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“Después de 4 años siendo madre aun no me acostumbro ni me adapto al rol que me impuso la sociedad por ser mujer”. Sentada frente a la cámara Nahir lee un texto del celular. Cuenta su historia, la de una chica que a los 18 años fue obligada a continuar un embarazo no deseado. Que hoy, a los 22, sufre trastornos de ansiedad y depresión.

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A los 15 Nahir conoció a un pibe. “En ese momento consideraba que estaba enamorada, aunque en realidad no sabía lo que era el amor”, lee frente a la cámara. Cuenta que el pibe comenzó a celarla y a perseguirla. “Tuve la mala suerte de cruzarme con un psicópata”. La llamaba todo el tiempo, la vigilaba. Tres años después ella logró dejarlo. A las pocas semanas se enteró que estaba embarazada.

Nahir tenía 18 años y no deseaba ser madre. “En ese momento tenía una amiga que había abortado recientemente. (…) Lo único que tenía entendido es que le había salido muy caro a sus padres. Nadie hablaba de socorristas ni de médicos pro aborto, no sabía a quien recurrir”.

Le habló a su mamá. Le mostró el test y le dijo que no lo quería tener. “Me miró con desprecio y me dijo que después hablábamos”. Volvieron a su casa caminando. En el camino la adolescente rompió el silencio: insistió que no quería ser madre. Su mamá la amenazó con echarla de la casa. Le dijo que si no quería tenerlo ella lo iba a criar. “Esa promesa jamás se cumplió”.

Ese día Nahir lloró hasta quedarse dormida. “Asumí que la vida como la conocía había terminado”.