el Salvador Militar
 

 
Alexánder González trabaja seis días a la semana en un taller de aires acondicionados. En su día libre viajó desde Mejicanos hasta la colonia Tutunichapa, en San Salvador, para comprar $3.50 de marihuana, como, según contó, suele hacerlo en sus descansos. Luego subió a un microbús de la ruta 42 para regresar a su casa y fumar, pero la Policía deshizo sus planes al bajarlo, registrarlo, encontrarle la bolsa plástica transparente en que llevaba la droga y detenerlo por tenencia de marihuana.

Los agentes de la División de Tránsito de la Policía Nacional Civil (PNC) que detectaron la droga que llevaba González estaban realizando un control vehicular en la alameda Roosevelt, que pasa entre el Hospital Rosales y el parque Cuscatlán, como parte del plan de seguridad y prevención de violencia en San Salvador, que anunció el lunes el presidente de la república, Salvador Sánchez Cerén. Un plan que significa más militares y vehículos del Ejército acompañando actividades de la Policía.

Junto con González, los policías también bajaron a otros 16 hombres que iban a bordo del microbús. Les indicaron pararse en una fila, viendo hacia el interior del parque, poner sus manos al cuello, abrir las piernas y dejar que los agentes los registraran. Mientras tanto, otras dos agentes registraban carteras y pertenencias de las seis mujeres que también viajaban en el microbús.

En ese momento, otros agentes detuvieron a un motociclista. Le pidieron sus documentos de tránsito, luego le dijeron que se bajara, que abriera las piernas y que pusiera sus manos en el cuello. Los policías lo registraron y le encontraron aproximadamente $100. El motociclista les explicó que era parte de su sueldo y que tenía que llevarlo a un banco para pagar una deuda.

Otros policías, que estaban a unos 20 metros atrás, le indicaron a un motorista de microbús de la ruta 42 que se detuviera y que se colocara detrás del que todavía estaba siendo registrado. Una vez aparcado entre la cuneta de la alameda y los conos de la Policía, todos los hombres obedecieron y bajaron.

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Algunos pasajeros del microbús anterior empezaron a impacientarse y aprovecharon que había cámaras y periodistas, que estaban observando todo, para decir que las autoridades les estaban haciendo llegar tarde a sus estudios y trabajos.“Yo no digo que esté mal que hagan esto (control vehicular), lo que está mal es que nos bajen a todos como si fuéramos delincuentes y que nos hagan esperar demasiado. Además, nos registran hasta cosas que no deben, como por ejemplo celulares”, dijo uno de los pasajeros. Otro que se mostró molesto fue un hombre que dijo sentirse acosado al ser interrogado por los tatuajes artísticos que tenía en su brazo derecho. “Que yo tenga tatuajes no significa que sea un delincuente o que se me traten como eso. Deberían tener clara la diferencia entre los tatuajes artísticos y los otros”, dijo el hombre.

Mientras los usuarios del transporte hablaban, los policías les dijeron a todos los del primer microbús que abordaran nuevamente y que se fueran, exceptuando a González por llevar los $3 de droga. Cuando el microbús se marchó, los policías esposaron a González, lo hincaron al lado de dos agentes y colocaron en el suelo la marihuana, para que los medios de comunicación lo fotografiaran.

En ese momento, los policías recibieron un mensaje de audio en WhatsApp, en el que les decían que el motociclista con dinero no estaba perfilado como pandillero y que tampoco tenía órdenes de capturas pendiente, por lo que le indicaron que podía colocarse el casco e irse.

Uno de los oficiales de servicio llegó hasta donde estaba esposado González para decir que la Policía estaba investigando en su base de datos si González tenía alguna orden de captura pendiente. También respondió, ante las preguntas de los periodistas, que los policías no estaban autorizados para revisar celulares durante el control vehicular y tampoco podían acosar a las personas que tuvieran tatuajes artísticos y agregó que investigaría si eso estaba sucediendo para corregirlo.

En ese momento, los policías que estaban haciendo el registro al segundo microbús llevaron a otro hombre esposado y lo sentaron a un lado de González. Explicaron que al levantarle la camisa le encontraron en sus dos brazos tatuajes de números alusivos a una pandilla.

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Durante todo el control vehicular no hubo militares, ni sus vehículos. De hecho, tampoco estaban en la Terminal de Oriente, donde a las seis de la mañana de ayer hubo otro control vehicular y registro de pasajeros. Uno de los taxistas que se estaciona en la Terminal de Oriente dijo a este periódico, mientras ofrecía sus servicios a personas que pasaban por el lugar, que después de que los medios de comunicación se retiraron, los policías y militares también.“Está bien que metan militares a esto de la seguridad. Pero que de verdad se queden en los lugares, porque aquí solo estuvieron un par de horas y después se fueron”, dijo el taxista.

En las cercanías del Zoológico, una comerciante dijo que cuando llegó a abrir su chalet en la mañana vio varios vehículos militares, pero que en el transcurso del día se fueron y ya no regresaron.En el mercado La Tiendona y en el mercado Central este periódico obtuvo la misma respuesta: “Aquí estuvieron, pero ya se fueron”. Uno de los comerciantes ambulantes, que vende en las afueras del edificio 10 del mercado Central, dijo que ayer durante toda la mañana no había visto militares patrullando.“Aquí no he visto pasar a militares. Sí he visto a policías pasar por ratos y hasta entran en el mercado, pero militares nada… Los policías saben andar por acá siempre, no veo algo diferente”, dijo.

Otro taxista, que estaba estacionado en la avenida 29 de agosto, cerca del bulevar Venezuela, dijo que sí había visto militares, pero no en el centro. “Yo sí he visto las tanquetas, pero esas no están en el centro, sino que las he visto en El Salvador del Mundo y allá por la Universidad Masferrer”, comentó.

Los resultados de la implementación del plan de seguridad en San Salvador ayer, al menos hasta el cierre de esta nota, fueron las detenciones de González por llevar $3.50 de marihuana y del hombre con tatuajes de una pandilla. La Policía también dijo que ayer no fue a la Tutunichapa para indagar quién vende marihuana.

* Este artículo fue realizado en el marco de la Beca. Fue publicado también en La Prensa Gráfica