cosecha-congresoCosecha Roja.-

‘Fanática de los boliches’, escribieron sobre Melina Romero, la joven que fue asesinada en septiembre de 2014: el repudio fue instantáneo y contundente. En marzo encontraron a Daiana García muerta en una bolsa de arpillera y nació la consigna ‘Ni una menos’. Dos meses después Chiara Páez apareció enterrada en el patio de la casa de su novio. El femicidio rebalsó las redes sociales y se acordó día y hora para salir a la calle. El 3 de junio cientos de esquinas en todo el país desbordaron: señoras, señores, militantes, estudiantes y mareas de jóvenes dijeron #NiUnaMenos. A un mes de la movilización: ¿Qué cambió para siempre? ¿Qué falta? ¿Cómo seguir?

Era difícil atravesar las más de 200 mil personas que marcharon hacia la Plaza de Congreso. Entre el mar de mujeres y varones estaban los papás y las mamás de Ángeles Rawson, Lola Chomnalez, Carolina Aló, Candela Rodríguez y otros familiares de las 1800 asesinadas en los últimos cinco años. También hubo movilizaciones en todas las provincias. “Se marchó en pueblitos muy pequeños que nunca en su historia habían participado de una actividad en común. Ni una menos se federalizó, fue un gran grito que vino desde el Interior hacia Capital Federal y la imagen recorrió el mundo”, dijo a Cosecha Roja Marcela Ojeda, periodista y organizadora.

Los llamados a la línea 144 crecieron en un mil por ciento. La Corte Suprema de Justicia convocó a las autoridades judiciales a colaborar en la confección del Registro de Femicidios de la Justicia argentina. El Gobierno Nacional, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, oficializó la Unidad de Registro de Femicidios. En Mendoza se instrumentó el patrocinio jurídico gratuito para las víctimas. En Chaco se anunció la creación de un Registro Único. La Universidad de Buenos Aires aprobó la creación de un protocolo contra la violencia de género. La Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, creó la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres.

Esas son sólo algunas de las medidas concretas que se tomaron después de la movilización y que las organizadoras listaron en un nuevo comunicado. La socióloga y escritora María Pía López dijo a Cosecha Roja que la decisión de la Procuración muestra que “se puso de manifiesto la necesidad de que haya una capacitación específica de agentes judiciales”. López se refirió al caso la fiscal Carolina Carballido -titular de la Unidad Funcional de Instrucción de Violencia de Género de Pilar- que acusó a Celina Benítez de “abandono de persona”: la beba de dos años había sido abusada y asesinada por su ex pareja. “Demuestra que la fiscal no tiene la formación necesaria para tratar este tipo de casos”, dijo.

Para Ojeda las medidas fueron muy importantes y ahora “es clave que, cada uno desde su lugar haga un seguimiento para que no queden en anuncios ni en cola de barrilete de #NiUnaMenos ni en aspiraciones pre-electorales”. Además, todavía falta mucho. Las historias que llegan a los medios suelen ser de niñas, adolescentes y jóvenes de clase media de Capital Federal y el Conurbano pero, en toda la Argentina cientos de mujeres son sometidas diariamente: son los femicidios que no miramos. “Esas historias son doblemente dolorosas porque están invisibilizadas por los grandes medios de comunicación”, dijo Ojeda. Y agregó: “Cuando decimos que cada 36 horas muere una mujer, hablamos también de esos lugares a los que no llega la lente de una cámara, el micrófono de la radio o la foto del reportero gráfico de un diario de tirada masiva. Hay que poner el ojo ahí”.

Desde el 3 de junio algo cambió para siempre. “Se alcanzó un estado de atención sobre las violencias contra la mujer: hay un enjuiciamiento público a las formas más visibles de la cultura machista que, antes, pasaban desapercibidas en el lenguaje cotidiano”, dijo López. También sirvió para darle “más poder al decir femenino”.

“Uno de los principales reclamos que se vieron por las calles fue el de las mujeres a decir “No” sin recibir castigo. Ese ‘no’ que no soportan los hombres que golpean, violan o matan. Ese ‘no’ que pone en escena a la mujer rebelde, que irrumpe y desestabiliza la comodidad machista y a la sociedad patriarcal en su conjunto. Ese ‘no’ se enarboló en infinidad de carteles, hechos de manera casera y en manos de personas de todos los géneros y edades”, escribieron. Durante la marcha, también se dijo ‘sí’: “A las decisiones autónomas de las mujeres. A la posibilidad de que todas y todos construyamos nuestras vidas de acuerdo a nuestros propios deseos. A la libre decisión de las mujeres sobre su sexualidad y su capacidad reproductiva”.

En la plaza hubo señores, señoras, niños, padres, madres, hermanas, compañeros, militantes, agrupaciones, independientes, curiosos, feministas. Mujeres y varones. “Los hombres son parte del problema y también de la solución. ¿Cómo no abrazarlos? Hay una enorme cantidad de hombres amorosos, igualitarios, que caminan a la par de sus mujeres y sus hijas”, dijo Ojeda. La presencia de los jóvenes fue crucial:  “Lo que a mí más conmovió es lo que pasó con nuestros pibes. Ellos son quienes ahora instalan el tema: le preguntan a los maestros y a sus padres. ‘¿Qué es femicidio?’ ¡¿Qué fue Ni Una Menos?’”, dijo Ojeda. Y López reflexionó: “Todos esos muchachitos y muchachitas que marcharon en defensa de los derechos de la mujer son un horizonte muy promisorio”.

[Nota publicada el 2/7/2015]