coronda

Por Cosecha Roja. – José María Michelli era un preso más del penal de Coronda. Apenas un nombre con una causa por delitos contra la propiedad y las personas y un saldo por pagar de 16 años y 9 meses adentro. Hasta que vio la chance de inmortalizar su nombre y se metió de cabeza en el camión de basura que lo parió libre a la calle que tanto añoraba.

La sagacidad de la huída le valió a Michelli la membrecía en uno de los clubes más exclusivos del mundo del hampa: el de las fugas cinematográficas. El Barón de la droga, tal como se conoce al Chapo Guzman, construyó su hegemonía como lord de la droga en México y el mundo el 19 de enero de 2001. Justo después de escaparse de un penal de máxima seguridad en un camión de la lavandería. Marcelo “Monguito” Segovia tal vez tenga menos chapa internacional, pero eso no le quita mérito a su ingeniosa huída. El condenado por homicidio se escapó del penal de máxima seguridad de Florencio Varela disfrazado de mujer. Una vez en libertad la astucia no le duró tanto. Monguito volvió a la cárcel sonrojado por su propia estupidez: llamó a un delivery de empanadas desde el aguantadero. Y en vez de chico del delivery con gorra y motito recibió a un par de tipos de bigote de estricto uniforme azul.

Los guardias notaron su ausencia en el medio día de ayer después de un chequeo de rutina en el sector del economato donde trabajaba. Se dio aviso a la policía y el personal de las Unidades Regionales próximas iniciaron un rastrillaje intenso por las zonas rurales.

Michelli, como Monguito, pecó de exceso de confianza y lo pagó demasiado caro. Apenas 24 horas le duró la fuga digna de una película de Hollywood. El punto final lo puso el Comando Radioeléctrico cuando detuvo a dos hombres en una moto en el barrio Nueva Pompeya de Santa Fe. Apenas un control de rutina para dos tipos sin casco. Michelli comprobó en carne propia que lo de la fama es puro cuento. Y ahora vuelve al anonimato del penal de Coronda.