La historia de Roxana es una vuelta de tuerca para algunas políticas públicas que apuntan al cuidado y la gestión de los hogares. Ella es trans, tiene 45 años y un hijo a su cargo que en unos días cumplirá 9 (aunque en los papeles no es su hijo legal, ya que la adopción aún no se concretó). Esta semana el gobierno de Concordia, a través de la ANSES, le entregó la Asignación Universal por Hijo. Reconocieron que, más allá de la filiación legal, en los hechos concretos es quien garantiza los cuidados del niño.
Roxana se ocupa de M. desde que nació: su hermana, que tiene un certificado de discapacidad por ser hipoacúsica, vivir con esquizofrenia y tener la cadera desviada, estuvo desde el embarazo acompañada por ella, ya que no podía hacerse cargo de la crianza por su cuenta:
-Desde los cuatro meses del embarazo que la acompañé a todos lados y cuando nació M. me hice cargo de todo. Y esto quiere decir de todo: llevarlo a los controles médicos, a la escuela, ocuparme de la ropa, las comidas y las necesidades que pudieran aparecer. Desde chiquito que me dice mamá y le digo hijo, porque ese es el vínculo que construimos -dijo a Cosecha Roja Roxana.
Toda su vida vivió en Concordia y tiene siete hermanxs. Está muy canchera en el tema: no sólo ayudó en la crianza de sus hermanxs por ser la mayor, sino que fue “madre” de ocho de sus sobrinos: “Mis hermanos empezaron a dejármelos para que se los críe porque veían lo bien que estaban conmigo, el amor y la dedicación que le ponía siempre para que no les faltase nada”.
En el plano laboral se las arregló haciendo changas de todo tipo. Fue ladrillera, cultivó arándanos y citrus, cortó el pasto y limpió casas. En el último de sus trabajos más estables se ocupaba de las tareas domésticas de una casa, aunque para conservarlo tenía que camuflarse con ropa masculina:
-Me tenía que disfrazar de chongo, digamos. Y cuando se enteraron de mi identidad porque hice el cambio registral no quisieron que fuera más. Discriminación hubo y habrá, pero siempre le puse pilas para seguir adelante.
Hace un año que Roxana se está capacitando junto a otras 25 mujeres trans en el Polo Productivo, en el programa municipal Construyendo futuro. Ahora está aprendiendo carpintería y tiene planeado empezar este año con el secundario. Fue a partir de los vínculos que hizo en el Programa que apareció la idea de pedir la Asignación Universal por la crianza de su hijo.
Más allá de que en los papeles no sea la responsable legal, la Dirección de Gestión Preventiva y Promoción recurrió a la “addenda 63”, que permite a quien es responsable del cuidado del menor el cobro de la Asignación.
“Roxana no solo se transformó en una referente para sus compañeras sino para la sociedad toda, porque a veces hay muchas abuelas haciéndose cargo y la madre biológica es la que cobra asignación”, dijo a Cosecha Roja Darío Pérez, del área de Diversidad Sexual de Concordia.
A ocho años de la sanción de Ley 26.743 de Identidad de Género, este caso marca un paso más hacia la igualdad real de derechos para las personas travestis y trans. Roxana está contenta porque la AUH es una ayuda más para que no le falte nada a su hijo: “Él es mi amor, mi cable a tierra, mi sol, mi todo. Espero que mi historia sirva para que otras personas como yo puedan conseguir los mismos derechos”.