DSC_0387-2Fotos: Noelia Domenech

Alrededor de la pirámide de Plaza de Mayo, en la mítica ronda que hace 41 años se hace los jueves a la tarde, el cruce de luchas estuvo unido por un mismo reclamo: justicia. Madres de la Plaza, travestis, trans, tortas y maricas dieron vueltas alrededor de la pirámide exigiendo justicia por los desaparecidos en dictadura y en democracia, por Ayelén Gómez y por todas las travestis asesinadas.

“No nos terminamos de recuperar de una que ya empieza a haber otra y otra y otra compañera muerta. Venimos a pedir que nos dejen de matar porque la muerte no nos da respiro. Sentimos que las muertes travas no están interpelando de la misma forma en la agenda emocional de la sociedad, lo que habilita a que se nos mate de una forma impune y el violento diga ‘si total la trava no le importa a nadie’. Por eso nos congregamos en la Plaza, para pedir justicia y para abrazarnos”, dijo a Cosecha Roja Violeta Alegre, activista trans sudaca.

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Ayelén tenía 31 años y nació en la localidad de Ranchillos, al sudoeste de la capital tucumana. En enero había vuelto a su provincia para vivir junto a su madre, después de buscar alternativas laborales en la Ciudad de Buenos Aires, donde había estudiado en el Bachillerato Popular Mocha Celis. Esta tarde, durante la vigilia trans, la bandera del Mocha acompañó a las Madres de la Plaza y estuvo junto a los carteles en reclamo de la aparición con vida de Santiago Maldonado -el joven desaparecido hace 15 días durante una protesta en Chubut-, y de Julio López -desaparecido en septiembre de 2006 tras declarar en un juicio contra el genocida Miguel Etchecolatz-.

 

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Estamos tan hartas que venimos a pedir abrazos

La vigilia se sumó a la ronda de Madres de Plaza de Mayo. Hebe de Bonafini, presidenta de Madres, llamó a hacer una militancia boca a boca, día a día: “No alcanza con el voto, no alcanza con que digamos vamos a volver, ¡tenemos que trabajar!”, dijo. Después, le pasó el micrófono Marlene Wayar, activista de la Colectiva Lohana Berkins. “Estamos luchando porque las compañeras se capaciten, porque aprendan un oficio, porque pongan un montón de voluntad, de ovarios, de huevos, de teta, ¡que pongan el cuerpo! y a la vuelta nos las asesinan… Estamos tan hartas que lo único que venimos a pedir son abrazos, porque sabemos que no va a haber justicia, no van a haber reconocimientos, sabemos que no van a haber culpables. Estos asesinos de Ayelén no están fuera de esta sociedad, están insertos, coexisten con nosotros”, dijo Wayar al borde de las lágrimas.

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Ayelén dejó Tucumán en 2012 cuando la violaron dos policías en una comisaría, burlándose de su identidad travesti y robándole la cartera con la plata que ganado esa noche gracias a la prostitución, la única fuente de sustento que había conseguido. Después de vivir un tiempo en Buenos Aires, a principio de este año volvió a su ciudad buscar trabajo: la encontraron muerta el sábado, bajo una tribuna del Lawn Tennis en San Miguel de Tucumán. Esta mañana, la organización Andhes (Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales) se reunió con la familia de Ayelén para acompañarla como querellante ante la justicia. Según los primeros resultados de la autopsia, tenía golpes en todo el cuerpo y murió por asfixia.

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Según diario tucumano La Gaceta, la madre de Ayelén dijo a los investigadores que la joven “dejó su casa el jueves para encontrarse con una tal Marcela”, que “declaró que estuvieron juntas hasta el viernes por la noche, cuando fueron a trabajar en la zona del Parque”. Personas cercanas a Ayelén denuncian que en Tucumán funcionan varias redes de explotación sexual, que se manejan como mafias frente a quienes no quieren pagar como peaje una parte de lo que ganan de la prostitución.

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Tucumán y Mendoza también pidieron justicia

En simultáneo, hubo una manifestación en la provincia de Mendoza y una marcha caminó por las calles de Tucumán exigiendo que frene la violencia bajo el grito de “Furia travesti”. Allí, el Centro Educativo Transexual de puertas abiertas (Cetrans) difundió un comunicado: “Nosotras, las mujeres trans, hartas de la invisibilización, el abuso, la violencia física y simbólica, la discriminación y las muertes sin esclarecimiento en una provincia con una justicia mediocre y ausente, nos organizamos en la primera marcha nacional impulsada desde Tucumán por nosotras, haciendo eco en otras provincias para visibilizarnos y acompañarnos en un reclamo sólido y masivo”.

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“Responsabilizamos a la policía de Tucumán por la inseguridad permanente en la que vive nuestra población trans. Necesitamos vivir tranquilas, trabajar, acceder a la educación y a la salud, vivir libres de discriminación y violencia, caminar por las calles como las personas que somos”, sigue.

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No queremos ser más esta humanidad

Cuando las Madres dejaron la Plaza, la comunidad LGBT que se congregó por Ayelén, se abrazó, hizo una ronda y empezó a circular un micrófono para compartir testimonios. Un cartel, en forma de mariposa, pedía justicia por Diana Sacayán (activista travesti asesinada en octubre de 2015). “No queremos ser más esta humanidad”, decía otra de las consignas. “Es terrible que nos sigan matando, que sigan compañeras en la desidia y sin oportunidades”, dijo Virginia Silveira, ex alumna del Mocha.

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Con la certeza violenta de que la justicia no es igualitaria frente al género y la posición social, esta tarde el abrazo fue una caricia.

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