OliveraCosecha Roja.-

Analía Itatí Oliveira tiene 24 y es tucumana. Vivió hasta los 22 en Candelaria con la mamá y tres de sus cuatro hermanos. El novio se estaba por mudar a Río Gallegos y le insistió para que lo acompañara: allá empezó la carrera en el Ejército. Un año después terminaron en Buenos Aires porque a él lo trasladaron a Campo de Mayo. El 9 de agosto Analía desapareció. La familia se enteró diez días después y, cuando fueron a la fiscalía, el novio les dijo que se habían separado cinco días antes. Según la justicia está muerta: el fiscal de la UFI 2 de Ezeiza, Carlos Hassan, cambió la carátula de “averiguación de paradero” a “homicidio”. Para su mamá sigue desaparecida: aunque el ADN dio positivo, ella desconfía de que el muslo, la tibia y el pie que una pareja encontró el 18 de septiembre dentro de una bolsa al costado del cementerio de Ezeiza sean de su hija.

La información genética de la pierna se cotejó con muestras de sangre de Ramón, el papá de la joven que desapareció el 9 de agosto de Tristán Suárez. “Primero me llamaron y me dijeron que el ADN había dado negativo; al día siguiente, que era positivo”, dijo a Cosecha Roja la mamá de Analía, Miriam Peralta. Fuentesjudiciales confirmaron a Cosecha Roja que repetirán el estudio para descartar dudas.

No es lo único que la hace dudar. El hermano de Analía, cuando vio el pie, dijo que tenía una mancha de nacimiento que ella no tenía. Además, Miriam asegura que ayer una prima recibió un correo de voz en el celular: del otro lado del tubo alguien decía que era Analía y que volvería a llamar. “Estamos esperando que hagan las pericias”, agregó Miriam.

Analía había estudiado Turismo y hotelería pero no conseguía trabajo, así que se ganaba la vida en una panchería en Candelaria, un municipio al sur de Misiones. Conoció al novio en un boliche, por intermedio de una amiga. Cuando se fue a Río Gallegos lo acompañó. Lo mismo cuando lo trasladaron a Campo de Mayo. “Él eligió Buenos Aires como destino y le mandaba mensajitos, le insistía con que fuera con él. Un día ella aceptó”, contó Miriam. Pero en el medio algo pasó: cuando Analía desapareció no vivían juntos, se estaba quedando en Tristán Suárez, en la casa de Samantha Villagra, su ex cuñada.

Su mamá no sabía nada, se enteró cuando fue a la fiscalía y se encontró con el ex. Él mismo le contó que se habían separado y que la había visto por última vez cinco días antes de la desaparición. Desde aquel encuentro no volvieron a verlo. “Me mandó mensajitos, pero a mí eso no me sirve”, dijo Miriam, que desde agosto gasta la ruta entre Misiones y Buenos Aires buscando a su hija.

Desde que llegó a Buenos Aires trabajó limpiando dos casas de un country de Ezeiza. El 9 de agosto fue a la casa de Samanta a las 9 de la noche, se cambió, agarró un bolso, metió una muda de ropa y volvió a salir. Los familiares dicen que iba a una fiesta pero no saben más. “Con la ex cuñada se llevaban muy bien,” dijo Miriam, que se enteró diez días después de que su hija había desaparecido. Cuando fueron a hacer la denuncia, el 21 de agosto, ya hacía 3 días que había aparecido el pedazo de cuerpo.

Fuentes judiciales informaron a Cosecha Roja que aún no se descarta ninguna línea de investigación, que se tomó declaración a los familiares y que, en los próximos días, se harán varias medidas. Mientras, la familia busca: pegaron carteles desde Lomas de Zamora hasta Constitución. La madre avisa que tiene un arito en el labio, otro en el ombligo y un tatuaje en la espalda que dice “Juan”. Además, dice que ese día salió con celular, DNI y tarjeta SUBE.