Aunque en el mapa conurbano y en la vida política ya tenía un recorrido, Leo saltó al mundo mediático con su salida del closet, cuando se definió como marica orgulloso. Como buen millennial Nac&Pop y heavy user de las redes lo contó con un posteo de Instagram:
“Tengo 35 y milito desde los 17, esto siempre fue una contradicción en mi vida. La política es machista, patriarcal y se mueve en esos códigos. La lucha por poner la política al servicio de las mayorías populares no escapa a esta lógica, por más justa que sea. Quizás porque ahora la marea feminista y disidente vuelve a poner todo en jaque. Quizás ahora, acá, con ellas no me siento más una minoría. Las pibas siguen abriendo caminos, como antes lo hicieron otres. Quizás estoy harto de la doble vara de la política, de la hipocresía como regla (…)”, escribió el día de la última Marcha del Orgullo LGBTTTIQ+ que coincidió con el “Día de la militancia”, celebrado en memoria del retorno de Perón en 1972.
En marzo de este año se casó con Guillermo Castro –a quien le dice “el Rubio”–, que milita en la organización popular La Colectiva con la dirigente Cecilia “Checha” Merchán (ex diputada nacional y actual diputada Parlasur). Castro también pertenece a la agrupación Antroposex, un espacio que debate políticas y hábitos del deseo y la identidad. Leo y Guillermo salen hace tres años y comparten una pasión por la militancia y la inclusión de disidencias sexuales que llega a diferentes ámbitos de su vida. “Acá en la oficina de Leo hay que pedir cupo hetero”, dice uno de sus asesores: sus asistentes más cercanxs son una torta, una trans y un marica.
Varios años antes de decirlo en redes Leo habló con su familia, que está compuesta por tres hermanxs, madre y un padre ex montonero. La discusión del Matrimonio Igualitario en 2010 y el dolor que significó la muerte de Néstor lo empujaron a hacer su primera salida del closet, que fue mucho menos traumática de lo que pensaba. “Estuve como dos horas para largar una frase y poder decirlo y cuando me animé mi hermana melliza, muy espontánea y aliviada, me dijo “¡Ay boludo, pensé que te ibas a vivir a otro país!”. Los años que siguieron yo decía bueno, si mi familia y mis compañeros saben, ya está, todo bien. Porque eso me servía como una excusa para no ponerlo en palabras en el plano público”, dijo Leo.
El 17 de mayo de este año, “Día nacional de lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género” –en alusión al momento en que la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales–, Leo y Guillermo festejaron chapándose en un video que viralizó en sus redes.
Entre sus propuestas para las personas LGBTTTIQ+ de cara a su próxima gestión hay una prioridad: “La deuda pendiente es lo que nosotros llamamos el cupo laboral trans. Y es una prioridad porque en estos años fue brutal no solo la discriminación sino la violencia y el odio hacia las personas trans. Si bien Argentina tiene una Ley de Identidad de Género de la cual estamos todos muy orgullosos o la ley de matrimonio igualitario, en los momentos donde las mayorías populares retroceden como está pasando con Macri, cuando la gente vive cada vez peor, los brotes de odio son cada vez moneda corriente. Y siempre se descargan sobre los sectores más débiles de la sociedad. La ley de cupo laboral no es una ley solo para conseguir trabajo y construir una alternativa de vida que no sea solo, y sin tener opciones, la prostitución. El cupo también es dar una señal de cuál es la actitud que debe tener el Estado con los, las y les más débiles de la sociedad. Esa es una agenda pendiente para este Congreso, lo intentamos este año pero está muy difícil porque el gobierno de Macri no quiere saber nada”.