Gisella trabajaba limpiando trenes en la estación Moreno. Tiene 24 años y cuatro hijos. Hace unos meses denunció a su ex marido después de dos años de sufrir maltratos y amenazas. Hoy la empresa ratificó su despido.

Gisella Herrera tiene 24 años y cuatro hijos con los que vive en una casa que alquila en el barrio Cascallares de Moreno, en el Oeste del conurbano bonaerense. El único sostén de la familia es lo que gana como empleada de limpieza en la estación de trenes de Moreno. En mayo del año pasado se animó a denunciar a su ex pareja después de dos años de violencia y amenazas. El martes a la mañana se presentó en la estación. Cuando quiso fichar, la máquina no reconoció sus huellas dactilares. El jefe le mostró el telegrama: la empresa Trenes Argentinos la había echado por faltas injustificadas.

03052017_niunamenos_100“Es una empresa estatal. Debería haber un compromiso de protección con las personas vulneradas”, explicó a Cosecha Roja Mónica Schlotthauer, delegada ferroviaria del Tren Sarmiento y legisladora bonaerense por el Frente De Izquierda.

Gisella comenzó a faltar tras separarse de su ex pareja. Él llegaba de madrugada hasta la casa en la que ella vivía con sus hijos, se metía por la fuerza, la amenazaba y le pegaba. Una noche llegó con algunos amigos. Ella quedó en la calle con los cuatro chicos y tuvieron que dormir en la casa de una amiga.

Ella no se animaba a denunciarlo. Tenía miedo. En mayo de 2017 presentó la denuncia por usurpación y violencia de género. La Justicia le dictó una medida de restricción que venció al poco tiempo. Él siguió visitándola por las noches. Y ella siguió acumulando faltas en el trabajo.

“Tiene que mantener sola a los cuatro chicos y no tiene apoyo familiar”, contó Schlotthauer. En los últimos meses, además, Gisella comenzó a tener ataques de pánico.

Hace un mes recibió una notificación. Ya tenía tres suspensiones por faltas injustificadas. Si faltaba una vez más, la despedirían. La semana pasada se enfermó y no fue a trabajar. Llevó un certificado médico, pero la constancia no decía que debía hacer reposo.

Tras el despido, Gisella siguió yendo a trabajar por recomendación de los delegados. “Como muchas mujeres trabajadoras de nuestro país, ella sufre no sólo la violencia machista de parte de su ex pareja sino que a eso ahora se le suma el maltrato patronal”, denunciaron los delegados de La Bordó.

Los trabajadores realizaron protestas para exigir a la empresa la reincorporación de Gisella. Hoy la empresa ratificó su despido.

* Nota publicada el 9 de febrero de 2018 / Actualizada el 16 de febrero de 2018