alejandro grimson

Para el doctor en Antropología Alejandro Grimson, el nuevo protocolo para las fuerzas de seguridad en protestas tiene apoyos mayoritarios.

El nuevo protocolo de regulación de la protesta social habilita a las Fuerzas de Seguridad a usar las armas para dispersar una manifestación. Según el doctor en Antropología Alejandro Grimson, este cambio responde a un pedido que cuenta con apoyo de amplios sectores de la sociedad. “Es el silencio militante a favor de la represión que ha sido muy relevante en Argentina y que ha legitimado las dictaduras”, dijo a Cosecha Roja.

Para habilitar o no la el uso de la fuerza, los gobiernos “necesitan apoyarse en esas mayorías que van cambiando” según los acontecimientos. “El 26 de junio de 2002, el brutal asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán generó una reacción democrática de no intervención violenta de la policía en la protesta social”, explicó Grimson. La política de Néstor Kirchner en esa línea fue consecuencia del triunfo en el espacio público de una idea: no más muertes en protestas sociales. Esa postura se sostuvo durante más de una década.

Desde hace meses -y con mayor énfasis en la campaña electoral de 2015- la disputa por el sentido de la palabra seguridad modificó la opinión de amplios sectores de la sociedad. “Hay una histórica lucha cultural por el espacio público y ya se veía hace rato que las mayorías estaban cambiando. Otros candidatos que no ganaron hicieron campañas iguales en las que decían ‘basta de piquetes y cortes de rutas’”, dijo. Y agregó: “Para mí seguridad es que no me disparen balas de goma en una manifestación, que la policía no me reprima. Para otros es que no haya protestas”, dijo el académico.

La ministra Patricia Bullrich justificó el “peor protocolo de seguridad en el Siglo XXI” -según Grimson- en base a los derechos. El texto comienza diciendo: la libertad de un individuo o grupo termina donde comienza la del otro. “Acá hay dos derechos en confrontación: el de protestar y el de transitar. El problema es cuál de los dos predomina. Creo que el de protesta está por encima de muchísimos otros, sin él no existe la democracia. Ahora, cuando presenciamos un giro como el del protocolo -que habilita el uso de armas de fuego-, aparece el derecho a la vida: si alguien cree que hay otro derecho más importante estamos hablando de algo predemocrático”.

La vivienda y la tierra son “temas clásicos” de las áreas metropolitanas de Latinoamérica por la desigualdad estructural. “El acceso a una casa no se resolvió pero cuando hay planes la conflictividad se reduce. La peor forma de responder a eso es a los tiros. ¿Si los que tiran no tuvieran una vivienda, no estarían ocupando una tierra? La democracia es entender que los que están reclamando no lo hacen por capricho”, dijo.

El ajuste, los aumentos de los servicios básicos, los despidos masivos, la autonomía de las Fuerzas Seguridad son decisiones que el gobierno de Mauricio Macri está tomando durante los primeros sesenta días porque “todavía no se vieron las consecuencias del proceso redistributivo”, explicó Grimson. Según el académico, no se trata sólo de la detención de Milagro Sala, la designación de los jueces de la Corte por decreto, la profunda violencia institucional en la villa 1-11-14 y a los trabajadores de Cresta Roja o el reclamo político por los Derechos Humanos. Se vienen otros cortes: por los desocupados, la vivienda y la tierra.

Para Grimson, la pobreza se va a incrementar, igual que el malestar, el conflicto social y la polarización. “Ellos prefieren sacar estas medidas antes de percibir las consecuencias. Mientras, reclaman no ser juzgados y los intelectuales callan. No hay que esperar muertos ni cien días para juzgar”.

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El protocolo del ministerio de Seguridad habilita a la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura a reprimir cualquier manifestación en la vía pública y por una causa común. Ante un corte de calle, ruta o autopista, los agentes deberán decir frases cortas y claras, no reaccionar a provocaciones e intentar negociar. Si nada de eso funciona para intervenir y disolver la protesta, los pasos que siguen son aislar e identificar a los “violentos”, secuestrar elementos contundentes y tomas las “medidas necesarias” para prevenir delitos. El uso de la fuerza responderá a protocolos propios y serán las propias fuerzas las que decidirán cómo aplicarla.

Nota publicada el 18 de febrero de 2016