Ferdinand von Schirach es uno de los autores de mayor éxito en Alemania. Con una prosa precisa, este jurista alemán vuelve a presentarnos una colección de brevísimos relatos sobre el insondable comportamiento humano. En este caso, como adelanto exclusivo, compartimos Secretos, uno de los cuentos que forman parte de Culpa, su nuevo libro publicado recientemente por Ediciones Salamandra y que te podés ganar en Cosecha Roja. (ver en Facebook y Twitter). 

Basado en casos reales, Crímenes atravesó el difícil camino en la búsqueda de la verdad en los procesos judiciales. En este nuevo libro, los 15 relatos que lo componen plantearan cómo muchas veces el sentimiento de culpa actúa con más velocidad que la ley.

Secretos

El hombre estuvo viniendo al bufete todas las mañanas durante dos semanas. Siempre se sentaba en el mismo sitio en la gran sala de reuniones. La mayor parte de las veces mantenía el ojo izquierdo cerrado. Se llamaba Fabian Kalkmann. Y estaba loco.

Ya en nuestra primera conversación me dijo que lo seguían los servicios secretos. La CIA y el BND, el servicio de inteligencia alemán. Conocía el secreto que ellos querían. Así eran las cosas.

—Me persiguen, ¿entiende?

—No del todo —admití.

—¿Ha ido alguna vez al estadio a ver un partido de fútbol?

—No.

—Pues tiene que ir. Todos gritan mi nombre, no paran de gritarlo. Chillan «Mohatit, Mohatit».

—Pero usted se llama Kalkmann.

—Sí, pero para los servicios secretos soy Mohatit.

En los archivos de la Stasi también me llamo así. Lo sabe todo el mundo. Quieren mi secreto, el gran secreto.

—Kalkmann se inclinó hacia delante—. He ido a ver al óptico. Por lo de las gafas nuevas, ¿entiende? Me han narcotizado, por el ojo. He salido de la óptica exactamente un día después, justo veinticuatro horas más tarde. —Me miró—. No me cree. Bueno, puedo demostrarlo. Tome —me dijo al tiempo que me tendía una libretita—. Tome, mire aquí. Aquí está todo.

En la libreta, en grandes letras mayúsculas, ponía: 26.04 – 15.00 entrada en el laboratorio; 27.04 – 16.00 salida del laboratorio. Cerró la libreta y me miró con aire triunfal.

—Bueno, pues ya lo ha visto. Ésa es la prueba. La óptica es de la cia y el bnd. Me drogaron y me bajaron al sótano. Allí hay un gran laboratorio, un laboratorio como los de James Bond, de acero inoxidable. Me operaron, la intervención duró veinticuatro horas. Ahí es cuando lo hicieron.— Se reclinó en el asiento.

—¿Cuando hicieron qué?

Kalkmann miró alrededor.

—La cámara —susurró—. Me han instalado una cámara en el ojo izquierdo. Debajo del cristalino. Sí, y ahora ven todo lo que yo veo. Es perfecto. Ahora los servicios secretos pueden ver cuanto ve Mohatit —aseguró. Y en voz alta añadió—: Pero nunca se harán con el secreto.

Kalkmann quería que yo denunciara al bnd. Y a la cia, claro está. Y al ex presidente norteamericano Reagan, el origen de todo. Cuando le dije que Reagan había muerto, repuso: «Eso es lo que usted cree. En realidad vive en casa de Helmut Kohl, en el desván.»

Acudía todas las mañanas para contarme lo que había vivido. Al final acabé hartándome. Le dije que necesitaba ayuda. Curiosamente, él lo reconoció en el acto. Llamé a urgencias psiquiátricas y pregunté si podía acudir con un paciente. Fuimos en taxi. Tuvimos que entrar en psiquiatría forense, ya que estaban pintando las otras estancias. Cuando entramos, las puertas de cristal de seguridad se cerraron. Fuimos adentrándonos más y más en el edificio, guiados por un enfermero. Al final tomamos asiento en una sala de espera. Un médico joven al que yo no conocía nos hizo pasar a su consulta. Nos sentamos delante de una mesa pequeña, en las sillas dispuestas a tal efecto. Cuando iba a explicar la situación, Kalkmann dijo:

—Buenos días, me llamo Ferdinand von Schirach, soy abogado. —Me señaló—. Le traigo al señor Kalkmann. Creo que sufre un trastorno grave.

Ferdinand von Schirach nació en Múnich en 1964. Desde 1994 ejerce como abogado defensor penalista en Berlín, donde se ha ocupado de algunos de los casos más notorios de los últimos años en Alemania y que mayor interés han suscitado en la opinión pública. Crímenes, su primera obra literaria, fue el libro revelación de 2009 (pasó 45 semanas en las listas de los más vendidos) y obtuvo el prestigioso Premio Kleist; los derechos de traducción se vendieron a treinta países. Un éxito similar ha obtenido con su segunda obra, Culpa, cuyos derechos ya se han vendido a veintún países, y con su primera novela, Der FallCollini, que también se erigió en bestseller en 2011. Las ventas totales del autor ya han alcanzado el millón de ejemplares en Alemania. Por otro lado, uno de sus cuentos, «Glück», fue llevado a la gran pantalla por Doris Dörrie, y la ZDF está realizando una serie para televisión a partir de seis de sus relatos.