Femicida Salta

Cosecha Roja.-

En agosto de 2010, en Salta, Sandro Vidaurre, un albañil boliviano, le clavó cuatro puñaladas a su exmujer y la degolló delante de sus tres hijos. La Justicia salteña lo condenó a cadena perpetua. Ahora, la Corte Suprema rechazó un pedido de la defensa y ratificó la condena.

Sandro Vidaurre, un albañil boliviano de 34 años, vivía en el barrio Democracia, en Salta, con sus tres hijos: un varón de 12 y dos nenas de 8 y 6. La madre de los niños, Seferina Armata Yelma, nueve años menor que el albañil, había abandonado el hogar algún tiempo antes, cansada de las discusiones y las frecuentes palizas que le daba su marido.

La madrugada del 18 de agosto de 2010, Seferina y Sandro discutieron delante de los hijos. Los vecinos escucharon gritos. De él, de ella y de los niños. Poco después de las 2 de la madrugada, Sandro le mandó un mensaje de texto a su hermana Esther: “Negra, venite urgente porque me mandé una macana. Cuidalos a los chicos”. Cuando la mujer llegó, encontró a sus sobrinos llorando. Junto a ellos estaba el cuerpo de Seferina.

-Negra, dame plata- le pidió Sandro.

Había huellas de sangre por toda la casa. Los chicos, que habían presenciado el momento en que su padre le clavó cuatro puñaladas y degolló a su madre, habían esparcido la sangre con las suelas de sus zapatillas.

El hombre agarró el dinero que le dio su hermana y se fue hasta la casa de su amante, a la que le pidió otros 200 pesos. Intentó escapar, pero no llegó muy lejos. Lo atraparon a las pocas horas en la terminal de ómnibus.

Sandro Vidaurre fue condenado a cadena perpetua. Hoy, la Corte Suprema de Justicia de Salta rechazó el pedido que hizo la defensa del albañil para reducir la pena. Al confirmar la sentencia, los jueces consideraron que el crimen de Seferina Armata Yelma fue “el final de un agudo cuadro de violencia de género intrafamiliar”. El caso, dice el fallo, “viene a engrosar las preocupantes cifras de femicidio de nuestra provincia, y de nuestro país”.