justicia por antillanca - flores

Cosecha Roja.-

Julián Antillanca murió por las piñas y patadas que le dieron los policías de Chubut en todo el cuerpo. La golpiza de la noche del 5 de septiembre de 2010 le causó lesiones cerebrales irreversibles, así lo detallaron los peritos que declararon ante el tribunal que juzga a los oficiales por el crimen del joven. El médico forense Herminio González repasó la autopsia del cuerpo: durante dos horas explicó cómo eran las heridas internas y externas mientras mostraba las fotos desde el proyector de la sala.

Todos los peritos que declararon el viernes confirmaron que el adolescente llegó a la morgue golpeado. Pero González descartó que Julián hubiera estado en coma etílico como habían sugerido otros especialistas. “Los papás de Julián no estuvieron presentes durante esa declaración porque el relato fue muy fuerte pero sirvió para que González explicara científicamente al tribunal cómo los golpes determinaron la muerte de Julián”, dijo a Cosecha Roja Natalí Narvaez de la Comisión contra la impunidad y por la justicia en Chubut.

El médico forense de la policía Saracho fue el encargado de verificar la muerte por traumatismo craneano de Antillanca, en el lugar en donde encontraron el cuerpo. Según su testimonio, el joven tenía un hematoma en la frente y heridas en la cara. Las lesiones internas que encontró Diego Rodríguez Jacob, integrante del cuerpo médico forense, se relacionaban con los golpes externos. “Él fue el perito que habló de coma etílico y es el mismo que ante la primera autopsia de César Adrián Monsalvez -una víctima de desaparición forzada de la policía provincial- lo catalogó como NN. Tiene cuestionamientos en los casos de violencia policial”, dijo Narvaez.

En la audiencia de esta mañana dos oficiales que testificaron por videoconferencia. “Los policías que declararon apuntaron a defender a los acusados. Hay una clara intención de no aportar la verdad de lo que sucedió ese día, de confundir, es la actitud de todos”, dijo Narvaez.

El relato de los agentes es similar al de los siete que testificaron la semana pasada. Ninguno aportó datos que pudieran esclarecer los hechos de esa noche, la mayoría dijo ‘no me acuerdo’ e incluso algunos se contradijeron.

Verónica Heredia, la abogada de la familia del adolescente, está segura: la policía de Trelew tiene códigos de conducta cuando se trata de “secretos institucionales”. “Los que dieron su testimonio (el miércoles) son encubridores y nos demostraron que los casos como el de Julián van a seguir ocurriendo”, dijo a Cosecha Roja.

El tribunal está formado por los jueces Marcelo Nieto Dibiasse, Darío Arguiano y Adrián Barrios. Los últimos dos también estuvieron en la causa por las torturas y abuso sexual a Maxi Almonacid, en la que cinco policías violaron al joven con un bastón cuando tenía 16 años. Tres de ellos confesaron y los condenaron a prisión, a los otros dos los absolvieron. Son los mismos jueces a cargo del tribunal que dictará sentencia contra los diez oficiales involucrados en el caso Antillanca.

Los policías imputados por el asesinato de Julián son Martín Solís, Jorge Abraham y Laura Córdoba y Paula Morales por homicidio agravado. Otros cuatro son juzgados por encubrimiento: Carlos Sandoval, Analía Di Gregorio, Mario Bascuñán y Valeria Zabala, y contra el oficial Diego Rey pesa el cargo de privación ilegal de la libertad.

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Gabriela Bidera y Jorgelina Domínguez conocieron a Julián Antillanca la noche en que lo mataron en un boliche de Trelew. A las seis de la mañana se fueron caminando del lugar hasta sus casas. En el camino, vieron pasar un patrullero y se escondieron atrás de un árbol. El oficial Martín Solís bajó del auto y tiró el cuerpo del adolescente de 16 años.

Domínguez le contó el episodio a un amigo de la familia que era fotógrafo del diario El Chubut y él la contactó con el abogado de los Antillanca. Delante de César -el papá de Julián- la joven llamó a Bidera para combinar una reunión entre los tres. Bidera -que es hija de un comisario de Trelew- nunca apareció en la cita y denunció a la amiga: dijo que Jorgelina estaba mintiendo porque le dieron plata y le prometieron una casa.

El Tribunal que juzga a los policías que mataron a golpes a Julián imputó a Bidera por encubrimiento agravado. La pena máxima de este delito es de seis años, pero la fiscal Mirta del Valle pidió tres. La defensa se avivó: la condena que la fiscalía había otorgado se podía suspender a cambio de 60 días de trabajo comunitario. Los abogados querían la probation y Del Valle, sin consultarle a la familia Antillanca, acompañó y los jueces aceptaron la condena. “En el primer juicio la absolvieron, como a todos los policías. En el segundo los jueces le dieron la probation a una acusada de encubrir un homicidio”, dijo a Cosecha Roja Lucas Krmpotic, de la Comisión contra la impunidad y por la Justicia de Chubut.

No es el primer problema que la familia de Julián tuvo con esta fiscal. Ellos habían pedido que la causa pase a ser ‘compleja’ porque el cambio iba a permitir que los plazos de prescripción y caducidad sean de cinco años en vez de tres. Del Valle nunca lo hizo, la querella lo pidió al inicio del juicio y el Tribunal no lo otorgó porque es un poder que tiene la fiscalía.

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El 5 de septiembre de 2010 la policía de Trelew molió a golpes a Julián Antillanca y lo subió muerto a una patrulla. El cuerpo apareció tirado en la calle y los investigadores encontraron rastros de sangre en el auto de la Comisaría Segunda.

En el primer juicio, la testigo Diana Monsalvez declaró que dos policías golpeaban a un joven al que ella identificó como Julián. Uno le pisaba la cabeza con la bota y otro le presionaba las piernas con una cachiporra. Ellos dijeron que habían encontrado a Julián tirado en una rotonda con un coma alcohólico. En marzo de 2012 el Tribunal Superior de Trelew los absolvió.

La noche del asesinato de Julián, la policía también atacó a Sergio y Denis Aballay a la salida de un boliche: Julián había visto todo. El más chico de los hermanos entró a la comisaría y salió con siete impactos de bala de goma. Los Aballay denunciaron, fueron a juicio y lograron que se condenara por privación ilegítima de la libertad agravada a Diego Rey, el cabo Martín Solís, la agente Analía Di Gregorio, el agente Jorge Abraham y el comisario Carlos Sandoval. El 9 de marzo de 2014 fueron en auto al almacén del barrio Tiro Federal a comprar cerveza para celebrar el día de la Mujer. Discutieron con otro cliente, Horacio Blanco, que los siguió con su Volkswagen Senda y los fusiló.

Foto: Facebook Justicia por Julián Antillanca