Policíametropolitana

Basta de gatillo fácil: ni un pibe menos. Con ese lema los vecinos de La Boca marcharán esta tarde para reclamar por el caso de Lucas Cabello, el joven baleado el lunes por un policía de la Metropolitana. La concentración es en Almirante Brown y Villafañe a las 18.

Mientras Lucas sigue internado en un sanatorio de Palermo, los funcionarios porteños justificaron el gatillo fácil. La vicejefa de gobierno, María Eugenia Vidal, aseguró que fue un caso de violencia de género. Y Guillermo Montenegro, ministro de Justicia y Seguridad, dijo que Lucas estaba armado. El personal de la Policía Federal que actuó en la escena escribió en el acta que sólo había tres vainas servidas: son las que impactaron en el cuerpo del joven.

A continuación, la historia de Lucas Cabello contada por Camila, la novia y madre de su hija de dos años.

 

Julia Muriel Domizain – Cosecha Roja.-

Lucas, Camila y la hija de dos años de ambos se despertaron pasado el mediodía. Ella limpió la pieza en la que viven en el Hogar de Tránsito del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) y le cosió a él un pantalón. Después se bañó, lavó ropa, la secó y puso otra tanda. Mientras, Lucas fue al kiosco de la esquina a comprar dos sándwiches de milanesa. Camila lo vio por la ventana: cuando estaba por entrar, frenó, gesticuló y tiró el cuerpo para atrás. “Yo creo que vio el arma”, contó a Cosecha Roja. Segundos después, se escuchó el primer tiro. Ella salió corriendo a la calle, lo agarró de la nuca, lo sentó y Lucas le pidió ayuda. El Policía de la Metropolitana -que estaba designado en la puerta para mediar un conflicto entre vecinos- disparó dos veces más.

La nena de dos años lloraba y gritaba desde el pasillo de Martín Rodríguez 559. Camila entró, la alzó y la dejó con una vecina. “La agarré con las manos llena de sangre”, contó. Cuando volvió a la calle, ya no pudo levantar Lucas porque estaba inconsciente. Los vecinos lo subieron a un auto para llevarlo al hospital y desde el lunes a la tarde, la vida de Lucas Cabello está en peligro. Lo operaron dos veces en el hospital Argerich y esta tarde lo trasladaron al sanatorio Los Arcos para que le hagan una cirugía en la médula. El oficial de la policía Metropolitana, Ricardo Ayala, quedó detenido y declaró hoy ante el Juzgado de Instrucción 35. Los vecinos de La Boca salieron a la calle instantáneamente y denunciaron que fue otro caso de gatillo fácil.

La pieza en la que vive Lucas está dentro de un Hogar del IVC. “En el barrio hay 21 conventillos que el organismo se comprometió a recuperar. Para eso, llevó a quienes vivían allí a los Hogares. Se suponía que eran unos meses pero están desde hace 15 años”, contó a Cosecha Roja Martina Noailles, Jefa de Redacción del periódico local Sur Capitalino. “Ni los créditos que prometieron ni la recuperación de conventillos sucedieron: sólo arreglaron 2 y hay 8 en obras por una orden de la Justicia”, agregó. Las peleas entre los vecinos aparecen cuando se nota las diferencias en los arreglos el gobierno de la Ciudad en el barrio.

La vicejefa de Gobierno porteña, María Eugenia Vidal contó otra película y después el Jefe de la Metropolitana la desmintió. “En origen es un caso de violencia de género”, dijo Vidal. Según el relato oficial, el policía intervino porque una mujer que vive en el Hogar salió de la casa a los gritos diciendo que su pareja la había amenazado de muerte. “Se le había dado un botón antipánico a la pareja de esta persona y se agregó una consigna policial”, relató la funcionaria. Cuando el agente dijo ‘alto’, Lucas “no atendió el pedido y ahí se generó la reacción de la policía”.

El Colectivo Ni Una Menos repudió el uso de la violencia contra las mujeres para esconder un caso de gatillo fácil: “El Estado porteño se ampara en un problema real -la violencia contra las mujeres- para avalar un accionar en extremo punitivo, sin respeto al debido proceso ni a las garantías constitucionales”, escribió. Esta mañana Pedace aclaró: “La consigna que estaba en la puerta de Martín Rodríguez 559 fue ordenada por una fiscalía de la ciudad para custodiar el interior del domicilio por una denuncia de amenazas de violencia intravecinos”, dijo al programa Casi Despiertos de Nacional Rock.

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Ayer Lucas abrió los ojos e intentó hablar. No puede porque le hicieron una traqueotomía. Creen que tampoco podrá volver a mover las piernas. Camila alcanzó a decirle que estaba con él y Lucas sonrió. También le prometió mudarse definitivamente juntos ni bien se recupere. Son novios desde hace más de cinco años (festejaron el aniversario el 15 de marzo), cuando se conocieron en la cuadra. En aquel momento, la familia de Lucas vivía en Necochea y el joven visitaba a su abuela en La Boca. Se gustaron y se mandaron SMS y cartas durante un tiempo, hasta que formalizaron.

La abogada de la familia, Gabriela Carpinetti, dijo a Cosecha Roja que la Justicia debe caratularlo como tentativa de homicidio  e incluir dos agravantes: el estado de indefensión de la víctima y la pertenencia de Ayala a una fuerza de seguridad. Ella y su socio Nahuel Berguier pedirán que Ayala sea exonerado de la fuerza. Hoy a la mañana, en conferencia de prensa en la sede de Unión de Trabajadores de la Educación UTE-CTERA, organizaciones sociales, familiares y diputados pidieron Justicia por Lucas y repudiaron la violencia institucional de la Policía Metropolitana.

La Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) acompañó a la familia de Lucas y tomó declaraciones a los testigos. “Estamos ante un hecho gravísimo de violencia institucional que, de acuerdo a las pruebas y declaraciones de familiares y testigos presenciales, configura una tentativa de homicidio calificado”, dijo el titular, Miguel Ángel Palazzani. Y calificó al hecho como un fusilamiento.

“Yo lo vi caer, vi cuando se cayeron los sandwiches”, contó Camila. Su novio es un tipo con carácter, al que le encanta jugar a la pelota y juntarse con los pibes del barrio. Tiene un tatuaje de River en la pierna. Por eso, cada vez que juega Boca de local usa pantalones largos. Carolina, su mamá, escribió una carta que publicó La Garganta Poderosa: “Lucas nació y se crió en el barrio de La Boca. En estas calles, creció jugando a la pelota con los amigos, siempre fue muy futbolero. También, disfrutaba de los domingos en familia, que compartíamos todos juntos. De adolescente, comenzó a interesarse en los instrumentos de percusión y así fue que junto con sus compañeros armó una banda de música. Hoy, Lucas tiene 20 años y junto a Camila construyen día a día una familia hermosa. Su hija de dos años se llama Milena. Ella le cambió la vida a Lucas. Hasta el lunes que pasó, todos los días, a toda hora, mi hijo jugaba y reía con su beba”.

Los fines de semana cuida autos en el Restaurante Il Matarello y cuando tiene un rato, ve películas con su novia. “Él me explica lo que no entiendo”,, contó. Por eso ella lo alienta a que termine el secundario, que dejó en tercer año.

– ¡Dale! ¡Si vos tenés cabeza para estudiar!

Foto: Telam

Nota publicada el 11/11/2015