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Los familiares de Bulacio, durante el primer día del juicio. Foto: Leo Vaca

 

Natalia Biazinni. Infojus-. “Estaba conversando con un amigo o un chico que conoció ahí y Bulacio se desmayó”, declaró hoy el ex jefe de la Policía Federal Jorge Passero. Cuatro integrantes de las fuerzas policiales y un exjuez de la Cámara Correccional brindaron testimonio en el segundo día de juicio por la privación ilegítima de Walter Bulacio, en 1991. El único imputado, el excomisario Miguel Ángel Espósito, no estuvo en el recinto del Tribunal Oral en lo Criminal 29 de Capital Federal.

A poco más de 22 años del hecho, Espósito llega a juicio por un delito menor, que tiene como pena máxima seis años de prisión. Nunca se le imputaron las “torturas seguidas de muerte” que para la familia sufrió el muchacho, por entonces de 17 años.

El juicio se lleva en Paraguay 1536 y está a cargo de los jueces Rodolfo Goerner, María Deluca Giacobini y Alejandro Litvack, en tanto que la acusación la lleva adelante el fiscal Horacio Fornaciari.

Los ex oficiales policiales de la comisaría 35 Ricardo Liceri y Juan Antonio Tossi declararon ayer sin aportar detalles a la causa. Tossi, de unos 65 años, dijo no recordar siquiera dónde cumplía funciones en abril de 1991. Ambos fueron los oficiales que atendieron a Víctor Bulacio la noche del sábado 20 de abril, cuando llegó preguntando por su hijo Walter. Lo mandaron al hospital Pirovano.

Según la abogada de la querella María del Carmen Verdú, a las 2 de la mañana lo llevaron a la comisaría, donde le hicieron “entrega del menor” con un acta en el “libro memo 40”, como si se lo estuviera llevando sano y salvo de la comisaría. Años atrás Verdú pidió su procesamiento por falsedad ideológica. Por eso a Tossi ni al resto de los testigos citados la querella le realizó preguntas.

Tossi se despidió ofreciendo disculpas al Tribunal por no recordar. Liceri, de saco verde militar y pelo canoso, contó que durante esa época era jefe de servicio en la 35. “Recuerdo ese día: tomé la guardia el sábado 20 de abril de 18 a 24 si mal no recuerdo. El jefe de servicio me comunicó que habían concurrido menores. Los teníamos demorados en la comisaría por estar alejados de la vista de los padres, que era un edicto policial. Me dijo que uno de ellos estaba en el Pirovano o en el Hospital Fernández, porque había tenido un desmayo. El apellido era Bulacio”.

Liceri explicó cómo era el mecanismo del Libro Memo 40. “Se avisaba a los padres por teléfono para que vayan a buscar a sus hijos. A medida que venían los padres, se los registraba en el Libro Memorando 40, que era una normativa de la década del 60”.

En la sala de audiencias no hubo familiares de Walter. “El primer día fue difícil para la madre. El abogado de Espósito es bravo”, dijo una militante de derechos humanos. El abogado defensor Argibay Molina acusó a la mamá de Walter de haberlo descuidado.

El tercero en declarar fue el comisario mayor Alberto César Muiños, de 62 años, que también es abogado. En 1991 era subcomisario administrativo de la 35 y estuvo en el operativo de seguridad del recital de Los Redonditos de Ricota en Obras.

“Todavía no había oscurecido y estábamos en el operativo en Obras. Vino gente de comisarias linderas. Estaba el comisario Espósito haciendo detenciones, no le pregunté por qué, él era de rango superior”, detalló pero sin aportar elementos

Citado por la defensa, declaró el exjuez de Cámara del Crimen, Carlos Elbert, que firmó dos sobreseimientos de Espósito.

Argibay Molina le preguntó por documentos de su autoría de julio de 1992. Elbert desde el banquillo de testigos pasaba y leía hojas amarillas de un libro judicial. Argibay le preguntó por contradicciones entre documentos y cuestionó su función como juez. Elbert contestó irritado: “Pensé que me había citado para aportar sobre la causa. Siento que usted está actuando de fiscal”.

El último en declarar fue Passero, de 75 años. Admitió la existencia del Memo 40 en un oficio que contestó al juzgado, y lo derogó, reemplazándolo con el Memorandum 106.

“Al día siguiente de ocurrido el suceso me explicaron lo que había pasado – dijo -. Estaba conversando con un amigo o un chico que conoció ahí y Bulacio se desmayó. Fue atendido rápidamente por personal policial y después lo trasladaron al Pirovano”, explicó con las manos.