Hace aproximadamente un mes, llegó la noticia a los habitantes de Roupa Suja, una de las zonas más miserables de la Rocinha: la bombona de gas pasaría de R $ 70 a R $ 93. Traficantes de la cuadrilla de Rogério Avelino da Silva, el Rogério 157 se preparaban para una guerra contra la banda de Antonio Francisco Bonfim Lopes, el Ni, y necesitaban dinero. El “impuesto”, entonces, fue repasado a los moradores. Desde entonces, acuñados por los tiroteos, también sufren con la inflación de la violencia: el precio cobrado por diversos servicios disparó en la favela en las últimas semanas.

– Somos pobres y pagamos algunos de los precios más altos de Río. Y aún no podemos ni salir a trabajar. Por cuenta de los tiros, no puedo salir de la favela hace una semana – cuenta una vecina en medio del almuerzo del domingo.

Favela Río de Janeiro

La Policía Civil estima que el tráfico recae cerca de R$72 mil por semana con la venta de garrafas de gas. En Rocinha, bandidos también cobran peaje por la venta del agua, por la circulación de micros escolares por la favela, por la instalación de una conexión ilegal al cable de la TV, por la venta de cestas básicas y de mototaxistas. El precio de todos estos servicios aumentó el mes pasado con la proximidad de los enfrentamientos entre las pandillas. El precio del bidón de agua de 20 litros pasó de R $ 15 por R $ 20. Ya el transporte escolar aumentó un 41%, de R$120 a R$170.

El ir y venir también se hizo más caro. El lunes pasado, un día después de la invasión de la favela por la banda de Nem, los taxistas llegaron a cobrar R$15 por un viaje que normalmente costaría R$3. La inflación fue el reflejo de la falta de opción: enfrentamientos, vans, autobuses y taxis pararon de subir la favela. En el transcurso de la semana, el valor fue bajando y llegó a R$7. Según agentes de la Policía Civil que investigan a Rocinha, cada mototaxista tiene que pagar, semanalmente, R$150 al tráfico.

Hasta hoy, las dos líneas de autobús que cortan a Rocinha (538 y 539) no pasan por la Estrada da Gávea. Durante toda la semana, según los consorcios Intersul, Transcarioca y Santa Cruz, que operan las líneas, “ellas adoptaron itinerarios alternativos para garantizar la integridad de los pasajeros y carreteras”.

– Quien es más pobre no tiene opción: necesita pagar. O bien no llega al trabajo a la hora – cuenta un habitante.

*Este artículo fue realizado en el marco de la Beca Cosecha Roja. También fue publicado en EXTRA.
** Para conocer más sobre la problemática de enfrentamientos de bandas en Favela da Rocinha lee este artículo de Rafael Soares publicado en O Globo.