró más de tres horas: planteó que no está plenamente acreditado que Campos haya matado a las dos mujeres. Según la autopsia Abril y Romi fueron asesinadas en un lapso de 24 horas entre el viernes 20 de febrero de 2015 a la tarde y el sábado. La abogada defensora dijo que los gritos que los vecinos escucharon el viernes a la noche podrían haber “provenido de otro lugar” y no del departamento en el que fueron asesinadas las mujeres.

Al día siguiente alrededor de las 11 de la mañana Campos compró un boleto en Retiro hacia Santa Fe, donde estuvo prófugo de la justicia durante dos años. Según la abogada, las mujeres podrían haber sido asesinadas el sábado 21 de febrero día por otra persona conocida.

Como planteo subsidiario, la defensora pidió que se descarten los dos agravantes que planteó el fiscal: que la víctima era pareja del homicida y que medió violencia de género. Incluso sostuvo que la figura del femicidio incluida en el Código Penal es inconstitucional porque ya existe el agravante cuando la víctima es pareja, ex pareja o familiar del homicida.

Hoy, los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 7 le ofrecieron a Campos la posibilidad de decir sus últimas palabras antes de la sentencia. El acusado se negó. Las amigas de Abril celebraron cuando los jueces leyeron la condena a perpetua por el doble femicidio.