El Espectador.

La historia de amor entre Diana Lucía Salazar y Camilo Torres, alias ‘Fritanga’, comenzó hace siete años cuando decidieron irse a vivir juntos.

Diana, de 31 años, es una modelo paisa que ha participado en un sinnúmero de campañas publicitarias. Las personas que la conocen, la describen como una joven muy atractiva, tranquila, que se preocupaba mucho por su físico. “Ella siempre estaba arreglada”.

Pasó la mayor parte de su juventud en el barrio La Rinconada, en Cúcuta, donde su familia se instaló con el propósito hallar nuevas oportunidades de negocios. A los pocos meses, su padre Diofanor Salazar, abrió un restaurante llamado La Casona en el centro de la capital nortesantandereana.

“Recuerdo que veía a uno de sus hermanos salir armado con frecuencia en una moto negra”, dijo uno de los allegados a la familia, que pidió la reserva de su nombre.

En Cúcuta, la ‘paisa’, como le decían sus amigos, estudió y se graduó como bachiller del colegio Cardenal Sancha. Luego decidió regresar a Medellín a buscar fortuna como modelo y dejarse llevar por los excesos de las cirugías plásticas.

Mientras vivió en Cúcuta, la familia Salazar no fue ajena a la tragedia. Byron, el esposo de Adriana, una de las hermana de la modelo, resultó asesinado en extrañas circunstancias que nunca se esclarecieron, según informó el diario La Opinión.

Diana conoció a quien ahora es su marido y padre de su hijo de tres años, en un evento al que asistió el reconocido narcotraficante, que fue capturado durante la excéntrica fiesta de boda que realizó en la isla Múcura.

Pocos de quienes fueron sus amigos la identificaron cuando apareció en las fotos en compañía del cabecilla de ‘Los Urabeños’, pues ahora, según cuentan, Diana luce muy diferente por varias cirugías que se ha realizado.

Ahora, después de que los videos y las fotografías de la boda de Diana y ‘Fritanga’ han ocupado las primeras planas de los diarios, son pocos quienes aceptan haber sido amigos de la mujer.