mia día 4Cosecha Roja.-

Enrique Alcaraz seguirá detenido en la Unidad Penal 34 de Melchor Romero. La justicia le dictó la prisión preventiva porque en noviembre asesinó a cuchilladas a la ex pareja Sabrina Martín y su hijo de tres años en El Palomar y se llevó a Mía, la otra hija de la mujer. Después de un megaoperativo de búsqueda, los encontraron en la estación de micros de Junín. La sangre del cuchillo que le secuestraron coincide con la de las víctimas, según confirmaron los peritos.

Alcaraz quedó procesado por homicidio calificado por alevosía y violencia de género, robo simple y sustracción de menores, según la resolución del juez de Morón Jorge Rodríguez. El pedido lo habían hecho el jueves los fiscales de la causa, Claudio Oviedo y María Cecilia Corfield. El hombre, que se hizo conocido en los medios como carnicero, está bajo custodia del Servicio Penitenciario Bonaerense. Durante estos días le harán una serie de estudios psicológicos y psiquiátricos requeridos por los fiscales.

El rescate de la Mía fue el 18 de noviembre, gracias a que dos maleteros la reconocieron en la terminal de micros. La niña, que estaba a upa de Alcaraz, se corrió la capucha y les dijo “hola”. La policía los buscaba a los dos desde que el lunes encontraron los cadáveres de Sabrina y su hijo.

– Es Mía. Llamemos a la policía.

– ¿Y si no es? Vamos a quedar mal.

– ¿Y si es?

Los maleteros decidieron contárselo a la supervisora y la mujer los convenció de avisarle a la Policía Local. Veinte minutos después, los encontraron a pocas cuadras de la terminal, en Falucho y Rivadavia. Le preguntaron al carnicero a dónde iba y respondió una dirección que no existía. Después negó llamarse Alcaraz y dijo que la niña era su hija. Él quedó detenido y Mía se reencontró con su familia, con quienes volvió a Buenos Aires en un helicóptero del Ministerio de Seguridad de la Nación.

Raúl y Federico, los maleteros de Junín, estaban hablando del caso cuando lo vieron pasar a Alcaraz con la niña en brazos. “Llamaba la atención porque era raro ver a una nena de seis años en brazos de un adulto, era demasiado grande, a cualquiera le hubiera llamado la atención”, contó Raúl a los medios el 18 de noviembre. Mía tenía una capucha puesta y recién pudieron verle la cara cuando se la corrió y los saludó.

El acusado de femicidio estaba con la niña en Junín desde la noche anterior. Había llegado en un tren de Ferrobaires desde Mercedes y pretendía viajar a Santiago del Estero. La tía de Mía dijo que el hallazgo de su sobrina fue “una alegría, en medio de tanto dolor”.

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Emiliano Luzezik llamó la madrugada del 16 de noviembre al 911: acababa de encontrar a Sabrina Soledad Martín de 24 años y a su hijo de tres apuñalados en la casa de El Palomar en la que vivían. Desde entonces, 500 policías rastrillaron la zona para encontrar a la otra hija de la mujer, que no estaba en la escena del femicidio.

Dos testigos declararon en la Justicia que, un rato antes del doble crimen, escucharon a Sabrina discutir con un hombre. Su novio y el padre de sus hijos quedaron detenidos preventivamente y tendrán que declarar frente a la fiscal Cecilia Corfield para dar datos sobre dónde puede estar la niña.

Cuando llegaron los oficiales de la seccional sexta de Morón a Murillo y Marconi, la casa estaba desordenada y el cuerpo de Sabrina, tirado en el suelo con un corte profundo en el cuello. Los resultados de la autopsia determinaron que a ella la mataron de 9 puñaladas y al niño -que estaba envuelto en una frazada- de 19. Ambos dormían.

Aunque no había un pedido de captura formal sobre Alcaraz, los investigadores sospechaban que podía tener algún vínculo con el crimen: había desaparecido de los lugares que frecuentaba y tampoco había ido a trabajar a la carnicería. La Justicia entrevistó a familiares, conocido y amigos y armaron un perfil psicológico del sospechoso. Alcaraz había pasado el lunes por lo de su papá para pedirle prestados 300 pesos. Al hombre le llamó la atención porque no tenían una buena relación y se lo contó a la policía cuando se enteró del doble crimen.