Hace trece días que Santiago Maldonado está desaparecido. Los medios difundieron que un camionero lo llevó por Entre Ríos y el gobierno hasta puso en duda que se trataba de otro hombre que se reconoció en las imágenes. Hoy contaron que lo buscaban también en Mendoza. Pero gracias a la declaración de los testigos, los investigadores confirmaron que el joven estuvo en la comunidad mapuche en el momento de la represión y todas las sospechas apuntan a Gendarmería.

Los tres testigos clave en la investigación por la desaparición forzada de Maldonado exigieron dos condiciones para declarar ante la Justicia y evitar posibles represalias: que los testimonios se tomaran bajo reserva de identidad y en territorio mapuche. La semana pasada, dos fiscales de la Procuración contra la Violencia Institucional viajaron hasta la comunidad Pu Lof en Resistencia, en el departamento Cushamen, en Chubut, y les tomaron declaración. A partir de estos relatos, los investigadores reforzaron las sospechas sobre la responsabilidad de Gendarmería en la desaparición.

El testimonio de los tres miembros de la comunidad permitió rearmar la secuencia del operativo de Gendarmería del 1 de agosto. Una mujer confirmó que Santiago estaba en el lugar en el momento en que entre 80 y 100 efectivos entraron en territorio mapuche con un camión Unimog, dos camionetas Amarok, una Iveco y una Ford Ranger. Esta declaración contradice los dichos de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien puso en duda la presencia de Santiago en el lugar.

Durante la represión, mientras los gendarmes disparaban balas de plomo y goma, los miembros de la comunidad corrieron en dirección este, hacia el río Chubut. Santiago quedó rezagado porque había retrocedido para buscar su mochila. Al llegar al río, el joven no se animó a saltar. Allí habría sido detenido por los gendarmes, quienes lo habrían cargado en el camión Unimog. Los integrantes de la comunidad contaron que en el ingreso a la comunidad los agentes armaron un cordón humano para cubrir cuando trasladaban “un bulto” del camión hacia una de las camionetas.

“Hasta el momento la única hipótesis apoyada en indicios serios es la que indica que Santiago Maldonado desapareció en el marco de un operativo represivo”, explicaron en un comunicado desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

Durante el primer levantamiento de rastros, cuatro días después de la represión, los investigadores encontraron manchas de sangre en el asiento trasero y en la caja de una de las camionetas, a pesar de que habían sido lavadas. Casi una semana después, el juez federal Guido Otranto ordenó un nuevo levantamiento de rastros con perros adiestrados y personal de la Unidad de Criminalística de la Policía Federal en los destacamentos de Esquel y El Bolsón. En el camión Unimog, que habría sido utilizado en la represión, encontraron cinco pelos, manchas de sangre en una soga y en un cono de tránsito naranja y parte de una huella dactilar. Las muestras fueron enviadas al laboratorio de la Universidad de Buenos Aires y serán cotejados con las muestras de sangre que le tomaron a uno de los hermanos de Santiago.

“Los análisis están encaminados a confirmar o descartar que se trate de sangre y, en caso de confirmación, determinar el perfil genético que luego permita realizar un cotejo con muestras aportadas por los familiares del joven desaparecido”, explicaron desde la Fiscalía Federal de Esquel, a cargo de Silvina Alejandra Ávila, en un comunicado.

Además, la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) sugirió a la fiscal obtener información específica sobre el día del operativo: recorridos de los móviles, roles de los uniformados y sistemas de comunicación tanto de la fuerza como privados. Además, propusieron que se realicen peritajes con Microscopio de Comparador Balístico sobre las vainas servidas recolectadas para determinar el tipo de munición utilizada.

Mañana se cumplen dos semanas de la desaparición de Santiago. A pesar de las sospechas sobre la responsabilidad de Gendarmería, los agentes que participaron en el operativo no fueron apartados de la fuerza ni fueron citados a declarar. Todavía siguen apostados sobre la ruta 40, a unos pocos kilómetros de la comunidad.