la fielRosario Marina – Cosecha Roja.-

Era fin de semana largo y Jonathan Villegas, de 21 años, había ido con su familia al balneario El Diquecito de Carlos Paz, un lugar conocido como “El Parador de la T”. Quizás para que se acostara su hijo de seis años, o quizás para secarse, desplegó una toalla de Belgrano, eterno rival del club Talleres de Córdoba. Alguien se acercó a decirle que la sacara. Minutos después “El Verde” le clavó el cuchillo en el pecho y lo mató. “El Verde” –le dicen así por los tatuajes- era el guardaespaldas de Carlos Pacheco, uno de los líderes de la barrabrava de Talleres, La Fiel. Con los capos presos por el homicidio, los más jóvenes se disputan el control de la barra.

Darío Cáceres, el otro líder, no lo vio. Estaba en la cancha, en Buenos Aires. Ese día le tocaba a su facción infiltrarse en la platea. Cada vez que jugaban de visitantes, se turnaban para ver quién iba: una vez los de Pacheco, otra los de Cáceres. El partido fue el lunes 23 de noviembre. Jonathan Villegas ya estaba muerto. La puñalada había sido el sábado. Por el asesinato están presos los dos líderes.

Desde que La Fiel quedó acéfala, los grupos más pequeños tienen la ilusión y se empiezan a pelear para ver quién suma poder en estos meses que Cáceres y Pacheco no están. Y la disputa vuelve al territorio originario. La barrabrava de Talleres antes de ser La Fiel se llamaba Las Violetas, porque era de ese barrio. La Fiel los fue corriendo del centro del Viejo Estadio Córdoba, y ahora los líderes son del barrio Libertador uno, y de José Ignacio Díaz el otro.

Las Violetas es “uno de los barrios más conflictivos de Córdoba”, aseguró a Cosecha Roja el comisario inspector Gabriel Álvarez. En la plaza principal mataron a Romina Valdéz. Un tiro en la garganta en medio de una pelea el 22 de febrero.

Las dos facciones se disputan el control del barrio. Esto significa: quién maneja los hechos delictivos y la droga. “El barrio está muy dividido”, dijo Álvarez.

Los tiros, las corridas, las venganzas se sienten más desde noviembre, desde que La Fiel quedó sin líderes. Aunque ya hace cuatro años que estas divisiones se empezaron a formar. Después de la muerte de Valdéz, la policía recibió un hombre con tres tiros en la espalda. Pensaron que tenía que ver con ese crimen. No era cierto. Le había disparado uno hombre de Los de la Plaza a otro hombre de Los de la Plaza. Se desconocieron. La violencia entre ellos es constante.

Según Darío Juárez, de la división de homicidios de Córdoba, el crimen de Valdéz no tendría con ver barrabravas. “Son las bandas que se disputan el barrio y ella quedó en el medio”, aunque no descarta que el sospechoso pertenezca a una facción de la hinchada de Talleres.

La Fiel lidera la barra hace 12 años. Y dentro de ella, hay facciones. Una de ellas sería los Ñapatos. Aunque existan, nadie, ni en la hinchada ni en la dirigencia, los conocen todavía. Seis de ellos fueron detenidos esta semana.

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El crimen de Villegas desató otro escándalo, porque meses antes, en mayo, la Legislatura cordobesa había premiado a la Fundación La Fiel –la ONG de la barrabrava- por erradicar la violencia en el fútbol. Darío Cáceres era el titular de la Fundación.

Talleres de Córdoba cumplía 100 años como club. La Legislatura les iba a dar un reconocimiento, y la barrabrava también quería participar. Por eso le fueron a pedir a Carlos Alessandri, legislador de Unión por Córdoba (del delasotismo) que se los diera. Él accedió. No los conocía.

Darío Cáceres y Carlos Pacheco, los dos líderes, recibieron el reconocimiento a la no violencia en el fútbol. Seis meses después estaban presos. Por el crimen de Villegas, la Legislatura les quitó el premio.

“Me puedo haber equivocado en ese contexto, pero la intención era una distinción contra la lucha contra la violencia en el fútbol”, dijo Alessandri, después de haber recibido duras críticas por la distinción. También, que se sentía “estafado” por La Fiel, y que pecó de ingenuo. “Estoy abochornado por la muerte de un chico de 21 años, pero ocurrió en una situación de instancia privada, no tiene nada que ver con la violencia en el fútbol”, se justificó.

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las violetas

En 2001 la hinchada de Talleres se llamaba Las Violetas, y su líder era Lucho Argañaraz. Llevaba ese nombre porque todos sus integrantes vivían en el barrio Las Violetas. Después de varias peleas en las tribunas, La Fiel toma el mando y corre a Las Violetas del Viejo Estadio Córdoba. Las Violetas siempre ocupaba el centro del estadio, y La Fiel al costado. A medida que fue sumando gente, le quitó el liderazgo.

Con el correr de los años se consolidaron los dos líderes. Carlos Pacheco, del barrio El Libertador, el más grande de Córdoba. Y Darío Cáceres, de José Ignacio Díaz. Antes, los dos eran barrabravas de Los Andes, un equipo más chico.

Como lo hizo La Fiel con Las Violetas. Así está pasando ahora con la barrabrava de Talleres de Córdoba y los nuevos grupos en formación que pretenden, en unos años, tomar el liderazgo. Los llamados Ñapatos y Los de la Plaza son jóvenes: tienen entre 30 y 35 años. Los líderes actuales tienen más de 50.

La Fiel, además, es una barra conocida por xenófoba. A sus eternos contrincantes, Belgrano, los discriminan diciéndoles “bolivianos”. Por eso también fue tanta la polémica de la premiación.

Hoy, La Fiel maneja 2500 de los cinco mil carnés de socios. El club juega en el Nacional B y está saliendo de un proceso de quiebra.

En diciembre, cayó otro de los barras de la facción principal: Sergio Rosendo Álvarez. Por el crimen en el balneario El Diquecito, están presos: Darío Cáceres, Carlos Pacheco, Matías Pacheco –hermano de Carlos-, Marcos Darío Castillo, que es el que habría apuñalado a Jonathan Villegas, y Yolanda Sara López, la madre de los Pacheco, por entorpecimiento funcional. “Esa investigación estaría finalizada. Ahora hay que esperar lo que el fiscal vaya a disponer”, dijo a Cosecha Roja Juárez.

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Balneario

El martes, el Departamento de Robos y Hurtos detuvo a seis personas. Según el comisario Álvarez, son de la fracción de los Ñapatos.

“No van a tener mucha llegada a La Fiel grande. Tienen su grupo para el día de mañana poder disputar el liderazgo”, explicó el comisario.

El delito: el 9 de enero entraron a una casa en Las Violetas, amenazaron a la gente y se llevaron los electrodomésticos. Lo que no se podían llevar, lo rompieron.

“Cuatro detenidos son de los Ñapatos, y los otros dos son los perros de ellos”, dijo Álvarez. Y remarcó que los cabecillas son hermanos, y que a partir de su detención el barrio está más tranquilo.

La investigación sigue, porque todavía buscan a dos más: uno de los Ñapatos y otro de Los de La Plaza. Uno de ellos es el sospechoso del crimen de Valdéz.

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Ahora, La Fiel espera. No saben qué va a pasar con sus dos jefes. Están con prisión preventiva desde fines de noviembre. Los comentarios de la hinchada dicen que como Cáceres no estaba en Carlos Paz, no está vinculado al crimen.

Según la dirigencia del club, ninguno de los dos líderes tiene antecedentes de violencia en la cancha. Y explican que lo de Villegas no fue un hecho de la barra, sino algo personal. Pero que la noticia resuena porque son integrantes de La Fiel.

Cuando mataron a Jonathan Villegas, la facción de Cáceres, que estaba en Buenos Aires, intentó separarse de Pacheco. Porque lo que estaba claro era que había sido gente de Pacheco la que había dado la puñalada.