Molotov
Uruguay, El País-.

El móvil de estos atentados era la presión que este hombre -M.J.M.T. (40), músico, conductor de una radio comunitaria y barman- intentaba ejercer sobre una mujer con la que pretendía entablar una relación de pareja. El sujeto había optado por una metodología más cercana al terrorismo que a la de un amante despechado y había arrojado bombas incendiarias cuatro veces contra fincas ubicadas en Hocquard y Juan Paullier y otra en Gonzalo Ramírez y Gaboto.

Además de estas acciones, el “unabomber” criollo había enviado varias cartas amenazantes, así como llamadas telefónicas a la mujer blanco de los ataques. La peculiaridad de estas acciones puso a la DGII sobre la pista del individuo.

Las investigaciones condujeron hasta M.J.M.T., pero al allanar su casa la sorpresa de los investigadores de la DGII fue mayúscula: en la vivienda hallaron varios “cócteles molotov” preparados, así como el material necesario para construirlos. No fue esto lo único que llamó la atención de los agentes de inteligencia policial. Entre sus pertenencias hallaron un carné falso que acreditaba su supuesta pertenencia a un servicio de inteligencia de Estados Unidos.

Con esa identificación había recorrido el barrio de su víctima, procurando extraer información acerca de ella entre los vecinos.

En el disco duro de su computadora personal se halló abundante información obtenida en internet, tanto sobre la fabricación de explosivos, como sobre atentados recientes. Si bien la DGII no halló ninguna evidencia de que M.J.M.T. estuviera vinculado a algún tipo de organización política o extremistas de algún tipo, todo este material despertó profunda preocupación.

Fuentes de la DGII indicaron a El País que la aparición cada vez más frecuente de atacantes solitarios -o “lobos solitarios” como se los conoce en la jerga de los servicios internacionales de seguridad-, empieza a ser prioritario para los servicios de información y seguridad. Este fue uno de los temas dominantes en la reciente reunión de la Comunidad Latinoamericana y del Caribe de Inteligencia Policial (Clacip), cuya secretaría general ejerce el director de la DGII uruguaya, el inspector principal José Colman.

De momento, la investigación solo permitió al juez penal Gabriel Ohanian procesarlo por los atentados a las dos fincas, por delitos de violencia privada y daños. Sin embargo, el caso continúa abierto ya que se estudia ahora su posible conexión con otros ataques con bombas incendiarias, como el que se cometió contra la Seccional 4a., en cuya jurisdicción precisamente ocurrieron algunas de las acciones de este hombre.

En cambio, se descarta su vinculación con la destrucción de un quiosco de diarios y revistas durante los festejos de parciales de Peñarol, que aún se investiga también.