Cosecha Roja.-

Ayer, Osvaldo “Karateca” Martínez dejó la prisión en la que estuvo durante los últimos seis meses, acusado de haber asesinado a cuatro mujeres en la ciudad de La Plata. Al salir, dijo entre lágrimas: “Fue un momento esperado por mucho tiempo, lo esperé cada noche”.

Bárbara Santos y Osvaldo Martínez comieron torta la noche del 25 de noviembre de 2011. Era el cumpleaños de ella y todos soplaron las velitas. En la noche del 27, un asesino actúo con precisión: con un cuchillo y un palo de amasar mató a Bárbara Santos a su hija, Micaela Galle; su madre, Susana de Barttole, y una amiga, Marisol Pereyra .

Tanto el exdetenido como su abogado apuntan contra la justicia. La investigación del cuádruple crimen, dicen, se armó igual que la causa Candela: un montaje para demostrar una supuesta eficiencia de la Policía Bonaerense  y la justicia en casos que conmocionaron a la opinión pública.

Cuando el cuádruple crimen causó revuelo mediático, y Martínez aparecía en el horizonte como el único responsable de la matanza, los medios apuntaron a sus celos y a la disciplina que practicaba desde los 12 años: el karate. Fue suficiente para recrear las mentes de los lectores desatentos. La conclusión era obvia: un karateca que actuó enceguecido por los celos mató a su novia y a toda la familia.

Las huellas de una zapatilla sobre los charcos de sangre que estaban en los pasillos eran una prueba concreta. Los medios aseguraron que los moretones en los brazos de Martinez lo inculpaban. Fue detenido en su casa de 156 y 525, en Melchor Romero, cerca de La Plata.

Ahora, la situación cambió. La Sala III de la Cámara de Apelación y Garantías de La Plata votó por mayoría que, en base a las últimas pruebas presentadas, se demuestra “que el causante, al momento de sucederse los hechos, se encontraba en su domicilio”. En el crimen también está imputado Javier “La Hiena” Quiroga, el albañil quien meses antes confesó haber estado en la escena del crimen y que hoy es el único detenido. Quiroga, además quedó involucrado por el ADN que se encontró en la escena del crimen.

“Con este fallo logramos tranquilidad”, dijo a Cosecha Roja Hermina López, la madre de Osvaldo Martínez. “Ahora lo podemos ver y saber que está bien. Está muy triste por lo que pasó, pero ahora tenemos que acompañarlo para que haga su duelo en paz”.

Las pruebas

La madre del karateca Martínez recorrió cielo y tierra para desentrañar el caso y decirle al mundo que su hijo es inocente. “Tuvimos que pagar una escribana para que constate todas las pruebas que hacíamos. El fiscal Alvaro Garganta, en el mismo momento que estaban resolviendo la libertad de mi hijo, destruyó las pruebas que hicimos”.

La mujer lagrimea cuando cuenta la trama que hay detrás de esta causa. “Comprobamos mandando un mensaje de texto en el mismo lugar, la misma hora y me sucedió lo mismo que a mi hijo: lo tomó la antena de Gonnet”. Esa fue una de las pruebas por las que lograron su liberación.

Marcelo Mazzeo, abogado de la familia, comparó la causa con la de Candela, la chica secuestrada hace casi un año en el oeste del conurbano. Aquella investigación terminó en un escándalo. Ambos casos tuvieron alta rotación mediática y detenidos a las pocas horas del hecho.

“Con esto vieron la oportunidad para decretar: Policía rápida y justicia eficiente, explicó Mazzeo. Necesitaban tener el cuádruple crimen resuelto, como el de Candela, en pocas horas. No se dieron cuenta que hacían falta pruebas científicas y determinar los hechos. Nunca hubo rastros de él ahí, pero creyeron que porque era celoso y practicaba karate era un asesino ideal”.

En el caso Candela sucedió algo parecido. Se detuvo a los sospechosos que tenían a mano y más tarde debieron liberarlos por falta de pruebas. Hoy, la hipótesis más concreta es que se trata de una venganza por problemas ligados al narcotráfico.

¿Quién es Victor Chavarría?

“La ex pareja Marisol Pereyra, Víctor Chavarría, tenía una causa que se cerró un mes antes de la tragedia. En esta causa, la defensora era Verónica Garganta, la hermana del juez que entiende en la causa de mi hijo”, dice Herminda, la madre del karateca.

Marisol Pereyra es la compañera de trabajo de Susana Bártole que el remisero Marcelo Tagliafierro llevó hasta la casa del crimen. Chavarría estuvo en pareja con Pereyra durante 10 años, tuvieron dos hijas y se separaron hace dos años y medio. Sin embargo, se veían todos los días para llevar a las nenas a la escuela.

La relación con Marisol era violenta. “Siempre fue tirante, con discusiones por la plata, los horarios y esas cosas. Últimamente hablábamos menos porque estaba bastante irascible conmigo”, declaró el hombre a la Policía.

López, la madre de Martínez, asegura que Chavarría nunca fue investigado por la causa. “¿57 llamados en un día no es acoso?”, se pregunta Herminda. Y agrega: “Garganta se refirió a Chavarría como ‘un buen tipo’. Me enteré también que le decía a su mujer: ‘Si te encuentro con otro, hija de puta, te mato’”.

La familia de Martínez asegura que el asesino es Quiroga pero también van por Chavarría. “Hay una hipótesis que manejamos al respecto pero no puedo decir mucho más”, confía la mujer.

Pasaron diez meses desde que la opinión pública amaneció con la noticia del crimen. En la memoria de muchos todavía sigue fresca aquella mañana en la que en la casa de La Plata se encontraron los cuerpos de las cuatro mujeres, el palo de amasar ensangrentado y con pelos adheridos, cuchillos, la sangre y la casa desordenada por completo. Hoy, 10 meses después, no se sabe a ciencia cierta quién fue el asesino. En el caso Candela, menos.

 

Foto: Nacho Sanchez