Marita Simón – El Tribuno

Catorce días esperó Verónica Flores, madre de un niño discapacitado mental, para denunciar públicamente que a su hijo y al resto de sus compañeros los humillaron en la propia escuela a la que concurren.

La situación ocurrió el pasado 2 de agosto, cuando durante la jornada de clases en la Escuela Especial 5074 “Virgen del Rosario” de Cafayate, la maestra advirtió a la vicedirectora que le habían robado la billetera con $1.500.

La docente Nora Pastrana y la vicedirectora, Rebeca Daniela López, decidieron entonces llamar a la Comisaría. Un auxiliar y dos oficiales llegaron a la escuela y sin ningún reparo ordenaron a los chicos quitarse las camperas, abrir las mochilas para revisarlas y pero aún, a dos alumnos calificados como “sospechosos” los desnudaron de la cintura para abajo.

Uno de ellos es el hijo de la mujer que se animó a denunciar lo sucedido en la Comisaría ese mismo día. Y hasta el miércoles se mantuvo esperanzada en que se cumpliera la promesa de los policías de aclarar el supuesto robo y de las docentes en resarcir el daño, pero desde entonces nada cambió.

El relato de la madre

Verónica Flores contó que ese jueves le extrañó que su hijo llegó cerca de las dos de la tarde, “cuando habitualmente lo hacía más temprano. Lo ví diferente, angustiado, y cuando le pregunté qué le pasaba me contó llorando que unos policías le habían quitado toda la ropa hasta quedar desnudo junto a otro chico. Y se puso a llorar. Ahora mi hijo no va a la escuela y ni siquiera quiere salir de la casa porque está con mucho miedo”.

Verónica agregó que le aconsejan que “lo haga ver con una psicóloga, pero cómo lo voy a llevar si es la misma profesional que trabaja en la escuela y estuvo presente en esa espantosa situación”.

Explicó además que puso la denuncia en la Comisaría “pese a que la directora, enterada de lo ocurrido, me pidió que no dé a conocer nada públicamente y que ella se iba a encargar de todo. Pero ya pasaron tantos días y no se aclaró nada y quedaron mi hijo y el otro niño como los principales sospechosos aunque no hayan encontrado nada. Decidí denunciar a dos policías como también denuncié a los directivos de la escuela. Quiero y exijo que esto se esclarezca, ya que el dinero no apareció. Y me pregunto además cómo vamos a confiar en la Policía con todo lo que pasó con mi hijo”, concluyó.

La otra situación también se dio con un chico de Animaná, cuyo padre hizo una exposición en la Unidad Regional 6 de la ciudad vallista.

Como en el otro caso, este alumno también le relató a su familia lo ocurrido y se niega a volver a la escuela “porque tiene miedo y vergenza”, dijeron.

Justamente fue esta exposición policial la que llevó al subjefe de Policía, Regino Montero, a viajar al lugar para recabar la información de lo ocurrido, pero el detonante fue la denuncia que la madre Verónica Flores realizó en forma pública para impedir que tamaña aberración se mantuviera oculta.

 La supervisora admitió que hubo un cacheo y que fu inadmisible

Dos conductas son inadmisibles: que los policías revisen físicamente y las pertenencias de los niños y que los directivos de la escuela lo permitan.

Ambos, desde lo más básico en lo institucional, deben tener pleno conocimiento de que eso no se puede ni se debe hacer.

“Se reconoce el error y la vicedirectora que estaba a cargo de la escuela esa mañana tendrá una sanción desde el concepto profesional, lo que afecta sus antecedentes o calificación en su legajo”, explicó la supervisora de la zona, Clara Elena Daher, al ser consultada por El Tribuno respecto de las sanciones que se aplican en casos de gravedad.

Ratificó que la maestra del grado que incluye a chicos entre 10 y 12 años de edad, denunció ante la vicedirectora que le faltaban $1.500 pesos de su cartera, que supuestamente desaparecieron cuando salió unos minutos del aula.

“Frente a esa situación, la vice pidió orientación a la Policía, enviaron tres efectivos que revisaron la escuela y luego a los chicos les pidieron que se sacaran las camperas y pantalones y miraron sus mochilas. Por supuesto que no estuvo bien este accionar”, admitió Daher.

Dijo además que la directora del establecimiento, Ruth Daruich, hará ahora jornadas de convivencia con docentes y padres “y fundamentalmente se mediará con las madres de los dos niños de Animaná que no quisieron volver a la escuela para que retomen sus actividades normalmente”. Los padres consultados no están conformes con esta solución propuesta, porque consideran que se busca resarcir un hecho que es muy difícil de superar.

La escuela Especial “Virgen del Rosario” atiende con modalidad de pluriaño a unos cien alumnos, desde bebés que necesitan estimulación temprana hasta los 14 años, además de incorporar en los talleres a chicos que tienen hasta 18 años.