El ex Comisario Mayor Horacio Herrera está imputado en una causa por trata de personas que terminó con una de las víctimas descuartizada en Río Gallegos. Es el mismo al que el juez del Tribunal Federal de Río Gallegos Mario Reynaldi llamó para pedirle “chicas para un amigo”, y por eso ahora está al borde del jury. En las escuchas reveladas a partir de la denuncia de la Procuraduría de Trata se confirmó que Reynaldi tenía conocimiento de la red.

En la denuncia de Marcelo Colombo, el titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), el juez Reynaldi está acusado de encubrir a un funcionario policial (en referencia a Herrera) que integró una red de trata que prostituía mujeres en “Las Casitas”.

Herrera se retiró en agosto de 2008 como Comisario Mayor en el departamento de Logística. Se fue con fuerte influencia en la cúpula de la Policía de Santa Cruz. Tenía poder e impunidad. Ahora la justicia lo investiga por integrar la red que traía chicas del norte del país y del extranjero para explotarlas en el bar “Verónica”.

Un mes más tarde de su salida de la policía, un femicidio conmocionó a Santa Cruz: Elizabeth Adaro, quien llegó bajo amenazas desde Córdoba para ser explotada en Las Casitas, apareció descuartizada en bolsas que los asesinos dejaron en diferentes esquinas de Río Gallegos.

Las 19 mujeres que declararon en 2009 dijeron que como por esa época se avecinaba el cierre de Las casitas, empujado entre otras cosas por una fuerte denuncia de La Alameda y por la Ley de Trata sancionada meses atrás, las chicas fueron explotadas en la casa en la que las tenían, en la calle Ramón y Cajal al 1535.

Para probar la connivencia de la red de trata con el poder policial, la Justicia Federal le intervino el teléfono los administradores del prostíbulo y al ex Comisario Mayor Herrera. Esto descubrieron los investigadores a partir de las escuchas de junio de 2012:

(Herrera) – Hay de todo calibre acá… los viejos siempre andan buscando…hasta los putos…en la pensión hay dos trolos también, la Yoco y la Vicky pero son jovencitas …una es de Salta y la otra ni sé de dónde puta es … claro sí, hay trolos como en todos lados. Tiene dieciocho años la Yoco…es una nena…pero voltea muñecos que da calambre, cada auto la buscan…y bueno, son señoritas con manija.

En otra conversación del mismo mes con Gómez, uno de los socios de la red:

– La Yoco tenía 17 años Horacio, ahora cumplió 18…era menor mirá y nosotros no sabíamos nada.

– ¿Cuándo los cumplió?

– Y no se, ahora me dijo que cumplió, recién ahora. La teníamos menor ahí.

– Pero voltea muñecos que se la lleva puta eh…

– Te imaginás uno que tiene cincuenta pirulos, con un guacho de 17…hasta yo le pago, viste, porque es fresquito todavía…y recién empezó a trabajar me contó la Paola.

Las escuchas continuaron hasta que al mes siguiente una de las llamadas evidenció que el Comisario Mayor podría estar protegido por el juez del Tribunal Federal Mario Reynaldi, que lo llama y le dice:

– Estoy preocupado, Chiche. Tengo un amigo acá…

– ¿Qué pasó?

– Y… está enamorado de tus chicas.

– ¿Quién es ese hombre?

– Che, no sé, está enamorado. Hablá con él, hablá con él… (le pasa el teléfono).

El audio probaría que el juez no podía desconocer a qué se dedicaba Herrera y que no lo denunció. Por eso, desde mayo está siendo sometido a un proceso de investigación en el Consejo de la Magistratura, iniciado a raíz de la denuncia de la Protex. Sospechan que el juez, además, avisaba al policía retirado de los allanamientos en su lupanar.

En 2013, la jueza Federal Ana Cecilia Álvarez, que en 2009 clausuró Las Casitas, denunció presiones que llegaron luego de que dijera que “hay un juez involucrado en una causa por trata”. La frase generó que los integrantes del Tribunal, Jorge Chávez, Alejandro Ruggero y hasta el propio Reynaldi, presentaran una denuncia por haberlos involucrado en tremendo asunto. Al año siguiente la jueza se fue.

Semanas atrás, el ex Comisario Mayor declaró ante el Consejo de la Magistratura. Sin embargo, el fiscal federal Gonzalo Miranda todavía no logra que avance su pedido para que la red que integraba Herrera vaya a indagatoria por la explotación sexual a la que sometieron a decenas de mujeres, entre ellas Elizabeth Adaro.