cosecha-congresoJulia Muriel Dominzain  – Cosecha Roja.-

– No existís.

Ese es uno de los clásicos mensajes violentos contra las mujeres. Si cuando ellas van a denunciar no encuentran una respuesta, la profecía se convierte en realidad: no existen. “Cada vez que el Estado cierra las puertas se hace carne el discurso del victimario”, dijo Mariana Gras, la presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) durante la presentación de resultados del Registro Único de Casos de Violencia Contra la Mujer. La base que funciona desde hace más de dos años reunió más de 50 mil registros: el 50 por ciento de las violencias las ejercen las parejas y el 33 por ciento los ex. La mayoría de las víctimas tienen entre 30 y 39 años, conviven con sus agresores y dependen económicamente de ellos.

Un dato fundamental es el tiempo que transcurre desde el primer hecho de violencia hasta el momento en que las mujeres denuncian. Según el registro, el 39.9 por ciento denuncia entre 1 y 5 años después del primer maltrato; el 22.7 luego de 10 años, el 18 entre 6 y 10 y el 15.4 espera menos de un año. Gras señaló el dato como clave: “Hasta lo que sabíamos hoy se tardaba entre 9 y 14 años en denunciar. Esto muestra que hay un empoderamiento de la mujer y que el rol del estado es importante”.

El nuevo registro lo elaboran de manera conjunta el CNM y el INDEC. Relevan, centralizan y sistematizan la información de planillas, cuadernillos, formularios, fichas, tarjetas y libros de actas de organismos de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y de la tres jurisdicciones (nacional, provincial y local). “El gran desafío es que se entienda la importancia del registro: permite ver el circuito por el que pasa una mujer, identificar dónde hay que fortalecer. Los diagnósticos sirven para tomar decisiones políticas”, dijo a Cosecha Roja Gras.

 

[Adriana González murió en agosto, después de agonizar 8 días en un hospital de San Luis. El ex tenía prohibido acercarse a ella pero la fue a buscar, le pegó hasta que la creyó muerta y se suicidó. Belén Morán intentó evitar su propio femicidio: tenía la orden de restricción en la cartera cuando el ex novio la esperó en una esquina de Pilar, la asesinó y huyó con el cuchillo ensangrentado.]  

Según Ana Nora Feldman, Directora Nacional de Planificación y Coordinación Estadística del Indec, el objetivo del registro es “evitar la revictimización de las mujeres, que suelen ir más de una vez a denunciar”. Tras más de dos años de trabajo (desde enero de 2013) y sobre una población de mujeres y personas trans de más de 14 años, el resultado son 50.703 registros. “Son la punta del iceberg”, dijo Feldman. Todavía hay muchas mujeres que no denuncian y el organismo se ocupará de calcular esa diferencia a través de encuestas.  

El 45.8 por ciento de las víctimas tiene entre 18 y 24 años, el 18.3 entre 18 y 25, el 16 por ciento tiene de 25 a 29 y el 15 más de 50. Más de la mitad de las mujeres conviven con sus agresores (56.8) y en un tercio de los casos el victimario es la ex pareja. El 51 por ciento de las mujeres no tiene trabajo y depende de otro para sobrevivir. “Esto muestra un grado altísimo de vulnerabilidad”, explicó Feldman. En el 74 por ciento de las historias lo que dispara la denuncia es la violencia física, lo cual no excluye que antes hayan existido otros tipos de violencias como la económica, simbólica, psicológica, sexual, laboral, obstétrica e institucional.  

[“JB” – una mujer de 28 años que teme decir su nombre- vive con una mochila preparada, lista para escapar, y no sale de su casa sin el botón antipánico y la orden de prohibición de acercamiento. Se separó del papá de sus hijos hace cinco años y ya hizo 36 denuncias por violencia e incumplimiento de las restricciones. Pero él sigue amenazándola: en agosto entró a su casa y le escribió “te tengo” en el marco de la puerta.]  

La medida del CNM y el Indec se enmarca en la ley 26.485, sancionada en 2009 con el objetivo de dar “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”. La legislación establece la necesidad de implementar registros “interjurisdiccionales e interinstitucionales”. También responde a la “Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres” de Naciones Unidas en 1979, la Convención Belém Do Pará de 1994 y El Estatuto de Roma, adoptado en 1998 por la Corte Penal Internacional de la ONU.  

[Marcela Silva es periodista y siguió el caso de una víctima de violencia. Estaba con ella cuando fue a la comisaría a denunciar que el marido la maltrataba desde hacía siete años y escuchó cuando el oficial le respondió “yo no tengo la culpa de que hayas tenido una mala vida”. Silva reaccionó y terminó detenida durante cuatro horas.]

 

La recolección de datos durante más de dos años fue dificultosa: algunos organismos participaron otros no, lo mismo pasaba con las jurisdicciones. La información actual proviene de la Línea 144, Presidencia, los ministerios de Defensa, Salud y Seguridad. “La OVD (Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema) no nos manda los datos”, dijo Grass.

[En mayo del año pasado, Briana, Ian, Yael, Shakira, Alejo, Mayla, Gastón y María murieron en Merlo, incendiados por el ex marido de su mamá Karina. No pudieron escapar del fuego porque la casa estaba tapiada: ella había lo había denunciado siete veces por maltratos y amenazas pero como no la atendieron, decidió encerrarse con los hijos.]

La presidenta del CNM contó que la movilización de Ni Una Menos sirvió mucho para los últimos tramos del trabajo: “Muchas jurisdicciones que no habían firmado los acuerdos, al día siguiente de la marcha lo hicieron”.

Cuando la policía encontró el cadáver de Chiara en posición fetal y enterrado en el patio de la casa de su novio de 16, la consigna #NiUnaMenos renació y se organizó la masiva movilización, que desbordó la plaza del Congreso el 3 de junio. Entre el mar de mujeres y algunos varones estaban los papás y las mamás de Ángeles Rawson, Lola Chomnalez, Carolina Aló, Candela Rodríguez y otros familiares. Además, hubo más de 80 marchas en todo el país, Uruguay y Chile. El Registro Único era uno de los cinco puntos que exigían las organizadoras de la movida.

En los últimos años, la perspectiva de género fue ganando espacio en la agenda pública. En septiembre de 2014 el diario Clarín publicó un artículo sobre Melina Romero en el que la describía como una “fanática de los boliches que abandonó la secundaria”. Culpar a la víctima tuvo su costo: el repudio fue contundente. Lo que durante años había resultado “natural” se empezaba a cuestionar.

El 14 de marzo apareció Daiana García muerta en una bolsa de arpillera y la noticia rebalsó los medios y las redes. Hubo campañas periodísticas -“Hartxs de contar femicidios”- y una movilización al Obelisco. En ese momento había nacido el primer  “Ni una menos”.

Foto: Télam