Violencias-por-F-Nivolo

Griselda perdió a su hija Irina de 16 años el 2 de enero de este año, en una violación grupal. Irina murió desangrada y de un infarto: su cuerpo y su corazón no soportaron la brutalidad de los abusos. Irina tenía un bebé de seis meses, al que la Policía encontró llorando al lado del cadáver de su mamá.

La primera versión que circuló por los medios de Corrientes fue que Irina había tenido una discusión con su novio y que luego de eso él abusó de ella. Los otros hombres estaban afuera, escucharon los gritos y se sumaron al abuso.

Un policía vio cuando uno de los muchachos pasó frente al Destacamento con su brazo ensangrentado. Le preguntó qué había pasado y al no saber qué responder quedó demorado. Luego llevó su declaración al inquilinato y encontraron al cuerpo sin vida de la muchacha”, dijeron a Época fuentes del caso.

Otra versión la dio el diario Página 12. Contó que el crimen se descubrió cuando la hermana de Irina, de seis años, fue a buscarla al pensionado, escuchó gritos y recorrió las habitaciones. En una de ellas agonizaba Irina.

Al hombre que los medios señalan como novio de Irina, los vecinos lo vieron mientras intentaba escapar. Lo detuvieron en la terminal de micros. Cuando declaró, dijo que había actuado solo, que los demás no tenían nada que ver.

El abogado defensor de los violadores (cuatro hombres que están detenidos), Sebastián Pardo, había insinuado, durante la investigación del femicidio de Irina, que la culpable de la muerte de ella fue su propia madre, Griselda. Entonces, una veintena de días después de perder a Irina, Griselda perdió “de manera provisoria” a sus otros dos hijos y a su nieto: la Justicia decidió que, por ahora, no era conveniente que vivan con ella. Se los llevaron engañados: les dijeron que los llevarían al hospital. Pero los alojaron en un hogar de menores.

Después de muerta, Irina pasó por las manos y las voces de la opinión pública: vecinos y medios la revictimizaron, dudaron de su buen nombre y hasta aseguraron que por Facebook circulaba una foto donde se la ve a ella y a Griselda junto a los hombres que ahora están detenidos.

Griselda también fue revictimizada. Vive en un inquilinato en el barrio San Marcos, de Corrientes, donde hasta hace un mes eran cinco. Y ahora está ella sola.