San Miguel del Monte: la plaza que se apagó con la tragedia

Se cumplen dos meses de la tragedia en la que murieron Camila, Danilo, Gonzalo y Aníbal, luego de una feroz persecución policial. ¿Cómo sigue la vida en el pueblo? ¿Quiénes mantienen vivo el recuerdo?

San Miguel del Monte: la plaza que se apagó con la tragedia

19/07/2019

“Que no haya enfermedad que no tenga cura/

Que la policía te trate con dulzura/ Que lo que dice el loco se vuelva cordura/

Que el ascensor sólo baje y la escalera sólo suba”. 

(Ula-Ula / llya Kuryaki and the Valderramas / 2012)

Por Gabriel Dávila*

El 20 de mayo en  San Miguel del Monte Camila López (13),  Danilo Sansone(13), Gonzalo Dominguez (14) y Aníbal Suárez (22) murieron, y Rocío Guagliarello (13) quedó gravemente herida – sobrevivió luego de tres operaciones –  al estrellar el Fiat 147 en el que venían contra un acoplado, cuando eran perseguidos por un patrullero policial. En un primer momento se habló de accidente, pero las investigaciones posteriores demostraron abuso de fuerza por parte de los agentes que hasta balearon el 147.  Dos meses después, la causa cuenta con funcionarios y más de una decena de policías presos. 

Lejos de los móviles periodísticos de hace algunas semanas y cerca del miedo que ronda las ex tranquilas calles, ¿cómo continuó la vida del pueblo y de aquellos amigos conocidos  como “Los Pibes De La Plaza”, esos chicos que al ritmo del hip hop denunciaron lo que realmente había pasado esa noche. “La Masacre de Monte”: una historia de valentía, flow, dolor  y amistad.

MARCHA 1

Esa noche de mayo la Plaza Alsina estaba como siempre.  O como antes, cuando el siempre no era una utopía. Cuando el siempre era siempre y no un lujo para esos pibes que luego de sus actividades diarias sacudían la monotonía entre  rima e improvisación.  

Cerca de la medianoche, Camila, Danilo, Gonzalo y Rocío habían salido a pasear en el auto de Aníbal. Un patrullero comenzó a perseguirlos. Se cree que se le dio la voz de alto pero los chicos no pararon. Entre los vecinos hay dos teorías: una es que los policías les iban a pedir plata y ellos no tenían y la otra es que pasaron por un bunker de drogas y vieron lo que no tenían que ver. 


 Entre los vecinos hay dos teorías: una es que los policías les iban a pedir plata y ellos no tenían y la otra es que pasaron por un bunker de drogas y vieron lo que no tenían que ver. 


Las pericias descartaron enseguida la teoría del accidente: se comprobó que desde el patrullero habían baleado al auto. El procurador  general de la Provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, confirmó que la bala que se extrajo de una de las víctimas era calibre 9 milímetros, el mismo que utilizan los efectivos policiales.

El ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo, reconoció que “a partir de lo que se habló con el fiscal general,  de los testimonios de los vecinos y de lo hablado con las autoridades del lugar se tiene que pensar que el procedimiento que hizo la Policía estuvo muy mal hecho”.

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Kelly, Tomy y Asima son tres de los referentes de la Plaza. Habían estado toda la tarde y parte de la noche con los chicos. En Monte las horas no son un problema. La oscuridad no es sinónimo de peligro, así que nadie se asusta si las batallas de hip hop y las improvisaciones se llevan puesto el reloj y se alargan más de la cuenta. Ese día estaban cansados. Había que preparar todo para el “Alsina FreeStyle”, un evento de rap que iba a dar que hablar. 

Tomy

Tomás Menesse fue el primero en irse. Había llegado temprano y tipo ocho y media dejaba la plaza llena. “Me fui sin saber que nunca más la vería  así. El último día que vi vivos a los chicos fue el último día que vi viva a la plaza y también un poco a nosotros”, dice.

Gonzalo rapeaba, Danilo hacia BeatBox, Rocío y Camila iban siempre a ver. Eran de los más chicos pero se habían ganado un lugar a fuerza de estar después de la escuela  y matar el sol entre risas y rimas. “Todos los cuidábamos, para mí eran mis hermanitos de corazón”, se lamenta Tomy.

Se había quedado sin batería en el celu, así que se enteró de todo recién al otro día. “Fue una catarata de estados contando lo que había pasado y yo hacía horas había estado con ellos”, recuerda.

“La plaza era para nosotros un lugar clave. Estábamos ahí 24 horas los siete días de la semana”, asegura.

Los festivales de Hip Hop eran cada vez más masivos. “En un momento, dejaron de  ser solo competencia de talentos y se convirtieron en un espacio de diálogo y desahogo para la comunidad que a través del arte impulsaba la resolución de ciertas problemáticas del lugar. Esto empezó a molestar a la policía que comenzó a parar a los pibes y averiguar qué hacíamos ahí y por qué hablábamos las cosas que hablábamos”. 

MURO 2

El agua contaminada con arsénico que mandó a varios al hospital y los problemas en educación y salud eran recurrentes en las improvisaciones, tanto que terminaron en pedidos formales de potabilización de agua y la solución de otras dificultades locales. Lejos de cualquier identificación partidaria, los pibes hacían sus reclamos para una sociedad más justa.

“Los abusos de  poder de la policía ya venían, pero se intensificaron con los eventos. Tengo amigos que los han fajado y si te hacias el loco era peor.  Como no había delincuencia muchos no decían nada, pero acá se llegó a un punto sin retorno”, denuncia Tommy. 

Lo que más le molestó fue cuando dijeron que estaban robando. “Eran chicos de 13 y 14 años que eran incapaces de agarrar algo que no les pertenecía. Eran buenos y tenían luz propia, ya no queda gente así”, dice. 

“Últimamente la plaza está vacía. Ya no hay más nadie. Se apagó la luz. Se fue con los chicos. A veces hasta flasheas verlos a lo lejos. Fue muy triste todo”.

Asima

“Acá todavía estamos en periodo de aceptación. Eran unos chicos muy queridos y aparte muy jóvenes”, se lamenta.  

Cuando los medios nacionales se hicieron eco del caso, él fue uno de los que más alzó la voz y hasta les escribió una canción a sus amigos: “Vuelen alto mis guerreros”. “No la puedo terminar, me hace mal”, dice.

La relación con la policía siempre fue mala. “Nos paraban, nos preguntaban qué estábamos haciendo y por qué teníamos que preguntar ciertas cosas. Por eso no sorprendió a nadie cuando empezaron a aparecer pruebas que contradecían la hipótesis del accidente. Se sabía que los de la Plaza chocábamos mucho con la policía y no sólo nosotros,  sino todo el pueblo por el tema del abuso de poder que existe”.


 Se sabía que los de la Plaza chocábamos mucho con la policía y no sólo nosotros,  sino todo el pueblo por el tema del abuso de poder que existe”. 


Y los problemas no terminaron cuando el caso tomó relevancia nacional. “Nos llegan mensajes desde Facebook truchos que nos dicen  que nos callemos, que podemos terminar presos, pero nosotros no tenemos miedo porque vamos con la verdad”, cuenta.

“Obvio que no todos los policías son malos. Hay algunos que son copados y merecen todo nuestro respeto, pero que los hay de mierda, los sabemos. La Masacre fue lo que destapó  la olla de lo que pasa en Monte”.

Kelly 

William Sánchez estaba acostado revisando el celular cuando, cerca de la una de la madrugada, escuchó un ruido muy fuerte por la cancha de Polo. “Se cree que ahí es donde arrancó la  persecución”, explica.

Recuerda el ruido de sirenas y el golpe fuertísimo. Sabía que no podía ser algo bueno. El silencio que siguió no bajó el estado de alerta  como una gran incógnita que se interrumpió sólo con el ruido del celular y la peor de las noticias.

“Gonzalo era beatboxing como yo, uno de los tres que había en Monte y yo le había enseñado, era mi sobrino del corazón. La verdad es que lo extraño mucho”, recuerda Kelly, de solo 19 años, quien está con asistencia profesional por un cuadro de depresión desde hace dos meses.

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Con el pasar de los días Tomy, Asima y Kelly empezaron a transformar ese dolor en actos.  Empezaron a llamar la atención de la prensa con marchas y actividades en las que usaban su talento para denunciar algo que sobrevolada por el aire de Monte: el abuso y la represión policial. “Nadie se iba a quedar callado. Por nuestros hermanos íbamos a hacer todo lo necesario para que se sepa la verdad. El Hip hop es una cultura muy grande y no te lleva a tener amigos, te lleva a tener hermanos”, dice Tomy.

“Igual los que se pusieron el caso al hombro fueron las familias. Ellos fueron los más valientes, nosotros en base a nuestro arte, empezamos a hacer videos, movidas y eventos para descontrolar a los medios, pero todo fue gracias a las familias”, destaca.

kELLY Y TOMÁS

Sobre los hechos, el  rapero no tiene dudas: “Los salieron a cazar como perros. De eso te das cuenta porque los chicos iban en un 147 que se desarmaba solo y la policía tiene una Hillux de las nuevas, no puede ser que no los alcancen para detenerlos”.

“Nuestra forma de mantener presentes a los pibes -dice Asima- es ir a la Plaza y ponernos a rapeaer. Esa es nuestra forma de rezarles. Para nosotros ya es la Plaza de los Pibes, ya no es más la Plaza Adolfo Alsina. Corta. Desde la Plaza de los Pibes vamos a seguir pidiendo Justicia  siempre a través del arte. Queremos que se sepa que acá no estamos seguros frente a un sistema que se ocupó de encubrir y aún hoy siguen diciendo que los familiares plantaron las pruebas cuando todos sabemos lo que pasó”.

Kelly coincide con Tomy y Asima. “Cuando nos juntamos en la plaza es siempre en memoria a los chicos. No podemos estar un segundo sin pensar en ellos.  Si rapeas es más claro, enseguida “Policía”-“Masacre” y “Saludos al Cielo” aparecen en cada estrofa. Duele y mucho pero nuestra ideología es no apagarse ante la injusticia”.

“Hoy siento que los sueños de Gonzalo son los míos y por ellos voy. Para ser alguien en el arte del Beatboxing, como él quería y le arrebataron la posibilidad. Hoy quiero lograrlo por los dos”, subraya.

Kelly sabe que el pueblo nunca más será el mismo, los hechos provocaron una especie de empoderamiento general. “Si los que están para cuidarnos son el peligro, nosotros estamos para cuidarnos de ellos. En eso estamos todos en la misma”, dice. 

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Mauricio Sansone es primo hermano de una de las víctimas y también abogado de la familia, además de vecino de Monte. Las últimas noticias no fueron buenas para la causa. Está enojado. En las últimas horas  dejaron en libertad a otros dos policías por “falta de méritos”. “Alegan que en estos casos no hubo intención de adulterar documentos públicos ni de ocultar pruebas, sino que acataron órdenes de superiores que sí tenían esa intención”, explica.

Las familias no se rinden. Saben que viene para largo. “Estas medidas fueron apeladas por casi todos los abogados de las familias y eso ahora se está resolviendo en la Cámara de Apelaciones”, agrega.

“Los pibes utilizaron el rap y el hip hop  como herramienta de lucha y de protesta contra las cosas que a ellos  les molestaba. Esa fue su forma de transformar ese dolor en arte para hacer como una flecha que impulse y que llegue a las personas  para llevar un poco de conciencia sobre lo que pasó”. 

“La gente abrió los ojos con lo que es la policía. Por ahora con miedo, hasta que se organice, hasta que sepa cómo defenderse, hasta que sepan que  en el pueblo y en la gente, que venimos activando desde antes de la masacre, pueden apoyarse y encontrarse, para revertir estas injusticias”, cierra Mauricio.

“Vuelen alto mis guerreros, ojalá  algún día en alguna parte nos crucemos/ Guerreros, orgullosos de ustedes estaremos, nunca morirá siempre los recordaremos/ Gonzalo, Danilo, para serles sincero, nada es lo mismo sin su presencia/ La Plaza está triste, el pueblo está triste, pero se los recuerda/ les rezaremos cada vez que se improvise, inmortales serán ustedes ante el olvido de mierda”, la lírica de Asima es tan fuerte como cruda. Todavía le duele en las tripas cada palabra.  Ya la va a terminar. Aún tiene que volver a la plaza para seguir cantando sus verdades, por los pibes que se fueron y con los que quedaron. 

*Periodista de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ)