El sospechoso de matar a la joven trans Azul Montoro quedó imputado de homicidio calificado por violencia de género, es decir, femicidio. El fiscal decidió agravar la acusación contra Fabián Alejandro Casiva luego de ponderar los antecedentes del detenido y las características del brutal asesinato ocurrido el pasado 17 de octubre.
De esta manera, es la primera vez en Córdoba que se aplica el agravante de violencia de género en la investigación penal por un femicidio trans. Ahora, Casiva (23) está imputado de un delito que prevé como pena la prisión perpetua: homicidio agravado por violencia de género. También se lo acusa de hurto calamitoso por el robo del celular, daño e infracción a la ley Sarmiento por las heridas provocadas a la perrita que Azul tenía de mascota.
Desde 2012, el Código Penal argentino estipula la pena máxima para los femicidios. En ese momento se incorporó el agravante para crímenes de mujeres, cometidos por hombres, en los que media la violencia de género.
Además, ese mismo año se aprobó la ley de identidad de género que reconoce el derecho que tiene toda persona a ser tratada de acuerdo con su identidad de género autopercibida, sin importar el sexo asignado al nacer. Por eso, el crimen de una mujer trans debe ser considerado femicidio en caso de darse las condiciones que reclama la figura penal.
Un antecedente que se puede rastrear en el país es el de la reconocida activista Diana Sacayán, asesinada en 2015 en el barrio porteño de Flores. Fue la primera vez que se utilizó el agravante por femicidio en el crimen de una mujer trans. Ese caso ya fue elevado a juicio.
Cambio de carátula
Apenas ocurrió el crimen, el fiscal Guillermo González imputó a Casiva por homicidio simple. Pero con el avance de la investigación decidió cambiar la calificación legal por homicidio agravado por violencia de género.
Uno de los elementos que tomó en cuenta son los antecedentes que tiene el detenido. “Él tuvo despliegue de violencia contra mujeres, específicamente contra su madre y su hermana por peleas basadas en una relación de poder. Tiene antecedentes de despliegue de violencia asimétrica. Yo creo que trasladó a la figura de Azul este odio por ser mujer”, dijo a La Voz.
Además, a la hora de cambiar la calificación, González tomó en cuenta cómo ocurrió el crimen. “Tuvo un despliegue inusitado de violencia que hace a una relación asimétrica, y a un aprovechamiento de la situación y de la vulnerabilidad de la víctima”, indicó.
En ese sentido, no resultó un dato menor la cantidad de heridas que sufrió Azul. “No se justifican 18 puñaladas para sacar un celular o por una discusión del momento. Tiene que ver con otras situaciones. Está más relacionado a ese problema íntimo de no aceptar a la mujer”, dijo González.
Esperan peritajes
Semanas atrás, Casiva fue llamado a indagatoria y se abstuvo de declarar. A la luz del cambio de imputación, deberá presentarse nuevamente hoy ante el fiscal.
Los antecedentes de violencia de Casiva son de 2013. En aquella oportunidad, la Justicia lo imputó por privación ilegítima de la libertad agravada, amenazas y lesiones leves calificadas en contra de su madre y de su hermana. Luego, un juzgado de control consideró que era inimputable.
Sin embargo, el fiscal enfatiza que no es contradictorio que una persona sea declarada inimputable en una investigación y en otra no. “Hubo toda una conducta posterior del detenido que me lleva a pensar que no estaba para nada enajenado y comprendía completamente lo que hacía. De hecho, intentó ocultarlo. De todos modos, se va a hacer un peritaje”, explicó González.
Es que Casiva fue detenido por el femicidio en inmediaciones del hospital Neuropsiquiátrico. El fiscal cree que se trató de una estrategia para simular locura. “Él manifestó a su entorno que se quería hacer pasar por loco. Deambuló a la tarde con un remise, se hizo llevar a estos hospitales, pero en ninguno fue valorado. Todo aparenta ser una estrategia defensiva”, dijo el funcionario judicial.
Cómo cayó
Azul Montoro tenía 24 años y hacía tiempo que vivía en Córdoba. Era trabajadora sexual. La noche en que la mataron había ido a trabajar a la zona del Mercado Norte. La investigación sostiene que esa madrugada Casiva se entrevistó con varias compañeras de la joven, habló con Azul y luego se fueron juntos en la moto de él.
Horas más tarde, una de las compañeras fue hasta el edificio de Rincón 150, donde Azul estaba parando, y la encontró muerta. Su cuerpo tenía unas 18 heridas provocadas con un arma. El asesino salió de la habitación y se llevó el celular de la víctima. Eso fue clave para dar con Casiva y detenerlo.
Un reclamo de las organizaciones
Atta pedía el cambio de carátula por el asesinato.
Desde el comienzo del caso, las organizaciones de la diversidad venían reclamando que el crimen de Azul fuera considerado femicidio. Semanas atrás, hubo una manifestación pacífica frente a Tribunales II para reclamar el cambio de la carátula. El próximo sábado, el recuerdo de Azul estará presente entre las banderas de la marcha del orgullo y la diversidad que arrancará a las 16 en el parque Las Heras. Se pedirá el cese de los crímenes de odio, oportunidades laborales y derechos sanitarios plenos, entre otras cosas.