Por Virginia Messi – Diario Clarín

La mañana del lunes 23 de enero pasado, el nombre de Paul Howard Frampton sonó en los altoparlantes del Aeropuerto Internacional de Ezeiza. El escáner de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) había detectado una sustancia extraña en la valija que el hombre había despachado en el vuelo 4640 de Lan Chile que iba a salir rumbo a Perú, como escala previa para llegar a Estados Unidos. La sustancia resultó ser cocaína (dos kilos ochenta gramos). Estaba envuelta en papel de regalo y colocada detrás del forro del equipaje.

Frampton (inglés, soltero, 68 años) quedó inmediatamente detenido por “contrabando de estupefacientes con fines de comercialización”, un delito que tiene una pena máxima de 16 años de cárcel. A simple vista su historia podría tomarse como la de una “mula” más. Pero no. El caso tiene características muy especiales.

Para empezar, Frampton es un reconocido y respetado físico teórico , profesor de la universidad estadounidense de Carolina del Norte, que incluso firmó varios trabajos con el premio Nobel Sheldon Glashow. Pero además, según él mismo explicó en su defensa, la valija con la cocaína habría llegado a sus manos como último paso de una larga serie de engaños de los que dice haber sido víctima: una mujer que se hizo pasar por modelo lo contactó por Internet, con los meses llegó a enamorarlo, y él fue siguiendo su pista para conocerla en persona hasta llegar a Sudamérica .

Hasta el momento, para la Justicia su coartada resulta inverosímil. Por eso Frampton –preso hace dos meses en el penal de Devoto– ya tiene un procesamiento con prisión preventiva (más un embargo de 1.350.000 pesos) confirmado por la Sala B de la Cámara en lo Penal Económico.

Lo curioso de su relato es que es llamativamente similar al que hizo en su momento Sharon Mae Armstrong (54), una ex funcionaria del Gobierno de Nueva Zelanda –experta en lenguaje maorí– que fue detenida en Ezeiza el 13 de abril de 2011 con 5 kilos de cocaína en su valija, cuando iba a tomar un vuelo a España.

En el caso de Armstrong –aunque terminó siendo condenada– la Justicia dio por cierto que había sido engañada por un hombre que la enamoró vía Internet , le ofreció casamiento y, con una excusa, la hizo viajar a la Argentina con la promesa de que luego se reunirían en Londres para conocerse personalmente. Porque los jueces creyeron en su historia, a Sharon se le impuso casi la pena mínima establecida para el delito de contrabando de estupefacientes.

“Soy inocente. No voy a ser condenado, sólo que el sistema judicial argentino es muy lento. Hay demasiada evidencia que prueba que yo no sabía nada de las drogas que había en la valija. Esto se va a comprobar… espero que lo antes posible” , dijo Frampton en una entrevista telefónica realizada el fin de semana con periodistas del diario The Sacramento Bee .

Si bien en un primer momento Frampton se negó a declarar en la causa –a cargo del juez en lo Penal Económico N° 7, Juan Galván Grenway, y la fiscal Carolina Robiglio–, el 6 de febrero pidió hablar, aunque dijo que iba a ser breve y no aceptaría preguntas.

“El motivo del viaje a Sudamérica era encontrarme con una amiga, que es una modelo muy reconocida, pero no pude encontrarme con ella. Yo creo que el representante de mi amiga, que fue quien me dio los pasajes, es probablemente quien esté relacionado con la droga que fue encontrada en la valija”, afirmó Frampton, y aseguró que la valija se la hicieron llegar diciéndole que era de su amiga modelo, que la había olvidado y que él debía llevársela . No dio más detalles para no afectar a la mujer de la cual se había enamorado y con la que se pensaba casar.

En la declaración del físico faltan muchos detalles necesarios para explicar cómo, por ejemplo, aceptó transportar por varios países (a Argentina llegó el 21 de enero desde Bolivia) un equipaje que no le pertenecía. “Es improbable y no sería verosímil que una persona de 68 años, con instrucción universitaria sólida, haya viajado al país con el fin de encontrarse con una amiga y que, pese a no haber podido tener contacto con ella, haya aceptado sin reparo alguno llevar consigo una valija supuestamente propiedad de la nombrada”, evaluaron los jueces de la Sala B al confirmar el procesamiento, la semana pasada.

Cada día más desilusionado de esa mujer que durante meses, vía internet, dijo amarlo y querer casarse con él, Frampton está confiado en que el engaño del que asegura haber sido víctima es tan claro y burdo que terminará por exonerarlo.

Pese a su optimismo, su situación legal es aún bastante complicada. Sus amigos, que están enviando cartas al juzgado explicando que no es un narcotraficante, también empezaron a hacer gestiones para tratar de que la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA le dé un trabajo temporario como profesor . Sólo consiguiendo esto y algún alojamiento, el físico podrá aspirar a salir de Devoto, por lo menos hasta que llegue el día del juicio oral.

Foto: charlotteobserver