Cosecha Roja.-

La Semana de Visitas a Comisarías de Policía es una experiencia internacional que genera transparencia y democratiza a las fuerzas policiales comprometidas en casos de violaciones a los Derechos Humanos. Las visitas las realizan vecinos o miembros de organizaciones comunitarias. Los observadores –que en un 60% son mujeres- pasan tiempo en las estaciones de policía y luego completan un formulario donde evalúan los servicios que brindan las fuerzas, la calidad de atención, el nivel de transparencia y las condiciones en que tratan al detenido.

En el caso de Chile -en 2011- 263 personas recorrieron 62 comisarías: 35 correspondientes a Carabineros; 27 a Brigadas de la Policía de Investigación, la mayoría ubicadas en la región metropolitana. CESC, la organización que lleva adelante la experiencia en ese país, sistematiza esos datos y hace una devolución a las fuerzas para que conozcan la opinión de los ciudadanos.

Adolfo González, uno del los organizadores de las visitas, y Alejandra Mohor, Coordinadora del Área de Prevención del Delito del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC), explican cómo esta experiencia impulsa el desarrollo de una estación de policía.

Entrevista a Adolfo González
Coordinador para Chile de ALTUS

¿Cómo se organiza la experiencia de la Semana de Visitas a las Estaciones de Policía?
El trabajo empieza en agosto, con la organización, en octubre se hacen las visitas y en marzo realizamos las devoluciones.

¿Cuál es el paso 1?
En primer lugar se reactiva el contacto con las Policías. En Chile tenemos dos: Carabineros y PDI. Les informamos de las Visitas, las fechas, hacemos reuniones con ambas fuerzas por separado para planear la organización y conversamos algunos detalles: la definición de las comisarías que estarán participando, hacer retroalimentación sobre los énfasis del ejercicio y acoger las inquietudes de las fuerzas.

En 2011 se realizó la experiencia por quinta vez. ¿Va en aumento el número de comisarías que participan?
Sí, pero no es un objetivo de la Semana aumentar el número de estaciones.

¿Cuáles son los objetivos?
Que la policía incorpore cada vez más estándares de calidad en la atención de la comunidad. Más allá de que participen más comisarías lo interesante es que sirva para afianzar los cambios en los estándares de atención y reforzar el vínculo con las comunidades.

¿Después de esa reunión con las Policías, el paso siguiente cuál es?
El gran énfasis de la quinta versión fue fortalecer la Semana como herramienta de participación ciudadana. Que la sociedad civil pueda ejercer control sobre la institución policial. Por eso el paso siguiente fue convocar a organizaciones de la sociedad civil y asegurar la presencia de dirigentes sociales y vecinos. Invitamos a ongs y a los municipios de los territorios donde se encuentran las comisarías. Por primera vez los municipios participaron de un modo más activo. Antes se les pedía el favor de que sumen participantes, ahora tuvieron otro rol. Porque ellos son claves en las tareas de prevención del delito y tomaron este ejercicio como parte de las herramientas de la gestión de sus oficinas de Seguridad Ciudadana. Incluso participó el programa que se llama Barrio en Paz Residencial.

¿Cómo se selecciona al grupo de visitantes?
Nosotros abrimos la posibilidad de que los ciudadanos comunes interesados en participar se puedan inscribir a través de nuestra web. Pero a la vez le solicitamos a los municipios que contacten dirigentes sociales y vecinos interesados. El modelo de la Semana no establece ningún requisito para el visitante, salvo que tenga más de 15 años. No hay restricciones al respecto, sin embargo es importante dar cabida a quienes den cuenta de la realidad de las estaciones. Se definieron grupos prioritarios como son mujeres o minorías étnicas y sexuales.

El porcentaje de mujeres que participaron es alto, ¿a que se debe?
Sí, superó el 60%. Creo que tiene que ver con la disponibilidad de la mujer y con el incremento de participación de las mujeres en las organizaciones sociales.

Una vez armado el grupo, ¿se los capacita antes de que realicen la visita?
La capacitación se hace con los encargados del grupo. Convocamos a todas las contrapartes que van a participar y les damos una instrucción acerca de en qué consiste el instrumento. Luego los encargados convocan a los visitantes y previamente a la visita conversa con ellos sobre el kit de preguntas para que sepan cuales son los indicadores que deben estar presentes en la observación.

A las Comisarías no ingresan con los formularios, ¿sólo observan?
Sí, para que no se distraigan y tengan la posibilidad de observar y concentrarse, el formulario se completa después.

¿Cuánto duran las visitas?
Depende de la pro-actividad de los visitantes, de la organización que tenga la policía, pero por lo general es alrededor de una hora.

¿La Comisaría sabe con exactitud día y hora de la visita?
Sí, cada encargado municipal toma contacto con la policía e informa cuándo será la visita. En otros países como Brasil no es así sino que se pone un plazo de tiempo pero no se avisa.

¿Por qué Chile avisa?
El énfasis de la quinta edición fue reforzar el perfil ciudadano, que se acerquen a hacer las vistas los dirigentes sociales, no los académicos. Pero este podría ser un punto a negociar. Las visitas sin previo aviso permitirían evitar que las policías puedan manipular la atmósfera y el escenario en el que se recibe a los visitantes.

¿Cómo reaccionan las fuerzas de seguridad ante esta evaluación que hace la sociedad civil?
A las instituciones les interesa tener una buena opinión pública, más allá del interés por mejorar. Pero podemos reconocer que las instituciones policiales se han sometido a un ejercicio que implica riesgos: obtener evaluación desfavorable, que se identifique un mal desempeño. Como contrapartida eso tiene que hay más predisposición de incorporar elementos que mejoren la atención del usuario.

¿Qué fortalezas podes detectar en el proyecto?
Es un instrumento inédito porque los ciudadanos comunes entran a las comisarías. Esta experiencia da la posibilidad de conocer la estación, los policías, la condiciones de trabajo, el quehacer cotidiano. La Semana instala una experiencia de control social informal, marginal, efímera, pero que podría impactar en el desarrollo de una estación de policía y sobre la experiencia laboral de los policías.
Y además como innovación introduce una suerte de evaluación de gestión por parte de la comunidad, más aún teniendo en cuenta las características de la policía chilena.

¿Cómo la caracterizarías?
Por un lado, Carabineros es una policía militarizada, estructurada, jerárquica, hermética en términos institucionales, que por 30 años dependió del ministerio de Defensa hasta hace un año que paso al Ministerio del Interior. Por tanto es bastante impermeable al escrutinio de la gente. Esta institución, bien evaluada por la ciudadanía, durante la Semana, se abre a que los vecinos los evalúen.

Y por el otro, la Policía de Investigación surge a comienzos de los 60, ligado a los gobiernos, dependiente de la autoridad política, eso durante muchos años sin considerar el período de dictadura. Es una policía civil, no usa uniforme, tiene una cultura no militarizada. Es investigativa. Aparece como un órgano auxiliar del sistema de justicia. Tiene mayor flexibilidad para adaptarse a nuevas circunstancias. Este instrumento los ha tensionando mucho menos

¿Hay tensión entre las fuerzas?
Por supuesto. Es una tensión propia de instituciones que tienen muchos puntos en común.

¿Cuál es el concepto que tienen de las Policías los chilenos?
Hay fuentes cuantitavitas y aproximaciones cualitativas. Según lo cuantitativo, un informe de Delincuencia 2010 de la Fundación Paz Ciudadana, observa que en una línea de tiempo Carabineros ha sido siempre muy bien evaluada, puntando 5 en una escala de 1 a 7. Eso se ha mantenido estable. La variación la ha tenido PDI que sube y casi equipara a Carabineros. Eso tiene que ver con un trabajo de mejorar su imagen corporativa, de fortalecerla. Y cualitativamente es inevitable que las policías estén asociadas a determinadas críticas y siempre se ha esperado un mejor trato hacia las personas que concurren a hacer las denuncias, de ahí que las políticas institucionales apuntan a trabajar eso Finalmente, la evaluación de las Policías están influidas por los contextos nacionales.

¿Qué debilidades tiene la experiencia?
Está claro que las estadísticas se mantienen, tienen estabilidad en el tiempo. Esto significa por lo tanto que los ejercicios posteriores no van a modificar eso. Por otro lado los indicadores mejores y peores seguirán siendo los mismos. Los déficits de este ejercicio tienen que ver con la posibilidad de habituación de la policía. Y de que consideren que cumpliendo los requisitos de ALTUS están alcanzando conformidad en términos de que eso mide la gestión policial. Pero esto no es así. Esto solo mide cierta dimensión, ciertos aspectos.

El otro déficit relacionado con la habitación es que: si seguimos midiendo lo mismo, de la misma forma, no vamos a tensionar. El imperativo es pasar a un estadio de mayor exigencia. Por ejemplo acercarnos más a una auditoria. Por ejemplo hacer la visita sin previo aviso.

La Semana de Visitas es una punta de lanza en nuevos esfuerzos por democratizar las instituciones policiales sistemáticamente comprometidas con violaciones de Derechos Humanos. Es imperativo que la sociedad civil ejerza más control. Los instrumentos son calve. Este ejercicio debería mantenerse, expandirse en términos de frecuencia, ya no como Semana sino como ejercicio permanente.-

Entrevista a Alejandra Mohor
Coordinadora del Área de Prevención del Delito del Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

¿En qué consiste el programa de Semana de Visitas a las Estaciones de Policía?
Lo ejecuta CESC para América Latina. Somos miembros de ALTUS que es una Alianza de Centros Académicos que se dedica a temas de seguridad sobre todo en el ámbito de la justicia y el sistema de Policía. Nosotros coordinamos la experiencia. La metodología se ha ido perfeccionando con los años y los diferentes centros del mundo.

¿De qué se trata?
Esta iniciativa consiste en que desde la comunidad se organizan equipos que visitan las estaciones de policía de sus barrios utilizando un cuestionario estandarizado que observe cuál es la orientación al público. Esa es la idea. No se pretende evaluar si es una comisaría es eficiente o no, si detiene a más o menos personas. Es vista por los usuarios en un sentido más pragmático. Yo coordiné esto hasta el año 2010 que me hice cargo del Área Prevención de CESC.

¿Qué se busca a partir de las visitas?
Hay un eje fundamental que tiene que ver con la supervisión y rendición de cuentas de la policía. En principio, en la medida en que las institucionales policiales rindan cuenta a la comunidad, y ésta pueda supervisar su gestión, la policía va a realizar un mejor trabajo. Los objetivos más específicos tienen que ver con acercar a la comunidad al trabajo de su unidad policial, bajo el supuesto de que existe una brecha. Los visitantes van, observan y luego responden un formulario. La visita es sólo de observación. Luego completan el cuestionario, puntúan lo que ven en una escala de 1 a 5, o sea: hay una primera parte en forma de encuesta. Le das un puntaje a estos ítems de observación, a continuación el grupo conversa, discute lo que vio. Uno de los visitantes es el jefe y responsable de llevarse todos los cuestionarios y cargarlos en una plataforma. Es importante lo que puedan sumar respecto a la observación cualitativa: prácticas interesantes que detectaron.

¿Qué ejemplos se pueden dar de estas buenas prácticas?
Hace unos años en Chile llamó la atención de los visitantes que una estación, en la sala de espera, tenía un rincón con una alfombra de colores, sillitas pequeñas y juguetes didácticos. Eso era para que las señoras cuando iban con los niños los pudieran dejar ahí mientras ellas hablaban con la policía. Eso se traspasó a la evolución cualitativa. Y luego se consideró una buena práctica. Ha sido bien interesante porque a partir de reconocerla, se empieza a replicar en otras estaciones.

¿Las malas prácticas se informan a las estaciones?
En AL hemos optado por que cada país debe tener una actividad de devolución de resultados a la policía. En 2009 por ejemplo, además de hacer un gran evento de devolución de resultados, organizamos un taller con los jefes de las estaciones de la PDI para mostrarles los resultados. Ellos evaluaban su propia comisaría, trabajaban en grupo. En general los mandos de la Policía dicen que no pueden hacer mejoras porque no tienen recursos. Un poco el intento fue que las buenas prácticas que se encontraron en nuestro país o en otros ayudaran a proponer soluciones sin necesidad de tener mayores recursos. Este taller se hizo toda una mañana con todos los jefes de la PDI de la región metropolitana y los jefes de zonas. Les presentamos los resultados que había obtenido su institución, hicimos una mirada de los años anteriores, cuánto habían mejorado en algunos aspectos. Siempre desde una perspectiva de crítica constructiva. La situación es que tu te enfrentas a otro, tu interlocutor no esta muy abierto a que vengan de la academia a decirle cómo debe llevar su casa y el ejercicio era explicarle: yo no vengo a decirle como llevar a su casa sino a ayudarle a que su casa sea más acogedora, porque su casa no es su casa, su casa es un servicio público. Entonces la opinión de los usuarios de ese servicio es sumamente importante. Tuvimos un comienzo de mañana bastante difícil pero al final de la jornada el saldo fue positivo. Prueba de eso es que la PDI como institución se la jugó bastante por este programa y por las observaciones que nosotros hacíamos y comenzó a implementar transformaciones y entregar recursos adicionales en función de las observaciones.

¿Qué cambios se implementaron?
Cambios tan simples como: cuando entrabas a una unidad de la PDI, la persona que te recibía, el oficial de turno, estaba detrás de un mesón, y apenas alcanzabas a ver a quien estaba hablándote y menos ver que había para el otro lado. Es como esta idea del juez que esta más arriba. Eso fue un aspecto muy comentado. Y la policía dijo, sí, en realidad nunca se nos había ocurrido que esto generaba una distancia con el usuario y cortaron todos los mesones de las unidades policiales. Rompieron una barrera. Que quizá no tenía el fin de ser barrera sino que estaba basada en la comodidad del funcionario que estaba del otro lado, y que nunca se había puesto del otro lado del mesón. Y ese es el ejercicio que le invitamos a hacer nosotros.

¿Qué otras transformaciones podría contarnos?
Se han introducido mejoras importantes en la zona de detención, con mayor lentitud porque ahí se necesita inversión. Pero sí hay un reconocimiento de que las zonas de detención no deben ser dejadas al abandono “porque allí echas al malo, al delincuente”. Entonces: sí importa cuando están sucias porque no es una persona condenada, está solamente detenida y más allá de eso, debe hacer uso de sus garantías constitucionales y de los derechos humanos. No se pueden vulnerar esos aspectos.

También se empezaron a implementar afiches en las unidades policiales con los teléfonos más importantes, qué había hecho la comisaría en el periodo anterior en términos de investigación judicial, cuál era el nombre de la persona a cargo, cosas que pueden pasar rudimentarias pero no estaban implementadas.