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Cosecha Roja.-

Milton Ponce pasó un mes en terapia intensiva y sobrevivió al gatillo policial en el barrio de Saavedra, en 2013. Quedó sordo del oído derecho por el disparo. A fin del año pasado vio cómo condenaban al agente de la Bonaerense David César Cabaleiro a diez años de prisión. Hoy la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la pena.

El fallo de los jueces Mariano Hernán Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Gustavo M. Hornos encontró culpable al policía por “tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego” en perjuicio de Ponce. Los camaristas consideraron que actuó con frialdad, que le correspondía responsabilidad por su función como oficial de una fuerza de seguridad y por el daño que causó en la salud de la víctima.

Leé la crónica de diciembre de 2014, cuando condenaron al policía.

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Después de escuchar la sentencia que lo condenó a diez años de prisión, el policía David Cabaleiro pidió perdón por intentar matar a Milton Ponce en la puerta de un salón de fiestas de Villa Urquiza, en septiembre de 2013. El joven pasó un mes en terapia intensiva y sobrevivió al gatillo policial. El abogado de Ponce, Fernando Sicilia, había pedido 14 años porque el disparo del oficial fue con el arma reglamentaria en un día franco. A Lucas Boldrin, el oficial que le pegó, le dieron seis meses de prisión en suspenso.

Eric Milton Ponce charlaba con unos amigos apoyado en un auto, en una plaza de Villa Urquiza. Era una tarde de primavera de 2013 y en el salón de enfrente festejaban una comunión. Dos policías salieron de la fiesta: él les quiso hacer un chiste, discutieron y le pegaron hasta dejarlo en el piso. Uno sacó un arma y le disparó en la cabeza. El joven pasó un mes en terapia intensiva, una semana en coma inducido y se salvó. Ayer terminó el juicio contra David Cabaleiro, el sargento de la Bonaerense que intentó matarlo.

“A Milton le tiraron por la espalda, cuando estaba en el piso”, dijo a Cosecha Roja, Fernando Sicilia, uno de sus abogados. La querella pidió que se condene a Cabaleiro por intento de homicidio triplemente calificado, porque usó un arma de fuego, porque era policía y porque “lo fusilaron” cuando él estaba tirado y de espaldas.

El policía tenía prisión preventiva porque de las pericias determinaron que la bala de la cabeza de Milton salió de su pistola, y durante las audiencias del juicio se negó a declarar. El año pasado, Cabaleiro era sargento en la Comisaría Segunda de San Isidro. Ese domingo 29 de septiembre estaba de franco. Cuando salió de la fiesta a ver qué pasaba, tenía el arma encima. El sargento ya fue desafectado de la órbita del Ministerio de Seguridad bonaerense.

El hermano de Cabaleiro, José Luis, era oficial de la policía Metropolitana y estaba acusado de robar el casquillo de la bala y así evitar que los investigadores lo encuentren. Pero el juez Rodrigo Pagano Mata lo sobreseyó porque el Código Penal no admite la figura de encubrimiento entre parientes.

Lucas Boldrin también estaba imputado por de haberle pegado a Milton y a sus amigos, y le dieron seis meses de prisión en suspenso.

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-Éste es mi auto, ¿se pueden correr?-, Pablo Ledesma iba a la fiesta, en el salón que está enfrente de la plaza Alberdi, en Villa Urquiza.

-Ya te lo cuidamos. Nos podrías tirar veinte mangos-, le respondió Milton.

-Ustedes me tienen que pagar a mí porque están apoyados en mi auto.

Ledesma se fue. Y al rato volvió con dos personas más.

-¿Qué se hacen los vivos pidiendo plata? Quédense piolas que estoy enfierrado-, dijo uno.

-¿Y qué vas a hacer con el fierro? ¿Cómo me vas a pegar un tiro por una broma?- preguntó Milton.

“Fue en broma y el tipo lo entendió. Cualquiera se daba cuenta de que era un chiste”, dijo Milton tiempo después a la prensa. Pero David Cabaleiro disparó y la bala entró por el lado derecho de su cabeza. “Me pegaron y me caí al suelo. Eso es lo último que me acuerdo”, contó. Los amigos lo llevaron de inmediato al Hospital Pirovano. Luego, cuando el abogado de Milton, Emiliano Montini se presentó en la comisaría para notificar que la escena del crimen estaba desprotegida, lo obligaron a que se fuera. Cuando quisieron hacer la denuncia en la comisaría 49 pero como el comisario no estaba, no se la tomaron.

Milton tiene 30 años y la bala le dejó un edema cerebral que le impide escuchar por el oído derecho.