Víctor Hugo Michel. Milenio.-

La ecuación la entendió Al Capone hace 80 años: quien controla la ciudad de los vientos tiene la llave de todo el noroeste de Estados Unidos.

Los cárteles mexicanos se han convertido en el nuevo rostro del crimen organizado en Chicago y ahora dominan las actividades ilícitas de la tercera ciudad más importante de Estados Unidos, a la que han trasladado células y lugartenientes de alto nivel para manejar sus operaciones en la región.

“Francamente están aquí por la ubicación (de Chicago) en el centro del país. Es un centro de operaciones para el comercio legítimo: tenemos los trenes, las autopistas y el que quizá es el aeropuerto más activo del mundo, sin mencionar la segunda población más grande de mexicanos fuera de México. Es un gran lugar para hacer negocios legítimos… e ilegítimos”, dijo Jack Ryley, agente especial a cargo de la DEA para todo el Medio Oeste de Estados Unidos, región en la que se incluye Chicago.

Hoy todos los caminos del narco mexicano llevan a Illinois: no solo es ahí donde se mantienen abiertos los principales procesos judiciales contra de figuras como Joaquín El Chapo Gumzán, Ismael El Mayo Zambada, Vicente Zambada Niebla y Sandra Beltrán, La reina del Pacífico, sino que es la ciudad de Estados Unidos donde se concentra ya el mayor número de células de los cárteles de Sinaloa, los Beltrán Leyva, Los Zetas, el Golfo, La Familia michoacana y de Tijuana.

De acuerdo con un reporte del Centro Nacional de Inteligencia Antinarcóticos de Estados Unidos, elaborado a finales de 2010 y obtenido por este diario, por encima de Los Ángeles y Nueva York, Chicago es la única ciudad de ese país donde todas las organizaciones del narco mexicano han echado raíces. Buscan explotar su enorme población de mexicanos y su infraestructura financiera, comercial y, sobre todo, sus conexiones a otras urbes de la región.

“Hemos visto algunos casos de ejecuciones en las que se torturó y usó cinta canela al estilo de México (…); hay algunos homicidios muy característicos de Juárez y nos sentimos confiados en decir que están vinculados a cárteles mexicanos”, dijo Ryley, en entrevista con MILENIO.

El caso en contra de El Chapo Guzmán está basado en Chicago. Si fuera detenido y extraditado, ¿sería apresado aquí?

Claramente aparecería en una Corte aquí, pero estoy seguro de que, por razones de seguridad, lo moveríamos muy frecuentemente. Sería una tarea de gran envergadura.

¿Por qué todos los cárteles mexicanos han decidido expandirse a Chicago?

Son varios factores. Por ejemplo, tenemos entre 60 y 80 mil pandilleros, de los cuales los cárteles dependen para poner sus drogas en la calle. La relación de negocios entre muchas las pandillas y ciertos elementos de los cárteles hace que esté en su interés financiero basar sus operaciones en el área de Chicago.

Generalmente se pensaría que la zona cero de la guerra del narcotráfico sería la frontera, pero parece que Chicago es el verdadero frente.

Yo fui el jefe en la frontera y esa es más bien la zona por donde pasa la droga, pero la base de clientes, de usuarios, está en lugares como Chicago. Tenemos, obviamente, una enorme base de usuarios, pero también, a través de las pandillas callejeras, hay una vía para que pongan esas drogas en las calles y cobren sus ganancias.

Comparando la situación de hace 10 años con la de ahora, ¿cuáles son los nuevos desarrollos?

Francamente estamos viendo más organización de parte de los cárteles en la forma en que mueven sus drogas y dinero, y hasta cierto grado las armas. Y la forma en que mantienen control sobre sus organizaciones aquí se ha vuelto mucho más violenta. Si se mira la tasa de homicidios y algunos de los tiroteos que ha habido en Chicago en los últimos años, no todos están vinculados con cárteles, pero diría que 80 por ciento están ligados a drogas. En ese sentido están alimentados por los cárteles.

A principios de junio, en 48 horas, ocho personas fueron asesinadas y 48 resultaron heridas, en uno de los periodos más violentos de los últimos años en Chicago.

Generalmente, cuando los cárteles se traslapan en un territorio hay guerra. Y ustedes tienen seis aquí, algo que no pasa ni siquiera en México. ¿Tienen ya una guerra aquí?

Ciertamente están compitiendo los unos contra los otros, diría que hemos sido muy agresivos atacándolos. Tenemos por eso tantas acusaciones penales basadas en Chicago, estamos haciendo todo lo que podemos con nuestros socios de otras agencias. Ahora bien, se ha incrementado su violencia como resultado de la competencia entre ellos; hemos visto algunos incidentes aislados que claramente son de violencia vinculada a los cárteles, aunque no ha llegado al nivel de la frontera.

Ahora bien, si Chicago es una zona tan estratégica, los cárteles solo deben tener gente en la que confían plenamente aquí. ¿Tienen jefes de plaza aquí?

Sí. Absolutamente. Lo que hemos visto a través de nuestras investigaciones es que son personas muy móviles. Pueden ser enviadas aquí a administrar una carga de drogas o una red de distribución específica; entonces se quedan varios meses, pero después son rotados de vuelta a México. Lo hacen por dos razones: para que no los atrapemos y para que las estructuras de comando y control en México los puedan mantener controlados, confiando en ellos.

¿Hubo algún punto de quiebre en el que se dieron cuenta de lo que estaba pasando en Chicago?

Fue un proceso muy lento. En los últimos dos años hemos cambiado la mentalidad de cómo vemos las cosas. Las cosas que aprendimos —y esto lo aprendí cuando estaba en El Paso— es que muchas de nuestras investigaciones que empezaban en México y en esa parte de la frontera, todo terminaba de una u otra forma aquí. Ese fue el factor de alarma. Y si miras las investigaciones que se dan en otras partes de Estados Unidos, todas tienen nodos o conexiones en algún punto en Chicago.

¿Más que Nueva York?

Francamente mucho más. El tema mexicano en Nueva York apenas está empezando a establecerse; tradicionalmente eran los dominicanos y los colombianos los que dominaban la escena, pero aquí, debido a nuestra enorme población mexicana, debido a que tenemos tantos mexicano-estunidenses trabajadores aquí, los cárteles se están aprovechando de eso.

Chicago siempre ha sido identificado con la mafia italiana. ¿Han notado que los cárteles hayan establecido alianzas con la mafia local?

El crimen organizado tradicional italiano está en su mayor parte muerto en Chicago. Recibió un golpe fatal hace varios años. Entonces, cuando hablamos ahora del crimen organizado en Chicago, hablo del crimen organizado mexicano.

Ya no es Al Capone, ahora son los cárteles…

Son los cárteles y solo los cárteles mexicanos.