MarianaRomeroEntreRíosCosecha Roja.-

– ¿Qué hiciste, Mariana? ¡Te dije que no juegues con el arma!

Fabián Casas, sargento de la policía entrerriana, hablaba a los gritos para que los vecinos escucharan. Quería disimular que acababa de dispararle a su novia de 15 años. Mariana Romero no respondía: la bala le había atravesado la cabeza desde la parte superior hasta la oreja. “Los peritos certificaron que el tiro había sido de cerca, con el arma apoyada”, dijo a Cosecha Roja José Costa, Coordinador de Fiscales de Concordia. Los jueces lo condenaron a prisión perpetua.

El 28 de julio de 2013 discutieron porque Mariana le dijo a Casas que quería ir a almorzar a lo de su abuela. Él le respondió: “Vos querés ir a ver machos”. Durante el juicio, la versión de la defensa fue que habían forcejeado con el arma reglamentaria del policía, que él quiso cuidarla para que no disparara y el tiro salió. El fiscal Mario Guerrero había pedido la pena máxima porque entendió que Casas asesinó a la pareja “sin que mediara agresión en un contexto con antecedentes de violencia de género, manipulación y celos”. El tribunal integrado por Martín Carbonell, Carolina López Bernis y Silvina Gallo lo declaró culpable de homicidio triplemente calificado y violencia de género.

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Fabián era 25 años mayor que ella. El hijo en común, tenía menos de dos. Empezaron a salir cuando ella tenía 12 y al año siguiente quedó embarazada y tuvo que dejar la escuela. Él trabajaba para la Jefatura de la Policía trasladando presos y vivían con la mamá y los hermanos de Mariana en la calle Cortada, entre Leguizamón y las vías del ferrocarril, en el Barrio Sur de Concordia. Aquel domingo de julio al mediodía el único que estaba en la casa era su hermano Nicolás, de 13. Él fue un testigo clave en el juicio: vio toda la escena salvo el disparo, que lo escuchó porque estaba de espaldas.

Nicolás contó que estaba dándole de comer a las gallinas y que Mariana amamantaba al hijo, sentada en un sillón. Le dijo a su pareja que se iba a cambiar para ir a comer a lo de la abuela. Entonces él le respondió como solía: celándola. Ella insistió y él aumentó la apuesta. “Vos vas a ser mía o de nadie”, dijo y sacó el arma. Nicolás agarró al bebé y trató de escapar. “Salí disparando”, declaró. Dio apenas tres pasos y escuchó el disparo. A Mariana la trasladaron al Hospital Felipe Heras pero murió minutos después de llegar.

Según el fiscal Costa, el relato del adolescente “desvirtúa la posibilidad del forcejeo: no hubo tiempo de eso en los pocos pasos que dio el hermano”. Para el abogado de Casas, Pedro De La Madrid, el hecho fue sin intención y no hay “certezas necesarias para condenarlo”. El propio Fabián dijo, antes de la lectura de los alegatos, que había intentado sacarle el arma a su pareja y que el disparo fue accidental.

Los vecinos del barrio contaron que las discusiones de la pareja eran frecuentes y que él no la dejaba tener amigos. La hermana contó durante el juicio que Casas tenía amenazada a la familia y que le decía a Mariana “¿a quién querés que mate primero? ¿A tu mamá, a tus hermanos o a nuestro hijo?”. Ella nunca lo había denunciado por violencia de género.

Según cifras del Observatorio de Femicidios de Argentina Adriana Marisel Zambrano, de los 255 femicidios que hubo durante 2013, el 3 por ciento fueron en la Provincia de Entre Ríos y casi el 5 por ciento los cometieron agentes de las Fuerzas de Seguridad. Veinte de las mujeres asesinadas el año pasado tenían entre 13 y 18 años, como Mariana.

Foto: El Día digital