patrullero

Sonia Arias.-

“El domingo a la noche, mientras algunos festejaban y otros lamentaban los resultados de las elecciones mendocinas, en la puerta de mi casa un tipo desfiguró a trompadas la cara de su pareja. Con mi hijo sólo atinamos a refugiarla en nuestra casa mientras el tipo golpeaba y pateaba nuestra puerta como loco.

Llamamos al 911. Después de casi una hora y tres llamadas, llegó un móvil con un sólo efectivo, pese a que sabían que había un tipo descontrolado. A través de la reja el policía interrogó a la mujer ensangrentada como si fuera una delincuente. Ella casi no podia hablar con su boca rota y su cara hinchada. Sólo pedía volver segura a su casa. Recién cuando le aseguró que iba a llevarla ella se animó a salir para subir al móvil.

Ya más tranquilos, nosotros nos quedamos hablando en la puerta. De pronto mi hijo me dice “mirá”. El tipo se alejaba muy rápido llevando fuertemente abrazado a la mujer mientras el policía anotaba tranquilamente algo en una libreta. Me acerqué y le pregunté “¿qué pasó?”. Me respondió: “Es que soy de Godoy Cruz y no tengo jurisdicción en La Favorita para llevarla”.

No lo podía creer. No atiné a nada: ni a correr para alcanzarla ni a preguntarle donde vive ni a darle mi teléfono. Nada. Me quede mirando cómo se alejaban. No sé nada de ella, ni su nombre ni su dirección, si está toda rota en un hospital, si está viva o muerta. Y no puedo sacarme la culpa de no haber hecho algo más.

Me pregunto de qué sirven las marchas multitudinarias, las leyes aprobadas de apuro, las selfies y declaraciones, si a la hora de pedir ayuda una mujer desfigurada a golpes y paralizada por el terror es entregada a su verdugo.

No tengo modo de saber de ella, pero sé que el policía que la entregó es de la UEP del B° Vandor de Godoy Cruz. Voy a averiguar su nombre y denunciarlo. Para la policía parece que los de género no son delitos. Se ve por la demora en acudir, el ninguneo y el destrato hacia la victima y la legitimacion de la palabra del victimario.

Les pido a quienes leen que repudien este hecho, que compartan y difundan. Denunciemos, mostremos, hagamos público cómo funciona la complicidad del Estado con los violentos y femicidas. De lo contrario toda quedará en lindas palabras y buenas intenciones y las mujeres seguirán muriendo”.

Posteado en el muro de Facebook de la autora.

[Nota publicada el 24/6/2015]