Sufrió violencia en el parto y su reclamo llegó a la ONU

Después de agotar todas las instancias en Argentina, una petición por violencia obstétrica ingresó al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Para la Asociación Civil Las Casildas es una visibilización histórica.

Sufrió violencia en el parto y su reclamo llegó a la ONU

Por Cosecha Roja
27/11/2020

En la intimidad de la sala de partos la idealización del “dar a luz” muchas veces se derrumba. El vínculo que se da entre las personas gestantes y el personal de salud no siempre está a la altura de las circunstancias y la falta de sensibilidad se presta a violencias. Partos deshumanizados, medicalización del proceso o imposibilidad de estar acompañadas son algunas de las situaciones que se viven a diario y quedan en la nada por las demoras que implica hacer un reclamo. Esta semana por primera vez en la historia el pedido de reparación por un caso de violencia obstétrica en Argentina llegó al CEDAW (Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, CEDAW por sus siglas en inglés) de la Organización de Naciones Unidas. Un gran paso no solo para la damnificada, sino para la visibilización de un problema que afecta a miles.

El pedido de reparación surge a partir del reclamo de una mujer de Ciudad de Buenos Aires que sufrió violencia obstétrica hace tres años. Buscando ayuda se encontró con la Asociación Civil Las Casildas, que trabajó en conjunto con el equipo de litigio Justicia y Reparación. La petición ante la ONU -técnicamente “comunicación”- se pidió después de que la mujer agotara todas las instancias existentes en Argentina. 

“Esta modalidad de violencia hacia las mujeres no es subjetiva ni aislada, sino que es sistemática y estructural”, dijo a Cosecha Roja Julieta Saulo, integrante de Las Casildas. Si bien la violencia obstétrica no está tipificada como un delito, la ley 25.929 establece un trato respetuoso y digno para las personas en el momento del parto. El problema es que “al no estipular sanciones para quienes incumplan esa ley, la normativa termina convirtiéndose en una guía de buenas prácticas”, dice Saulo.


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El trabajo de Las Casildas es en red y por eso están al tanto de casos que se dan en las provincias de Argentina y otros países. Según Saulo la secuencia se repite: “Es una concatenación de violencia y vulneraciones que cristaliza el lugar que esta sociedad patriarcal y el sistema médico dominante pretende otorgarnos a las mujeres: el no lugar, la invisibilización total”.

¿Quién no dijo para referirse a un trabajo duro la frase “fue un parto”? La expresión marca una pauta de cómo opera la simbología alrededor de parir: un momento para el sacrificio, para tolerar el dolor más grande y anular el derecho propio en pos de un bien superior. Esto que la lengua popular naturaliza anula la chance de debatirlo. Las Casildas lo ponen en duda: para ellas parir sin violencia es posible.

“La gran mayoría de las mujeres parimos de manera violenta y la construcción de sentido que se hace en relación a los partos y los nacimientos es esa, por eso hacemos mucho foco en la importancia de visibilizar no solo los derechos sino también cómo se cristaliza esta violencia”, dice Saulo.

Si asumimos que existe un problema, podremos darle un espacio a buscar una solución. Para Saulo es urgente la formación -o deformación- de lxs profesionales en la escena obstétrica: “Son profesionales que no se forman bajo una perspectiva de género y de derechos, ya que hay una masculinización en todo lo que tiene que ver con el rol médico independientemente del sexo de la persona que atienda. Se necesita una formación para que los médicos obstetras, las licenciadas obstétricas, enfermeros y enfermeras puedan tener dentro de su currícula educacional este prisma”.