Por qué todo el mundo está soñando más

Sólo en sueños podemos salir sin barbijo y tirarnos a tomar sol en la plaza. ¿Será por eso que todxs estamos teniendo más sueños que antes de la cuarentena? Contar los sueños, en estos días, es una de las formas de no estar solxs.

Por qué todo el mundo está soñando más

Por Graciela Tustanoski
21/04/2020

Ilustración: Federico Mercante

Una medusa trepa la torre Eiffel y en la cima se vuelve pájaro. Alguien cae por un túnel, que parece una garganta, y se queda a vivir en un estómago vacío. En una ciudad en blanco y negro la gente escupe y se hacen agujeros. Una mujer grita hasta que se le derrite la lengua. De repente todo se detiene: se abren los ojos y sobre la almohada está la vigilia.

En estos días en los que la realidad muestra ser una construcción frágil y los seres que solíamos abrazar se transformaron en imágenes que nos saludan desde las pantallas, nos contamos nuestros sueños en la intimidad sin cuerpo de las redes sociales.

El sueño nos hace ciudadanxs de dos mundos: el mundo de la vigilia que “tiene ciertas ventajas de solidez y continuidad” (pero nos ofrece posibilidades restringidas) y el mundo de los sueños que “nos ofrece la posibilidad de comunicarnos, por fugazmente que sea, con nuestros amigos distantes, nuestros muertos y nuestros dioses”, según escribe el estudioso de la cultura griega Eric Doods. En el sueño los mortales escapamos a “la servidumbre molesta e incomprensible del tiempo y el espacio”.

Solo en sueños podemos salir sin barbijo y tirarnos a tomar sol en la plaza. El sueño, nos dice Freud, es la realización del deseo inconsciente. La metáfora del deseo, agrega Lacan.

La realidad virtual en la que habitamos forzosamente en estos tiempos curiosamente comparte características con el sueño pero también con la realidad despierta. Tal vez la diferencia más importante con los sueños es que en las redes sentimos que elegimos lo que ver y lo que no, en cambio los sueños nos visitan sin que los invitemos.

Un estudio en curso del Centro de Investigación de Neurociencia de Lyon (Francia), publicado en la Revista National Geographic, dice que el coronavirus provocó un aumento del 35 % en el recuerdo de los sueños. Explica que esto se debe al encierro, al desajuste de horarios y al miedo al enemigo invisible.

Se ha roto el hilo de los días, el presente nos confronta a momentos traumáticos.

El trauma, según Freud, tiene que ver con el terror, con el correr un peligro para el que no estamos preparadxs. Lo traumático implica el desvalimiento, el encontrarse sin recursos ante una situación que nos excede. El sueño traumático tiene la función de transformar en terror esa angustia. Aunque esa transformación nos parezca irrisoria la angustia introduce al otro. Nos despertamos para escapar de la angustia pero el sueño ya hizo su trabajo: enmarcó lo traumático en una escena que se puede contar, al analista y/o a lxs amigxs por whats app.

Contar los sueños, en estos días, es una de las formas de no estar solxs.

*Docente en la materia Psicoanálisis Orientación Lacaniana de la Facultad de Psicología UBA e integrante del equipo de la Dirección de género y Equidad dependiente de la Secretaría de Mujeres, Géneros, Diversidad y Derechos Humanos, del Municipio de Morón.

Graciela Tustanoski
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